Gael García Bernal proyecta hacer teatro en Buenos Aires

Del otro lado de la línea, se lo escucha animado. “Feliz”, define Gael García Bernal (32). Antes de comenzar la entrevista telefónica, acordamos no hablar de su vida íntima.

 Sabemos que su hija menor, Libertad, ya tiene tres meses de vida. Y que Lázaro, el mayor, está en el jardín de infantes. En salita de tres. Dicen también que la convivencia con su mujer, Dolores Fonzi, en un departamento del barrio de Palermo, marcha sobre firmes carriles. “Quiero hacer teatro en calle Corrientes con mi amigo y hermano Diego Luna”, dispara. Y, casi sin reparar en la primicia que acaba de arrojar, continúa hablando del documental Planeta urbano, de Discovery Chanel, que lo tiene como narrador.

–¿Te preocupa el planeta que les dejarás a tus hijos, Lázaro y Libertad?

–¡Claro que me preocupa! Si nuestros abuelos y padres veían un destino caótico, como padre, a esta generación la veo catastrófica. Tenemos que corregir el rumbo.

–¿Cómo colaborás en tu vida cotidiana para corregir ese rumbo?

–Hago lo que puedo: ahorro luz y agua… Cada uno aporta un granito de arena. Por eso me comprometí tanto con este documental que me llenó de alegría.

–En él hablás sobre hombres que arriesgan su vida en sus trabajos. ¿Qué riesgos tiene el tuyo?

–En el día a día arriesgamos la vida, pero no se compara. Porque en Buenos Aires es bastante peligroso circular como peatón, por ejemplo. [Ríe.] Hay mil razones o circunstancias en las que uno corre peligro. También, como actor, corro algunos riesgos. En una película quedé encerrado durante horas en una habitación y en otra me tocó nadar el río Amazonas durante varias noches.

–¿Qué hay de cierto en eso que estuviste a punto de morir de hipotermia?

–Casi muero durante la filmación de Diarios de motocicleta, en el Amazonas. Nadamos tres noches y era muy singular la sensación, porque el agua es oscurita y llena de sedimentos. No veía mucho, pero sabía que en sus profundidades hay una vida abrumadora. Deberías haber visto mi cara ahí, como siempre, confiando en los dioses del cine…

 
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