El actor de Extraños en un tren confiesa que se analiza desde hace 15 años.
Reconoce que El Elegido le dio popularidad, anticipa que tuvo charlas con Suar para sumarse a Sos mi hombre y cuenta que su primer hijo –que llegará en días– se llamará Filippo
Reconoce que El Elegido le dio popularidad, anticipa que tuvo charlas con Suar para sumarse a Sos mi hombre y cuenta que su primer hijo –que llegará en días– se llamará Filippo
A los 22 años, y en medio de una crisis con la carrera de Comunicación Social en la UBA, Ludovico Di Santo descubrió que quería ser actor. “Quiero actuar, quiero hacer cine”, se dijo mientras veía una película en un cine porteño. Tras abandonar su deseo de ser periodista, comenzó a estudiar con Néstor Romero (“es mi maestro”) y tomó cursos con Carlos Gandolfo y Marcelo Savignone, aunque reconoce que aprendió mucho de Walter Quiroz en El tiempo no para. Su altura, ojos claros, simpatía, le abrieron las puertas en el mundo publicitario hasta que hizo pie en Frencuencia 04. Sin embargo, fue El Elegido la que cambió la vida. “Logré el salto de popularidad”, confiesa. Nacido en Lincoln, provincia de Buenos Aires, espera su primer hijo, Filippo, para junio junto a su pareja, Jimena; sigue con las funciones de Extraños en un tren, y tiene casi todo acordado para estar en Sos mi hombre, la próxima ficción de Pol-ka. “Estoy en un gran momento. Voy a ser papá de un niño geminiano con nombre que eligió mi mujer. Estoy bien parado, maduro, las crisis quedaron atrás. Es un hijo buscado. Si sucede es porque conviene”, sostiene.
—¿Estás casado?
—No. Hace tres años que estamos juntos. Soy un tipo asentado, tranquilo... No pensamos en eso ahora pero a esta altura no descarto casi nada.
—Me dijiste que hoy ibas al psicólogo. ¿Te analizás muy seguido?
—Sí, una vez por semana desde que tengo 18 años. Tengo casi 15 de análisis. Sólo paré un año y medio. Tengo 34.
—¿Te sirve psicoanalizarte para tus interpretaciones?
—Sí, porque me sirve para conocerme. Me siento sólido, soy mi empresa, mi herramienta. Mientras más cosas conocés de vos mismo mejor estas parado, mejor hacés el laburo.
—¿Y con el ego? ¿La fama?
—De eso no hablo. Uno labura para que lo vean, todos los actores somos narcisistas, es parte del juego, después hay momentos en que uno pasa desapercibido... Tampoco soy tan popular y conocido. Hay momentos en que querés que sean propios, sin compartirse.
—¿Qué aprendiste de tus compañeros Pompeyo Audivert y Gabriel Goity?
—De Pompeyo aprendí que hay que saber respirar los personajes, y me dejó una gran frase inolvidable: “La búsqueda y la innovación están en la repetición”; siendo que todos los días hacemos la misma obra y las mismas escenas. Y del Puma, que hay que jugar mucho y estar vivo arriba del escenario, despierto, y mantenerse lúdico. Les quemé la cabeza a los dos con pedidos de consejos.
—Decidiste dedicarte a la actuación para ser actor de cine, pero tenés una trayectoria televisiva...
—El cine me encanta. Participé en Extraños en la noche con Diego Torres y Julieta Zylbergberg, y en junio se estrena Topos, de Emiliano Romero, su ópera prima, que acaba de viajar al Festival de Cine de Brasil y tuvo buenas críticas. Espero que me llamen más directores.
—¿Qué te parece Ricardo Darín?
—Es un referente y una de las personas con las que me gustaría laburar. Es un ítem en mi vida que tengo que tachar. Sí o sí. Filmar con Darín es un deseo no sólo como actor sino porque conozco al “Chino” (su hijo) y es una familia encantadora.
—No. Hace tres años que estamos juntos. Soy un tipo asentado, tranquilo... No pensamos en eso ahora pero a esta altura no descarto casi nada.
—Me dijiste que hoy ibas al psicólogo. ¿Te analizás muy seguido?
—Sí, una vez por semana desde que tengo 18 años. Tengo casi 15 de análisis. Sólo paré un año y medio. Tengo 34.
—¿Te sirve psicoanalizarte para tus interpretaciones?
—Sí, porque me sirve para conocerme. Me siento sólido, soy mi empresa, mi herramienta. Mientras más cosas conocés de vos mismo mejor estas parado, mejor hacés el laburo.
—¿Y con el ego? ¿La fama?
—De eso no hablo. Uno labura para que lo vean, todos los actores somos narcisistas, es parte del juego, después hay momentos en que uno pasa desapercibido... Tampoco soy tan popular y conocido. Hay momentos en que querés que sean propios, sin compartirse.
—¿Qué aprendiste de tus compañeros Pompeyo Audivert y Gabriel Goity?
—De Pompeyo aprendí que hay que saber respirar los personajes, y me dejó una gran frase inolvidable: “La búsqueda y la innovación están en la repetición”; siendo que todos los días hacemos la misma obra y las mismas escenas. Y del Puma, que hay que jugar mucho y estar vivo arriba del escenario, despierto, y mantenerse lúdico. Les quemé la cabeza a los dos con pedidos de consejos.
—Decidiste dedicarte a la actuación para ser actor de cine, pero tenés una trayectoria televisiva...
—El cine me encanta. Participé en Extraños en la noche con Diego Torres y Julieta Zylbergberg, y en junio se estrena Topos, de Emiliano Romero, su ópera prima, que acaba de viajar al Festival de Cine de Brasil y tuvo buenas críticas. Espero que me llamen más directores.
—¿Qué te parece Ricardo Darín?
—Es un referente y una de las personas con las que me gustaría laburar. Es un ítem en mi vida que tengo que tachar. Sí o sí. Filmar con Darín es un deseo no sólo como actor sino porque conozco al “Chino” (su hijo) y es una familia encantadora.
“El oro va a estar difícil. ‘El puntero’ fue un gran programa”
Junio será un mes adrenalínico para Ludovico. Sigue con las funciones en el Picadilly, nace su hijo Filippo y comienza las grabaciones de Sos mi hombre, aunque todavía se mantiene cauto en confirmarlo: “es que aún no firmamos y soy bastante cabulero en ese sentido. Tuve reuniones con Adrian Suar, y parece que todo va encaminado”. Revela que su personaje no es un boxeador como el de Luciano Castro, su protagonista: “¡Mirá lo que soy (se mira)! No duro ni medio round con ‘Lucho’”.
—¿Ya habías trabajado con Luciano Castro y Celeste Cid? ¿Qué imagen tenes de ellos?
—Con Luciano trabajé en El tiempo no para y es un buen tipo, de barrio, le tengo mucho cariño. Eso sirve, empuja para aceptar, y sé que no tiene vueltas, es transparente. Y con Celeste nunca laburé pero considero que es una gran actriz.
—¿Le tenés fe a ‘El Elegido’ en los Martín Fierro?
—Sí Toda la fe del mundo. No estoy invitado porque no fui nominado. Me hubiese gustado acompañar al elenco. ¿El oro? Va a estar difícil porque ‘El puntero’ fue un gran programa.
—Con Luciano trabajé en El tiempo no para y es un buen tipo, de barrio, le tengo mucho cariño. Eso sirve, empuja para aceptar, y sé que no tiene vueltas, es transparente. Y con Celeste nunca laburé pero considero que es una gran actriz.
—¿Le tenés fe a ‘El Elegido’ en los Martín Fierro?
—Sí Toda la fe del mundo. No estoy invitado porque no fui nominado. Me hubiese gustado acompañar al elenco. ¿El oro? Va a estar difícil porque ‘El puntero’ fue un gran programa.
Diario Perfil
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