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Gloria Carrá y Luciano Cáceres: enamorados, vuelven a compartir un escenario

Esta es una historia en tres actos con final feliz. En el primero, trabajaron juntos y eran apenas compañeros de elenco. En el segundo, se enamoraron sobre los escenarios de La felicidad . En el tercero, lograron formar una familia.







 Detrás de ellos hay un hilo conductor, una varita mágica que los reunió. Javier Daulte, además del autor y director, es el testigo de casamiento de Luciano Cáceres y Gloria Carrá. El matrimonio regresa a los escenarios con 4D óptico y debutan el jueves próximo, el mismo día que su hija cumpla dos años.
El Cervantes renueva su cartelera con esta comedia escrita y dirigida por Daulte, interpretada por un seleccionado de artistas de la escena independiente integrado por Andrea Garrote, Elisa Carricajo, Héctor Díaz, Gaby Ferrero y Julieta Vallina, además de rostros conocidos de la televisión, como los de Rafael Ferro y el de Carrá y Cáceres.
"Obvio: yo sabía quién era Gloria Carrá, una actriz muy linda de la tele", recuerda Cáceres, de cuando la conoció, hace diez años. Ella tenía una nena de 3 años, Angela [hija de Marcelo Torres, el hermano de Diego], y buscaba cultivar un perfil bajo para poder dedicarse a criar a su hija lejos de la exposición de la pantalla chica y a estudiar teatro. Carrá era, por aquel entonces, una actriz conocida, que había trabajado en Señorita maestra, La banda del Golden Rocket y Aprender a volar, entre tantas otras. Cáceres pisaba fuerte en el circuito del teatro independiente y algo de prejuicio entre los profesionales había. "Mi educación transmitía el mensaje de que hacer TV era una forma de prostituirse. Por suerte, comprobé que eso no es así. Y cuando conocí a mi compañera Gloria, en aquellos años, me sorprendió su trabajo", dice el actor.
"Para mí es fácil trabajar con Lu porque antes de ser pareja ya lo habíamos hecho, es decir, antes de que hubiera nacido algo entre los dos. Si nos hubiésemos conocido fuera del escenario, sí me pondría nerviosa, pero no. Al contrario, me siento resguardada", confiesa la actriz.
Como toda pareja, admiten que compartir la profesión tiene sus pros y contras. Los últimos años decidieron de común acuerdo no hacer teatro para poder estar las noches en familia. Fue justamente en aquellas horas cuando ambos tuvieron trabajos destacados como villanos. Carrá, enPara vestir santos (también escrita por Daulte), como la cuarta hermana San Juan, y Cáceres, en El elegido, un oscuro, perverso y violento abogado que, entre otras atrocidades, abusó del personaje de Paola Krum en una escena de violación muy comentada. "Sufrí mucho al verla -dice la actriz-. Es raro ser espectadora de tu pareja en un rol tan cruel. A esa hora veo dibujitos, porque Manuela -de dos años- se duerme tarde y cada vez que aparece Lu grita: '¡Papito, papito, acá estoy!' a la pantalla»."
También en la profesión aparecen, exigencias del guión, las escenas de sexo. "Somos celosos los dos. Sí, sí, sí. Prefiero no saber si se va a hacer una escena de sexo", dice Carrá. "A mí me pasa lo mismo. Y no es grato hacerla tampoco. Es todo, menos erotizante." Cáceres hoy se luce en TV, en teatro y en cine. Además de 4D Optico ; actúa en Esa no fue la intención II (viernes, a las 23.30, en el Abasto) y dirige Cordero de ojos azules (Regio), con Leonor Manso y Carlos Belloso; este año, estrenará tres películas: Carne de neón , con Angela Molina, de Paco Cabezas; Uno , de Dieguillo Fernández, y Rouge amargo , de Gustavo Cova.
Hoy, juntos vuelven a los escenarios con esta comedia sobre realidades paralelas, sobre aquellos mundos posibles y la posibilidad de ser otro. "No quiero cambiar nada de mi vida. Logré todo lo que quería. Bueno, salvo ser una iluminada, pero me quedo con lo que tengo. Soy feliz; elijo mi vida", dice Carrá.
"A veces me pregunto qué tiene Javier en la cabeza. ¿De dónde saca todo ese delirio e inteligencia?", dice Carrá. Un grupo de científicos descubre por error durante un experimento en un laboratorio de alta complejidad la existencia de una realidad paralela. Entonces, la duplicación, una de las fascinaciones de Daulte, emerge. "Todos tenemos dos roles, pero no necesariamente componemos dos personajes tan distintos. El recorrido emocional que tienen los personajes se termina emparentando, pero en sus opuestos. Quizás en una realidad estás sufriendo un desengaño, pero en la otra, tu amor es correspondido", explica Cáceres.
Veteranos del universo Daulte, ésta es la quinta obra que Cáceres realiza con el autor y director (Nunca estuviste tan adorable, Bésame mucho, La felicidad , como actor, y codirigió con élAutomáticos ) y la cuarta de Carrá ( Bésame mucho, La felicidad y esa obra de culto que comenzó en el Cervantes y llegó a la avenida Corrientes, ¿Estás ahí? , una pieza que este año fue llevada al cine en España). "Todos en algún momento nos planteamos cómo sería una vida diferente, en nuestra imaginación o en nuestros sueños", opina Carrá. Dos realidades distintas en un mismo espacio y 16 criaturas. "Este es un rompecabezas moderno donde se genera una especie de vodevil moderno con entradas y salidas. Tenés que estar muy atento. Como ejercicio de actuación es increíble y complejo a la vez", dice Cáceres.
Carrá habla de una "gran pavada" que cuenta, en apariencia Daulte. "Hay un trabajo tan minucioso por detrás; una historia que tenés que contar y defender con una enorme entrega de verdad emocional." Cáceres destaca que las obras de Daulte son divertidas e inteligentes a la vez: "Piensa en el espectador. ciencia ficción y locura conviven, pero siempre de modo verosímil".
SENDEROS QUE SE ENCUENTRAN 
Javier Daulte montó hace 8 años 4D Optico en Barcelona. Por entonces, dividía sus días entre España y la Argentina. "Estaba viviendo dos realidades simultáneas." Ahora regresa con un texto propio, luego de un año de intenso trabajo, en el que continuó con Baraka y estrenó Espejos circulares, Lluvia constante y Filosofía de vida , tres piezas con actores de la talla de Soledad Silveyra, Jorge Suárez, Joaquín Furriel, Rodrigo de la Serna, Alfredo Alcón, Claudia Lapacó y Rodolfo Bebán, entre otros. Y además fue premiado por su guión de Para vestir santos, el ciclo que obtuvo el Martín Fierro de Oro.
En esta fábula, como él la denomina, habla de las vidas posibles: "Conviven en nosotros distintas realidades, como las dobles vocaciones. Somos más de una persona. Hay un yo que rige y que manda, pero también quedan rastros de aquel otro yo que pudo haber sido y no fue. Encontrar el camino personal es un trabajo de toda la vida, y es necesario poder hacer buenos duelos de uno mismo", reflexiona. Licenciado en psicología y amante de la matemática y la física, Daulte confiesa que tuvo que "matar" al psicólogo dentro de él para dar paso al autor y director: "El yo es un cementerio; son los rastros de todas esas muertes; los duelos que uno hace de uno mismo. Y cada decisión que uno toma en la vida es dejar atrás un yo posible". En este camino de encrucijadas y bifurcaciones, también hay momentos de intersecciones. Regresar a los escenarios con Cáceres y Carrá es una de ellas.
FUERON ARTISTAS PRECOCES 

Carrá sobrevivió a la denominada "maldición de Señorita maestra ", es decir, el devenir de los actores cuya carrera culminó años después o padecieron tragedias. Ella era Meche hacia 1983, la pizpireta "blanca palomita" de anteojos, además de haber participado en decenas de avisos publicitarios de la época. Luego siguieron Estrellita mía , Alta comedia y el fin de la adolescencia con La banda del Golden Rocket , donde enamoraba al personaje de Fabián Vena. El público adolescente la adoraba, y ese fanatismo continuó cuando encarnó a Blanca, la malvada de Patito feo .
Por su parte, Cáceres comenzó a estudiar actuación a los 9 años en Andamio 90, con Alejandra Boero. Sus compañeros eran Sergio Surraco, Claudio Tolcachir, Lautaro Delgado, Melina Petriella, entre otros. "Era el hijo, el nieto, el diariero, pero yo quería actuar, y a los 11 años ya estaba arriba de un escenario. Para mí nunca fue un juego, siempre lo tomé como una profesión que necesita de riesgo y de estudio".
Angela, la hija de Gloria, también es actriz. A los 13 años trabajó en La novicia rebelde y en Patito feo , en TV. "Compartimos este amor. Pero para mí, era más fácil. Mi mamá estaba todo el día para mí. Me llevaba y me traía. Yo estoy grabando o con ensayos, y tengo que coordinar que alguien de confianza la vaya a buscar.

La Nacion


 

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