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Gonzalo Heredia y Osvaldo Laport Serán el extraño galán y el villano en “Lobo”

Gonzalo Heredia y Osvaldo Laport Serán el extraño galán y el villano en “Lobo”, la telenovela de Pol-ka que estrena El Trece este lunes 22.30.











 Seductores de dos generaciones, hablan de sus personajes... y del ego. Esta tira me hace estar con esta energía. Estoy latente, como caliente...”, dice GonzaloHeredia. Y se toca los abdominales con la palma de la mano, a lo Julio Iglesias cuando canta, como si tuviese algo que quiere sacar. Está en la habitación de un hotel cinco estrellas, a un rato de la presentación ante la prensa de Lobo , la nueva tira de Pol-ka, que comienza mañana a las 22.30 por El Trece.
El hombre está ansioso: se para, se vuelve a sentar, pone dibujos animados en el plasma, prende la radio y la apaga al rato. “Soy un fanático de los lentos de la Aspen. Mi papá siempre la pone en el taller mecánico”, confiesa. Y propone: “¿Por qué no encargamos un Martini? Buenísimo, que sea con algunos quesitos, ¿no?”.
Bastante más tranquilo, Osvaldo Laport está sentado en uno de esos sillones que pareciera que nunca fueron usados. Tiene traje negro, camisa blanca y corbata delgada. Aprueba la idea de su compañero. Lo quiere con soda, y hacen el pedido, que tarda en llegar.
El motivo de tanta excitación para Heredia es el protagónico de Lobo , donde será el séptimo hijo varón con un destino marcado. A los 30 años, durante las noches de luna llena, Lucas Moreno –su personaje- se transformará en una bestia que matará a su padre. En el medio de esa transformación, conocerá a Ana (Vanesa González), de la que, claro, se enamorará.
Como toda bestia tiene su depredador, el “Lobo” deberá enfrentar a Lisandro Díaz Pujol (Laport), un villano que querrá destruir a su hermano Leopoldo (Gerardo Romano) y quedarse con la empresa que comparten. Mientras esperan los martinis, Laport y Heredia hablan del desafío de esta serie que mezcla suspenso, terror y amor, del mito del lobizón y del sello de galán que ambos tienen, pese a la diferencia de edad.
El mito del hombre lobo es, quizás, uno de los más universales, junto con el del vampiro. Y la televisión y el cine están llenos de obras que lo tomaron, desde “Nazareno Cruz y el lobo”, de Leonardo Favio, hasta las nuevas series. ¿Qué vieron y qué leyeron a la hora de encarar sus personajes? Heredia : El personaje me llegó cuando hacía Malparida . En ese momento, Adrián Suar me lo tiró: “Desde ahora, sos un lobo”. Nos empezamos a juntar, nos seguimos juntando. Me entusiasma la idea de que mis trabajos crezcan progresivamente; primero fue Socias , luegoValientes y Malparida . Creo que esta oportunidad es la punta para llegar a algo más. Vi algunas series, como Dexter , que manejaban el tema de la doble personalidad. Me interesan los momentos de ausencia del personaje, ese no saber qué pasó cuando se convirtió en lobo. ¿Quién no sufrió una borrachera e hizo cosas que no recuerda? En ese intervalo, pudiste haber matado, violado... Y eso te pone muy mal. El mayor desafío fue hacerlo verdad, creíble.
Laport : Yo estaba grabando Alguien que me quiera . Suar me llamó para decirme: ‘Quiero que hagas un hijo de puta’ . El te tira los personajes un año antes. Dentro del género de la telenovela, mi personaje tiene un color diferente; es un malo con matices, que puede hasta ser tierno. El programa es transgresión pura.
Gonzalo, ¿cómo fue el entrenamiento actoral para hacer, como decís, un lobo creíble? Heredia : Trabajé mucho con una coach actoral, a la que llamo socia artística. Laburé el comportamiento físico, con la idea de jugar sin pudor. Tuve que volver a encontrarme con el pibe que fui porque no podés hacer esta tira sin una cosa lúdica. Desde ese lugar, busqué una postura; en algún punto, la emparenté con la del boxeador, que se inclina, que tiene el cuerpo cerrado y está casi en puntas de pie, con un trabajo fuerte de cuádriceps.
Aunque pertenecen a dos generaciones diferentes -Laport tiene 55 años y Heredia, 29-, los dos siguen jugando el rol de galán en los programas. La pregunta sobre la seducción es una puerta para hablar de los egos, del narcicismo y de otras delicias de la televisión.
Los dos jugaron, desde siempre, el rol de seductores en la tele. Osvaldo, ¿le das consejos a Gonzalo sobre el manejo adentro y fuera del canal? Laport : No muchos, la verdad. El es obsesivo como yo, así que le digo que disfrute de lo que está haciendo. En cuanto a la seducción, el piropo más lindo que recibí de otro hombre fue a la salida del canal. Un tipo me dijo: ‘¿Sabe por qué lo sigo, Laport? Porque usted no es competencia’ . Creo que importa mucho lo que pasa fuera de la ficción. Podrás tener sugestión, facha o lo que mierda sea, pero afuera sos un tipo normal. No voy por la vida diciendo soy galán (lo dice inflando el pecho). Por eso estos productos los siguen tanto los tipos.
Heredia : Lo más lindo que te puede pasar es que te halaguen, que te digan que sos lindo. A todos nos gusta eso. El tema es cuando te lo llevás a casa, cuando seguís con ese disfraz, que es tan fuerte como el del lobo. Yo me siento lindo en casa y a veces me siento feo también. Es sólo un rol, un juego. ¿entendés? Nada más que eso.
Gonzalo, además de “Lobo”, vas a hacer teatro este año. ¿Por qué elegiste “El montaplatos”, de Harold Pinter? Heredia : Porque me enamoré de la obra. El año pasado, un día me deprimí mucho, mucho, mucho. Estuve 14 horas sentado en la silla de mi escritorio, mirando por la ventana...
¿Por qué estabas deprimido? Heredia : Es tan ridículo que prefiero guardarlo para mí. Sólo te puedo decir que sentí mi ego actoral dañado. Empecé a leer muchas obras de teatro y mi coach actoral me recomendó a Pinter. Hablé con la persona que tiene los derechos de la obra, los compré y comenzamos a ensayar con amigos. La producción es mía. Es como haber plantado un árbol. Estrenamos el 30 de marzo en el teatro El Piccolino.
La charla se extiende. Laport cuenta que sigue cantando –grabó dos discos, Ojalá yResonancia - y derribando prejuicios propios y ajenos. Una asistente le recomienda al Lobo Heredia que salga en las fotos con traje. Por fin tocan la puerta de la habitación. Llegan los martinis con soda y una tabla con fiambres. “¿Está mal si me como un salame?”, le pregunta Heredia a Laport, que desaconseja sólo con un gesto.

Clarin

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