Herederos y los muertos que carga

Claramente la muerte es uno de los recursos más utilizados por los autores para “sacar de pista” a los actores que ya han cumplido su misión o se quieren ir. En este sentido, la novela de Pol-ka es más que una predicadora.

Desde el debut en El Trece (fines de enero) al día de hoy, la ficción acumula doce muertes; todos personajes que, por una u otra razón, han sido borrados de la escena porque ya “no servían”, “molestaban”, “perjudicaban” o “servían”.
De hecho, el primer fallecimiento se vio en el primer capítulo de la ficción y fue el detonador de la venganza del protagonista (Antonio/ Luciano Castro).
En efecto, la primera víctima fue Angie (Gabriela Coppa), asesinada por Cosme (Sergio Surraco).
La siguió el Juez Santos Eugenio Pratt que, ocho capítulos después, fue el primer sacrificado de la Logia.
La tercera en caer en la trampa fue Sofía de Tedeschi que, paradójicamente también ocho episodios más tarde, cayó en la red.
Siguiendo con esta línea numérica, tras ocho episodios “no la contó más” Dionisio Mestre (Alejo García Pintos) por obra y gracia de Octavio (Rodolfo Ranni).
Seis días, más tarde, en tanto, Chávez fue asesinado por Martín (Daniel Kuzniecka) y unos días después, el elegantísimo Jacques (Michel Noher) pasó a mejor vida por culpa de la Logia.
Promediando el capítulo cincuenta, un asesino (Martín Sastre/ Kuzniecka) fue asesinado, y once capítulos después, Julia Monteleone (Paula Morales) se convirtió en una nueva víctima de Octavio (Ranni).
Más tarde le llegó la hora a Estefanía, y un día después, Sara Puentes (Beatriz Dellacasa) fue asesinada por un sicario.
Cierra el círculo de la muerte Andrés Gutiérrez (Benjamín Amadeo), cuya desaparición fue crucial para el “borrón y cuenta nueva” que experimentó la ficción hace algunas semanas.
Para más, hubo dos personajes (Mauricio San Marco –Miguel Habud y Angerda Piave (Érica Wallner), ex esposo y madre de Regina (Leonor Benedetto) respectivamente que están fallecidos y se le aparecen/aparecían en sueños.
De esta manera Herederos de una venganza deja asentado que “la muerte le sienta bien”.