Pablo Trapero confirma lo excelente realizador que es con 'Elefante Blanco', un filme que, siendo menos intenso y amargo que 'Carancho', al menos en la forma de contar la historia, es una lección de cómo hacer buen cine.
Un proyecto inacabado, un monumento a la pobreza y a los discursos huecos recibe el curioso nombre de 'El elefante blanco', lo que pretendía ser el hospital más grande de Latinoamérica y quedará finalmente en nada. Bajo su sombra un sacerdote, interpretado por Jérémie Rénier, que ha sobrevivido a una matanza en Centroamérica y a quien queda el poso del complejo de culpabilidad del superviviente, ayudará a un sacerdote local amargado y de vuelta de todo (Ricardo Darín) a luchar contra la pobreza y la marginación de la desolada barriada de Buenos Aires.
No hay que llevarse a engaño. Aunque es cierto que 'El elefante blanco' no es tan asfixiante por su narrativa algo más clásica que 'Carancho', el tema que trata no es precisamente una perita en dulce. La marginación de los barrios de Buenos Aires, de la juventud perdida ante el desprecio de las autoridades y la lucha desigual de los que intentan mantener la zona a flote es mostrada con toda su crudeza. El guión de 'Elefante Blanco' se centra en tres personajes (los dos sacerdotes y la asistente social que interpreta Martina Gusman) que están en ese lugar como forma de afrontar sus propios miedos y culpas haciendo algo útil, pero que se ven impotentes para hacerlo por si solos y sin apoyo alguno, y ni siquiera con toda la comprensión que cabría esperar de los que auxilian.
Si hubiera que destacar un aspecto por encima de cualquier otro en 'Elefante Blanco' es, como decíamos, la prodigiosa manera de dirigir de Trapero. No falta ni sobra nada, todo está perfectamente calculado y todas las tomas tienen un sentido en la historia. Cada plano secuencia (y hay unos cuantos) solo pueden ser paladeados con gusto por su precisión.
En el apartado interpretativo, Gusman y Rénier están correctos, y Ricardo Darín ni siquiera hace falta mencionar que despliega su eficacia interpretativa habitual sin aparente esfuerzo, aunque seguro que precisamente ahí radica el mérito.
Con su sola presencia probablemente ya está garantizado el éxito en taquilla de 'Elefante Blanco'. No en vano, es de esos actores que son buenos para la taquilla por la simple cuestión de saber elegir los proyectos, lo que cimenta una credibilidad para el espectador quien, solo con ver su nombre en el cartel del filme, elige la película como si se la hubiera recomendado su mejor amigo.
Y esta vez también acertará.
La película se ha presentado en Cannes, en la sección paralela 'Un Certain Regard', con muy buena acogida.
No hay que llevarse a engaño. Aunque es cierto que 'El elefante blanco' no es tan asfixiante por su narrativa algo más clásica que 'Carancho', el tema que trata no es precisamente una perita en dulce. La marginación de los barrios de Buenos Aires, de la juventud perdida ante el desprecio de las autoridades y la lucha desigual de los que intentan mantener la zona a flote es mostrada con toda su crudeza. El guión de 'Elefante Blanco' se centra en tres personajes (los dos sacerdotes y la asistente social que interpreta Martina Gusman) que están en ese lugar como forma de afrontar sus propios miedos y culpas haciendo algo útil, pero que se ven impotentes para hacerlo por si solos y sin apoyo alguno, y ni siquiera con toda la comprensión que cabría esperar de los que auxilian.
Si hubiera que destacar un aspecto por encima de cualquier otro en 'Elefante Blanco' es, como decíamos, la prodigiosa manera de dirigir de Trapero. No falta ni sobra nada, todo está perfectamente calculado y todas las tomas tienen un sentido en la historia. Cada plano secuencia (y hay unos cuantos) solo pueden ser paladeados con gusto por su precisión.
En el apartado interpretativo, Gusman y Rénier están correctos, y Ricardo Darín ni siquiera hace falta mencionar que despliega su eficacia interpretativa habitual sin aparente esfuerzo, aunque seguro que precisamente ahí radica el mérito.
Con su sola presencia probablemente ya está garantizado el éxito en taquilla de 'Elefante Blanco'. No en vano, es de esos actores que son buenos para la taquilla por la simple cuestión de saber elegir los proyectos, lo que cimenta una credibilidad para el espectador quien, solo con ver su nombre en el cartel del filme, elige la película como si se la hubiera recomendado su mejor amigo.
Y esta vez también acertará.
La película se ha presentado en Cannes, en la sección paralela 'Un Certain Regard', con muy buena acogida.
(El Multicine)
Buenisimoooo
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