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"La infidelidad no es la muerte de nadie"

Los protagonistas de Herederos de una venganza aseguran que el éxito de la tira no es por la cantidad de escenas de sexo, aunque deslizan que tienen menos promoción que Los Unicos. La actriz sostiene que el cachet no baja luego de un fracaso y el galán dice que no le gusta levantar banderas políticas como muchos de sus colegas.





Romina Gaetani y Luciano Castro conforman la pareja más caliente de la televisión por sus personajes en Herederos de una venganza (El Trece), que hacen que sea la ficción más vista del prime time, sustentada en una historia de traiciones y escenas eróticas. Esta semana, en el reencuentro entre Antonio Puentes (Castro) y Mercedes Leiva (Gaetani) en Vidisterra –el pueblo ficticio montado en estudios de Don Torcuato– terminaron haciendo el amor y la audiencia calentó la pantalla de la señal del Grupo Clarín para alcanzar los 22 puntos de promedio. Sin embargo, los protagonistas afirman que “no nos creemos que somos los más calientes. Marcela (Kloosterboer) y Marcos (Caponi) hicieron escenas hot. Es una ficción de mucho laburo y entrega de todo el elenco, técnicos, productores”. 
—¿Esperaban este éxito?
CASTRO: Si nos va bien es porque hicimos las cosas bien. Al estar en el prime time no hay muchas especulaciones, nos tiene que ir bien, aunque no tenemos presiones; por más que la realidad dice que las posibilidades de trabajo son cuatro, dos en cada canal, si viene una hay que aprovecharla.
—¿Tienen un perfil más bajo que “Los Unicos” en promoción y consiguen mejores resultados?
C: Sí. Somos “bianchistas”. No necesitamos perdirle más nada a nadie, los resultados están en la cancha. Bianchi siempre fue de perfil muy bajo, se dedicó a entrenar y a trabajar a sus equipos en Boca, no vender humo. Acá todos tenemos ese perfil, desde el elenco hasta los directores. Lo que nos brinda la empresa es lo que hay... Por lo menos en este elenco, porque he trabajado en otras ficciones que pedíamos más que un ciego.
—Cuando competían con “El Elegido” le sacaban 10 puntos de rating y ahora sucede casi lo mismo con “Cuando me sonreís” (21.5 vs. 12.4). ¿Cuánto creen que tienen que ver las escenas de sexo?
GAETANI: La verdad es que no hay que discutir cuál tiene escenas de sexo. Son producciones totalmente distintas, no se pueden comparar y por suerte la gente tiene el control remoto para elegir.  
C: Yo trabajé en diversos lugares porque era pibe y tenía que ganarme el pan. Hoy me fijo en quiénes me van a rodear y no en la cantidad de escenas de sexo que tiene el guión. Busco sentirme bien, si no agarro mis cosas y me voy. Y no me importa que mida 40 puntos, no estoy dispuesto a pasarla mal bajo ningún punto de vista.
—Hiciste “Amanda O”, que no rindió. ¿Les bajan el cachet a la siguiente oferta laboral?
C: (Interrumpe) Amanda O no era pensado para televisión. Fue una idea brillante de Natalia (Oreiro) y con otro fin.  Juro que nunca miramos el rating de Amanda O. Todo esto es muy cíclico, siento que estoy en una racha que traigo de LaLola, pasando por Valientes y ahora Herederos.... Si una persona me baja el cachet porque vengo de un fracaso, le pego un voleo en el orto. No trabajo con una persona así. Me paro y me voy.
G: ¿Cómo era la pregunta?
—Si baja la expectativa de cachet si venis de un proyecto que no funcionó...
G: ¡Ah! A mí nunca me pasó. Ponerse hablar de dinero es relativo... Creo que grandes actores han tenido éxitos y fracasos y después no valieron menos. Cuando uno es bueno, tiene prestigio, el talento perdura, y la gente que trabaja en los medios lo sabe. Hablar de rating es hablar de algo frívolo, es un negocio de la gente que trabaja en televisión. Si ganan guita o no es un problema de ellos, nosotros sabemos a qué nos exponemos cuando hacemos ficción.
—Esta semana tu personaje Mercedes le fue infiel a Benicio (Benjamín Vicuña). ¿Creen que la traición amorosa dejó de ser un tabú?
C: No creo que tabú, sino que dejó de ser tan grave. Muchas veces necesitás que te pase para madurar. Cada pareja es un mundo. No es como antes, que cuando eras infiel eras una puta o si eras hombre, un desastre. Era pecado, un caos. Ahora pasó a ser lo mismo con los hijos de padres separados. Por suerte evolucionamos y ya la infidelidad no es la muerte de nadie. Hay cosas mucho más graves.
Luciano Castro, padre de Mateo (6), está en pareja con Sabrina Rojas, mientras que Romina Gaetani se separó del relacionista público Hernán Nisembaum. Los rumores de romance entre ambos, y luego de la actriz con Vicuña, aparecieron en los portales de Internet. “No me cago de risa cuando veo publicadas esas cosas, no me pasa inadvertido: se lastima a mucha gente, nuestras familias; uno puede entender pero el entorno no”, afirma la ex Botineras. Y Castro agrega: “Ya compré la frase ‘son reglas del juego’ para entrar al sistema. Las pelotas. El entorno sufre, y no es verdad que decis: ‘sabés a qué me dedico, bancatela’. No. Mi familia es de un palo diferente, la antítesis de lo que es la exposición. Muchas veces le dicen algo a mi hermano y me llama por teléfono para preguntarme si es verdad. Yo trato de quitarle interés porque son mentiras”. 
—¿Perdonarían una infidelidad?
G: No sé. Es relativo.
C: Yo no. Se rompería todo, la confianza, el amor. Ya está. No va. Tampoco puedo tirar la primera piedra, pero uno aprende de los errores.
—¿Cómo es el vínculo con Adrián Suar?
C: Bárbaro. Estamos en contacto, está presente, no llama sólo para elogiarnos sino que está atento a lo que nos falta. Es la cara visible de la empresa pero también es actor, entonces sabe lo que queremos y necesitamos. No te manda palomas mensajeras, levanta el teléfono y te llama. 
Los protagonistas dicen que invierten en el cuidado de su cuerpo “cuando pueden” y que tratan de cuidarse en las comidas. “También con el alcohol. Y siempre es bueno hacer ejercicio; en mi tiempo libre trato de ir al gimnasio y hacer un poco de boxeo”, dice Castro.
—¿Hubieran llegado hasta acá si la genética no les hubiera dado belleza?
G: Yo no sé si tengo una belleza tan hermosa. Creo que haría lo mismo... Los parámetros de belleza están más amplios, hay gente que quizá no es bella, y tiene un talento, carisma, personalidad, y te puede calentar o excitar más que el lindo. Generalmente los lindos son aburridos, me gusta más el misterio.
C: Y creo que ella (la señala a Gaetani) se dedicaría a hacer de una de mala fea (risas). Yo si no fuera lindo estaría haciendo de gordo barrabrava o estaría debajo del Puente Saavedra. 
—¿Que sintieron con el caso Candela?
G: Estuvimos todos expectantes. Fue horrible lo que pasó. ¿En donde recae? Hablar de política o inseguridad... Es un conjunto de cosas mucho más delicado. Muchos dicen sus opiniones, pero creo que uno debe tener recaudos.
C: Como padre, lo único que te puedo decir es: pobre nena... Pobre nena. 
—Son tiempos del Boca vs. River. Una lucha entre el Gobierno y el Grupo Clarín. ¿Cómo lo viven ustedes que trabajan en la pantalla de El Trece?
C: No nos afecta. Es nuestra ficción, no bajo línea, no hago noticiero. Me importa un carajo la política a través de mi trabajo. Leo mucho de politica, escucho, me interesa saber quiénes son los que están en el Gobierno. Hoy estoy en un canal, mañana puedo estar en América, Telefe, Canal 9 o Canal 7. La política me la guardo para mí, tampoco voy a levantar bandera por nadie como hacen muchos colegas que no quiero nombrar por una cuestión de respeto. Yo no le doy de comer a nadie.


Quieren hacer cine. G.M.
Luciano Castro no para. Las grabaciones de Herederos de una venganza finalizarán en noviembre, pero el actor no se tomará vacaciones: el 2 de octubre comienza los ensayos de Camino Negro, obra que protagonizará junto a Romina Ricci y Rodolfo Ranni (además, será el director), compañeros de la ficción. “Es una gran obra que ya hizo Rodolfo con Miguel Angel Solá, Betiana Blum y Juan Leyrado. Mi personaje será un camionero que se involucra con el de Romina. Debutamos el 14 en el complejo Roxy de Mar del Plata”, cuenta el ex Valientes. La que tendrá descanso es Gaetani, aunque confiesa que “tengo propuestas de teatro para el 2012”.  

—¿Que vínculo tienen con el cine?
G: Hice mi primera película, El derrotado, de Javier Torre, hace un año y medio, y se estrenó este año. Tengo muchísimas ganas de hacer cine, siento que es el momento.  
C: Yo trabajo para ganarme un lugar en el cine. No tengo un manager, me armo mi listita tipo verdulero y puse “boludo, el año que viene hacé cine”. Y escribo los nombres a quien llamar. Trato de que si me llaman estar atento, audicionar en las pelis que me entero o me gusten. El cine me encanta. 
—¿Existe el prejuicio de los directores hacia los actores/actrices de telenovela?
C: No. Hay actores que pasaron todo tipo de barreras, actores que superaron el prejuicio. ¿Quién iba a pensar que Francella sería la estrella de cine que es hoy cuando estaba haciendo De carne somos? Ya pasó. Evolucionamos. Si le rendís al director vas a laburar, si no seguiremos en el “rapipollo” laburando.



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