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Catherine Fulop: "Lo más importante que hice en mi vida es ser feliz"

Carismática e inquieta, Catherine Fulop (47) habla sin parar, se ríe, les da de comer a sus perros y sugiere qué look le queda mejor a su hija Oriana (15), todo al mismo tiempo.

           Catherine Fulop: "Lo más importante que hice en mi vida es ser feliz"


Y está atenta a cada detalle de la producción fotográfica, como lentes, poses, locaciones, luz. Divina, se mira al espejo antes de pararse frente a la cámara: “Me gusta lo que veo. Me gusta esta etapa de mi vida”, dice, segura de sí misma. Espontánea y de buen humor, también se revela como una gran anfitriona. Cathy tiene el don de transformar una nota en una charla intimista en la que se habla con complicidad, sin tapujos.

Actriz, conductora, fotógrafa. ¿Tenés una gran capacidad para reinventarte o es puro instinto de supervivencia?
–Las dos cosas: por un lado, yo necesito y quiero trabajar, y como actriz ya no tengo edad para ser protagonista de la telenovela o una heroína, así que empecé a quedarme un poco fuera de algunos roles y, por otro lado, creo que el gran secreto de la vida es saber reinventarse. Es un proceso largo que tiene que ver con la aceptación del paso del tiempo.

–¿Este proceso de aceptación también influyó en tu imagen?
–Claro, hoy no me vestiría con lo mismo que se ponen mis hijas. Aunque en algunas ocasiones nos prestemos un vestido o un pantalón, mi look cambió bastante. A veces me veo entrando a tiendas a las que nunca pensé que iría y lo mismo me pasa con los zapatos. Además, a la hora de comprar, la prioridad la tienen ellas: prefiero gastar en ropa para Oriana (15) y Tiziana (12) antes que para mí. Como a todas las mujeres, me cuesta asimilar el paso del tiempo, pero jamás compito con mis hijas.
–¿Van de shopping juntas?
–Sí, muchas veces, pero yo no me meto; ellas eligen lo que quieren. A veces les digo: “Mirá qué lindo esto”, pero no me hacen caso; lo que a mí me gusta, a mis hijas no.
Tiziana: Es que tenemos gustos diferentes, mamá. Por eso no te dejamos opinar mucho.

–¿Cómo convivís con el mandato estético de estar siempre joven y espléndida? ¿Te permitís relajarte con el cuidado de tu cuerpo?
–Me lo tomo con calma, tratando de disfrutar del momento que estoy viviendo sin quedarme en el pasado y sin pensar cómo era mi cuerpo a los 20 años o que en la época de Abigail no tenía arrugas en el rostro. La fotografía me enseñó que yo soy un todo, que la vida es mucho más que la juventud, y me dio paz. Ese es mi remanso, la posibilidad de hacer fotos. Es que a partir de mi experiencia detrás de la cámara, yo sé que algún día voy a poder seguir expresándome desde ese lugar. No me veo sentada en una oficina llenando papeles, o en mi casa sin hacer nada, yo tengo que seguir creando.


–¿Ves la fotografía como una alternativa a la que dedicarte de manera paralela a tu carrera como actriz y conductora?

–Sí, me encantaría vivir de la fotografía. Aunque estudié mucho en el último tiempo, sé que aún me falta recorrer un camino largo, pero estoy feliz con lo que me va pasando.

–Tus hijas crecieron. ¿Ser mamá de adolescente te liberó un poco?
–Disfruto mucho de esta etapa, que es bien distinta de cuando eran chiquitas. Igual me preocupo, porque el rol de madre una lo va aprendiendo mientras lo ejerce, así que ahora estoy pendiente de otras cosas: sus salidas, la noche, la inseguridad. Pero, al mismo tiempo, ser papás de hijas grandes nos dio más tiempo para nosotros, a Ova (Osvaldo, 47) y a mí, que a veces salimos solos y generamos nuestros momentos de intimidad. Ellas lo saben y están felices. Es que, en algún momento, Ori y Titi se van a ir de esta casa, y no me gustaría que de golpe nos encontremos uno frente al otro y no nos entendamos.

–En cualquier momento vas a ser “suegra”. ¿Cómo te ves en ese papel?
–Bien. Creo que voy a adaptarme a ese rol cuando llegue el momento.

–¿Quién es más permisivo con ellas, Osvaldo o vos?
–Ellas me buscan a mí para que interceda ante el papá por algún permiso o para que les flexibilice los horarios. Pero la verdad es que Ova también las acompaña mucho, es quien las lleva y las va a buscar de madrugada cuando salen, y a las chicas les encanta estar a solas con él. Ellos tres tienen la misma energía, yo soy la distinta. Me levanto temprano, arranco a mil por hora, empiezo a hacer cosas y no paro más. Mi marido y mis hijas, en cambio, son más pachorras, nunca tienen apuro y les gusta quedarse haciendo fiaca. Pero cuando salimos juntos nos divertimos mucho.

–¿Qué piensa Ova de todo esto?

Osvaldo: Vivo con tres mujeres, no me queda otra que ser permisivo. Además, las tres saben que hacen conmigo lo que quieren.

–Cathy, Oriana quiere ser cantante y actriz. ¿La estimulás para que siga ese camino o hubieras preferido que fuera abogada, médica, contadora o algo así?

–Quiero que elija lo que la haga feliz, lo que la apasione. Y que lo haga con el alma. Si su decisión es estar arriba de un escenario, yo la voy a acompañar en todo lo que pueda.

Oriana: Mi mamá siempre me da buenos consejos, me dice que me tengo que esforzar para lograr lo que quiero.
Catherine: Bueno, la verdad es que Ori es muy responsable; estudia canto desde hace siete años y esta temporada empezó a estudiar actuación con Julio Chávez. A veces, me preocupo porque la veo sobrecargada de actividades.




–¿Y Tiziana? ¿También quiere ser artista?


Tiziana: Todavía no sé qué quiero ser cuando sea grande. Pero me parece que no va a ir por ese lado, yo soy más vergonzosa que mi hermana.

Catherine: Titi está buscando su identidad, no quiere equivocarse. Y obvio que también tendrá todo mi apoyo sea cuál sea la decisión que tome.

–¿Y el amor? ¿Cómo evolucionó tu pareja con los años? ¿Cuál es el secreto?

–Igual que en la vida: nos reinventamos. Pero juntos. Creo que en un punto nos dimos cuenta de que somos seres individuales. Yo soy una persona y él es otra, yo no le pertenezco, y él a mí, tampoco. Como mujer y como esposa, me reinvento cada día.

–Hablando de amor: empezás como conductora de un reality diario que buscará historias románticas por la ciudad. ¿Cómo te estás preparando?

–Sí, nos sentimos realmente preparados, Todo por amor arranca a mitad de noviembre. Se trata de un reality show que va a salir todos los días por Telefe, en el que yo soy el vínculo para que la gente pida perdón, se anime a declarar su amor o le rinda un homenaje al otro. Y ese otro dice sí, o no, llora, se alegra, se emociona. Estamos grabando historias, y aunque me levanto a las cinco de la mañana, voy con la mejor onda porque soy consciente de que trabajamos con el corazón de las personas. Muchas veces me emociono y tengo que contener el llanto, pero estoy feliz, porque es una gran oportunidad y un desafío enorme para mí. Es un programa que tiene que ver con ir a la calle, sorprender a la gente en su lugar de trabajo, pero que también tendrá acción en vivo, en el piso.

–Y vos, ¿qué serías capaz de hacer por amor?

–Bueno, lo hice: me quedé acá, lejos de Venezuela, mi país, y de los míos, apostando a mi pareja con Ova. Y formamos una linda familia, ¿verdad? No me arrepiento de esa decisión, aun en épocas en las que tengo poco trabajo. Soy feliz y es lo más importante que hice en mi vida.

–¿Te gustan las historias de amor con final feliz como en las novelas?

–Es que yo creo en el amor, el amor es el motor de la vida. Y me gusta que las historias de amor sean perfectas.

–¿Existe la perfección en cuestiones de pareja?
–Quiero decir amarse, reírse el uno con el otro, divertirse juntos, querer estar con él o con ella para siempre.

–Tus amores están repartidos entre Argentina y Venezuela. ¿Extrañás? ¿Cada cuánto tiempo ves a tu familia?

–El desarraigo es como una herida que nunca cierra, que siempre duele. Uno sabe que deja de vivir cosas con los afectos y que en algún momento esas personas ya no van a estar. Mi padre murió, y yo no viví cerca de él los últimos quince años; era triste para mí cuando iba a Venezuela, ver lo viejito que estaba. Por otro lado, hay una parte de tu historia que no está en el lugar en el que vivís: tus calles, tus lugares, las imágenes que cuentan tu vida no aparecen ahí. No sé, la esquina en la que te dieron el primer beso, o la cuadra de tu colegio… yo no tengo nada de eso acá, hay una parte de mi vida que no está en este país. En general, viajo a visitar a mi familia una vez al año, y hace poco estuvieron todos aquí para los 15 años de Oriana. Fue genial. Sufrí el desarraigo, pero Oriana y Tiziana me hicieron conocer la felicidad completa.

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