El capitulo de anteanoche deslumbró con sus efectos especiales. ¿Cómo lo hicieron?
Si el hilo de desgracias en Vidisterra parecía excesivo, anteanoche alcanzó un punto complejo y dio cuenta de que llegó el apocalipsis a Herederos de una venganza (El Trece). En la historia se habían sucedido inundaciones, olas polares, extraños fenómenos como el agua del pueblo convertida en sangre o los cultivos envenenados. Pero el capítulo 189 subió la apuesta y el tono y destiló efectos especiales. Eso sí, ni dobles de riesgo ni fuego real: las explosiones se lograron digitalmente. Un click encendió el fuego y la fantasía.
El episodio entreveró retazos bíblicos, escenas casi hollywoodenses y hasta el pánico de los personajes al estilo La guerra de los mundos. Bolas de fuego cruzaron el cielo del pueblo y no sólo borraron el hospital, sino que encendieron la paranoia de los habitantes.
"Primero se grabaron los planos y después hubo efectos digitales en la edición. Dos meses demandó armar los efectos de este capítulo y de lo que pasará más adelante", advierte la productora ejecutiva de Herederos..., Paula Granica. "No es la primera vez que se trabaja así para una ficción. Ya lo hicimos de este modo en Malparida y en Los únicos, aunque ésta fue la apuesta más grande. Al ojo del espectador, le resulta imposible darse cuenta del truco", detalla, orgullosa.
El comienzo del fin se dio cuando Mercedes y Antonio (Romina Gaetani y Luciano Castro) iban rumbo al hospital y el cielo escupió, mágicamente, fuego. Algunos personajes advertían que se trataba de "meteoritos" y otros de "la erupción de un volcán". Pero el guión fue más allá. Todo parecpia indicar un castigo para el pueblo. Ya lo anunciaba el vidente de la aldea (Catullo, Federico Salles): había llegado la debacle mundana. La Tierra estaba enojada con sus habitantes por no cumplir con las sagradas escrituras de esa extraña logia (La cruz invertida) que rige a los habitantes del lugar...
El conflicto fue el después del fuego. No había luz en Vidisterra, tampoco provisiones. El médico del pueblo había muerto. Una caravana, en las rutas, intentaba la huida. Eso sí, los personajes centrales de la historia permanecían estoicos en sus pagos. Y fue, entonces, cuando la pareja de Mercedes y Antonio vio apariciones.
Helmut (Edward Nutkiewicz) se le apareció místicamente a Antonio, para advertirle que "el final comenzó" y que tenía la misión de salvador, "llevar a su pueblo a la tierra prometida", casi como un Moisés de la era digital. En ese tono bíblico, a ella (Mercedes) la visión fantasmal le advirtió que su hijo venía a salvarla (sufre de endometriosis y el embarazo tiene su efecto positivo en la enfermedad).
A un mes del final de la telenovela, el eje está puesto en el supuesto fin del mundo, un tema oportuno por estos días en que las profecías mayas en relación al año 2012 demandan litros de tinta. En ese juego, los herederos no le temen a la exageración y al exceso de fantasía.
Si el hilo de desgracias en Vidisterra parecía excesivo, anteanoche alcanzó un punto complejo y dio cuenta de que llegó el apocalipsis a Herederos de una venganza (El Trece). En la historia se habían sucedido inundaciones, olas polares, extraños fenómenos como el agua del pueblo convertida en sangre o los cultivos envenenados. Pero el capítulo 189 subió la apuesta y el tono y destiló efectos especiales. Eso sí, ni dobles de riesgo ni fuego real: las explosiones se lograron digitalmente. Un click encendió el fuego y la fantasía.
El episodio entreveró retazos bíblicos, escenas casi hollywoodenses y hasta el pánico de los personajes al estilo La guerra de los mundos. Bolas de fuego cruzaron el cielo del pueblo y no sólo borraron el hospital, sino que encendieron la paranoia de los habitantes.
"Primero se grabaron los planos y después hubo efectos digitales en la edición. Dos meses demandó armar los efectos de este capítulo y de lo que pasará más adelante", advierte la productora ejecutiva de Herederos..., Paula Granica. "No es la primera vez que se trabaja así para una ficción. Ya lo hicimos de este modo en Malparida y en Los únicos, aunque ésta fue la apuesta más grande. Al ojo del espectador, le resulta imposible darse cuenta del truco", detalla, orgullosa.
El comienzo del fin se dio cuando Mercedes y Antonio (Romina Gaetani y Luciano Castro) iban rumbo al hospital y el cielo escupió, mágicamente, fuego. Algunos personajes advertían que se trataba de "meteoritos" y otros de "la erupción de un volcán". Pero el guión fue más allá. Todo parecpia indicar un castigo para el pueblo. Ya lo anunciaba el vidente de la aldea (Catullo, Federico Salles): había llegado la debacle mundana. La Tierra estaba enojada con sus habitantes por no cumplir con las sagradas escrituras de esa extraña logia (La cruz invertida) que rige a los habitantes del lugar...
El conflicto fue el después del fuego. No había luz en Vidisterra, tampoco provisiones. El médico del pueblo había muerto. Una caravana, en las rutas, intentaba la huida. Eso sí, los personajes centrales de la historia permanecían estoicos en sus pagos. Y fue, entonces, cuando la pareja de Mercedes y Antonio vio apariciones.
Helmut (Edward Nutkiewicz) se le apareció místicamente a Antonio, para advertirle que "el final comenzó" y que tenía la misión de salvador, "llevar a su pueblo a la tierra prometida", casi como un Moisés de la era digital. En ese tono bíblico, a ella (Mercedes) la visión fantasmal le advirtió que su hijo venía a salvarla (sufre de endometriosis y el embarazo tiene su efecto positivo en la enfermedad).
A un mes del final de la telenovela, el eje está puesto en el supuesto fin del mundo, un tema oportuno por estos días en que las profecías mayas en relación al año 2012 demandan litros de tinta. En ese juego, los herederos no le temen a la exageración y al exceso de fantasía.
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