Sebastián Ortega, que hoy vive un gran momento con “Graduados”, criatura de su empresa Underground, no se olvida de su paso por Ideas del Sur.
También habla de su labor como productor y de su relación con su padre e hijos.
Expresa satisfacción y habla distendido, casi despreocupado. El director general de la productora Underground se hamaca en su sillón y contempla su tan personal oficina llena de fotos, cuadros, juguetes y otros chiches que captan la atención. Pide un cigarrillo a su secretaria, se toma unos segunditos, y casi como un murmullo, afirma: “Cuando estoy convencido de algo, la última palabra la tengo yo”. Sin ostentación, ni haciendo gala de su autoridad, la frase lo pinta de cuerpo entero.
A los 38 años, Sebastián Ortega atraviesa el mejor momento de su carrera. Si bien fue tapa de revistas gracias a “Lalola” y “Los exitosos Pells”, por mencionar dos de sus grandes creaciones, hoy el indiscutible caballito de batalla, que marcó el resurgimiento de Telefé, en términos de rating, es “Graduados”. Igual, con una sonrisa de “así son las reglas”, admite fracasos como “Gladiadores de Pompeya” y “Un año para recordar”.
Pero “Graduados”, el programa más visto en el primer semestre del año, venía repiqueteando en la cabeza del Ortega más cerebral desde 2004. “Se cristalizó recién este año, creo que es el resultado de mi optimismo, mi obsesión y de tener un objetivo claro. La paciencia y el oportunismo son virtudes esenciales para un productores”, analiza.
¿Por qué lo decís?
Yo estaba en Ideas del Sur haciendo “Los Roldán”, y recuerdo que en una reunión de directorio conté la historia del paseador de perros… Ese año, la productora pasó de Telefé a Canal 9 y una de las condiciones que nos ponían era hacer una segunda temporada de “Los Roldán”, lo que fue una pésima noticia porque sentía que ese ciclo estaba cumplido. Pero bueno, para mí fue un aprendizaje.
¿Por qué?
Porque me metí a hacer algo que estaba seguro que no andaría. Fue la primera y última vez que trabajé en algo que no quería. Así fue cómo empecé a bosquejar el formato Graduados”.
Hablabas de Ideas del Sur, ¿por qué te fuiste de la productora de Marcelo Tinelli? Tomé la decisión cuando, a mediados de 2005, me comunicó la firme posibilidad de asociarse con Canal 13. Allí fue cuando me convencí de que tenía que dar un paso al costado. No por una cuestión personal contra El Trece, simplemente porque el canal tenía su productora, que es Pol-ka. Y yo, íntimamente, sabía que no iba a tener lugar.Tinelli, que es un optimista de ley, trató de retenerme diciéndome que iba a estar todo bien, pero bueno, yo me basé en mi instinto, en mi intuición, a pesar de que todo el mundo me decía que estaba loco.
¿Cómo fue y cómo es tu relación con Tinelli?
Con Marcelo tenía un vínculo afectivo desde antes que trabajara para él. Eramos vecinos, después lo conocí mucho más... Te lo digo directamente: él fue el mejor como jefe y como productor. Un tipo que me trataba de igual a igual, me daba espacio, lugar y me respaldaba en mis decisiones.
¿Qué fue lo que rescataste más de él como jefe?
Su cariño. En serio, es una persona afectuosa y yo soy un tipo que necesita cariño y afecto; soy muy sensible. Y que un jefe te sonría y te dé un abrazo porque lo siente de verdad es genial. Fue más que un jefe... Además, confió en mí cuando yo casi no tenía experiencia y eso no lo olvido nunca más.
¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo como productor?
El vértigo, lo desconocido, la apuesta por algo… Todo me apasiona. A veces, cuando me la juego por un proyecto, me siento como quien juega una fortuna en una mesa de póker. La electricidad que me corre por el cuerpo es indescriptible, es un sacudón de placer.
Con la misma parsimonia, Sebastián acepta hablar de su vida privada sin ponerse a la defensiva.Un capital muy grande. Toda la vida voy a ser su hijo, pero lo bueno es que no me invalidó a la hora de hacer mis cosas... Y hoy pude despegarme y dejar de ser “el hijo de”.
¿Cómo fue tu relación con él?
¿Fue positivo ser hijo de Palito? Forjamos una relación particular, porque él siempre fue de pocas palabras, y cuando decía algo, había que parar las orejas. A partir de ese vínculo, me convertí en observador, a él lo observé toda mi vida, en lo bueno y en lo malo. Papá fue clave en mi formación personal.
Tenés tres hijos (de su relación -terminada- con Guillermina Valdez). Definite como padre...
¿Tinelli aceptó tu renuncia? Soy muy amigo de mis hijos, de los tres (Dante, 11; Paloma, 9, y Helena, 6). A mí, mi viejo me dio mucho amor pero no era muy afectuoso, digo, no me daba un abrazo, un beso, o me decía te quiero. El tenía su manera de ser y de demostrármelo, e hizo lo que pudo. Y yo con mis chicos soy re-querendón, muy de abrazarlos, besarlos; todo lo que no tuve y a mí me faltó, intento dárselos. A veces estoy con ellos y me vienen recuerdos de mi infancia y de cuánto necesitaba un abrazo de mi viejo, entonces voy y los abrazo. A veces es más por necesidad mía, pero para ellos es una caricia, un momento de dar y recibir.
También habla de su labor como productor y de su relación con su padre e hijos.
Expresa satisfacción y habla distendido, casi despreocupado. El director general de la productora Underground se hamaca en su sillón y contempla su tan personal oficina llena de fotos, cuadros, juguetes y otros chiches que captan la atención. Pide un cigarrillo a su secretaria, se toma unos segunditos, y casi como un murmullo, afirma: “Cuando estoy convencido de algo, la última palabra la tengo yo”. Sin ostentación, ni haciendo gala de su autoridad, la frase lo pinta de cuerpo entero.
A los 38 años, Sebastián Ortega atraviesa el mejor momento de su carrera. Si bien fue tapa de revistas gracias a “Lalola” y “Los exitosos Pells”, por mencionar dos de sus grandes creaciones, hoy el indiscutible caballito de batalla, que marcó el resurgimiento de Telefé, en términos de rating, es “Graduados”. Igual, con una sonrisa de “así son las reglas”, admite fracasos como “Gladiadores de Pompeya” y “Un año para recordar”.
Pero “Graduados”, el programa más visto en el primer semestre del año, venía repiqueteando en la cabeza del Ortega más cerebral desde 2004. “Se cristalizó recién este año, creo que es el resultado de mi optimismo, mi obsesión y de tener un objetivo claro. La paciencia y el oportunismo son virtudes esenciales para un productores”, analiza.
¿Por qué lo decís?
Yo estaba en Ideas del Sur haciendo “Los Roldán”, y recuerdo que en una reunión de directorio conté la historia del paseador de perros… Ese año, la productora pasó de Telefé a Canal 9 y una de las condiciones que nos ponían era hacer una segunda temporada de “Los Roldán”, lo que fue una pésima noticia porque sentía que ese ciclo estaba cumplido. Pero bueno, para mí fue un aprendizaje.
¿Por qué?
Porque me metí a hacer algo que estaba seguro que no andaría. Fue la primera y última vez que trabajé en algo que no quería. Así fue cómo empecé a bosquejar el formato Graduados”.
Hablabas de Ideas del Sur, ¿por qué te fuiste de la productora de Marcelo Tinelli? Tomé la decisión cuando, a mediados de 2005, me comunicó la firme posibilidad de asociarse con Canal 13. Allí fue cuando me convencí de que tenía que dar un paso al costado. No por una cuestión personal contra El Trece, simplemente porque el canal tenía su productora, que es Pol-ka. Y yo, íntimamente, sabía que no iba a tener lugar.Tinelli, que es un optimista de ley, trató de retenerme diciéndome que iba a estar todo bien, pero bueno, yo me basé en mi instinto, en mi intuición, a pesar de que todo el mundo me decía que estaba loco.
¿Cómo fue y cómo es tu relación con Tinelli?
Con Marcelo tenía un vínculo afectivo desde antes que trabajara para él. Eramos vecinos, después lo conocí mucho más... Te lo digo directamente: él fue el mejor como jefe y como productor. Un tipo que me trataba de igual a igual, me daba espacio, lugar y me respaldaba en mis decisiones.
¿Qué fue lo que rescataste más de él como jefe?
Su cariño. En serio, es una persona afectuosa y yo soy un tipo que necesita cariño y afecto; soy muy sensible. Y que un jefe te sonría y te dé un abrazo porque lo siente de verdad es genial. Fue más que un jefe... Además, confió en mí cuando yo casi no tenía experiencia y eso no lo olvido nunca más.
¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo como productor?
El vértigo, lo desconocido, la apuesta por algo… Todo me apasiona. A veces, cuando me la juego por un proyecto, me siento como quien juega una fortuna en una mesa de póker. La electricidad que me corre por el cuerpo es indescriptible, es un sacudón de placer.
Con la misma parsimonia, Sebastián acepta hablar de su vida privada sin ponerse a la defensiva.Un capital muy grande. Toda la vida voy a ser su hijo, pero lo bueno es que no me invalidó a la hora de hacer mis cosas... Y hoy pude despegarme y dejar de ser “el hijo de”.
¿Cómo fue tu relación con él?
¿Fue positivo ser hijo de Palito? Forjamos una relación particular, porque él siempre fue de pocas palabras, y cuando decía algo, había que parar las orejas. A partir de ese vínculo, me convertí en observador, a él lo observé toda mi vida, en lo bueno y en lo malo. Papá fue clave en mi formación personal.
Tenés tres hijos (de su relación -terminada- con Guillermina Valdez). Definite como padre...
¿Tinelli aceptó tu renuncia? Soy muy amigo de mis hijos, de los tres (Dante, 11; Paloma, 9, y Helena, 6). A mí, mi viejo me dio mucho amor pero no era muy afectuoso, digo, no me daba un abrazo, un beso, o me decía te quiero. El tenía su manera de ser y de demostrármelo, e hizo lo que pudo. Y yo con mis chicos soy re-querendón, muy de abrazarlos, besarlos; todo lo que no tuve y a mí me faltó, intento dárselos. A veces estoy con ellos y me vienen recuerdos de mi infancia y de cuánto necesitaba un abrazo de mi viejo, entonces voy y los abrazo. A veces es más por necesidad mía, pero para ellos es una caricia, un momento de dar y recibir.
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