La tira que hará con Natalia Oreiro en 2013 será su última como actor en TV; en cine, espera ratificar su convocatoria con el estreno de Dos más dos
No son tantos los nombres que aseguran un éxito de taquilla en el cine argentino. Ricardo Darín, Guillermo Francella y Adrián Suar están sin dudas en el podio. La última experiencia del creador de la productora televisiva Pol-ka ratificó su poder de fuego: con más de 800 mil entradas vendidas, Igualita a mí, la película que protagonizó con Florencia Bertotti y que dirigió Diego Kaplan, fue la producción nacional más taquillera de 2010. Ahora, otra vez con Kaplan en la dirección, Suar espera superar esa marca de la mano de Dos más dos , una comedia que gira en torno a las peripecias de dos parejas que deciden embarcarse en una experiencia swinger, con Julieta Díaz, Carla Peterson y Juan Minujín como compañeros de elenco.
Acostumbrado a la buena respuesta popular, Suar no oculta la ansiedad que le produce el estreno. Recibe a LA NACION en una habitación del Park Tower Hotel de la zona de Retiro [N. de la R.: la entrevista fue realizada poco antes de que se conociera la noticia del asesinato de un custodio de su productora Pol-ka, de lo que se informa en el cuerpo central del diario] y pregunta de movida "¿qué te pareció? ¿Te hizo reír? ¿Cómo sentiste el final?" Dos más dos es probablemente su preocupación central por estos días, pero no es lo único que tiene en mente. También anticipa que el año que viene protagonizará una comedia romántica con Natalia Oreiro que será, a los 45 años, su última aparición como actor en una tira. "No voy a desaparecer de la tele, obviamente. Pero creo que es mi último papel protagónico en una tira diaria. Unitarios, cine y teatro seguiré haciendo hasta los 85 años, pero tira creo que es la última. Hice Sin código en 2005, ahora haré esta en 2013. No me veo haciendo otra en 2020? Tengo la edad justa para ese trabajo y tengo muchas ganas de trabajar con Natalia. Lo veo como un broche de oro".
Volviendo a Dos más dos , Suar cuenta que "se trata de una comedia realista, no de una comedia disparatada como otras que hice. En la última media hora de la película hay un giro por algo que le pasa a un personaje y se pone más seria. Es una película redonda, sin baches. No hay una escena fuerte de sexo, pero tiene algo osado en la manera en la que los cuatro actores nos besamos, por ejemplo. Pero el tema de la película no es el swingerismo, sino la fantasía: qué cosa serías capaz de hacer si tu mujer te plantea que quiero mover el vínculo que tenés con ella".
Anunciás tu retiro de la actuación en tiras. ¿Hasta cuándo imaginás que seguirás como productor?
-Seguramente la profesión me va a sacar del centro de la escena en algún momento, ¿no? Ya llevo muchos años haciendo esto. Imagino que dentro de diez o doce años tendré otro rol. Ahí veré...
-¿Estás preparado para eso?
-Desde hace años. Pero no es que esté anunciando algo, más bien sé que es la ley de la vida. Me gustaría ver cómo va a ser el final de mi carrera, eso sí. Ojalá esté más tranquilo, más relajado que hoy. Ojalá pueda mirar para atrás y decir "hice las cosas bien, estoy tranquilo".
-¿A qué personalidad de la televisión admirás?
-A Goar Mestre, me gusta mucho lo que él generó en el 13, tenía un olfato televisivo notable.
-¿Sospechabas cuando arrancaste que ibas a llegar hasta acá?
-Ni por puta. Empecé a sospecharlo después de Poliladron y Verdad consecuencia , a mediados de los 90. Dije "bueno, puede ser que me la rebusque con esto". Y por suerte fue así, por suerte tengo ese fuego interno, porque me sacás de esto y soy un parásito, una vaca en la vía.
-A lo largo de tu carrera, sobre todo en cine, has recibido buenas y malas críticas. ¿Cómo te llevás con eso?
-Estoy acostumbrado. Hay críticas con mala leche, pero eso forma parte del universo de los periodistas. Hay algunas cosas que se dicen que son verdades y a uno no le gusta escucharlas. Me ha pasado de todo, pero tengo el cuero curtido. Es algo que no me toma el ciento por ciento de la cabeza, no me desestabiliza tanto. A veces leo cosas que me parecen injustas y digo "¿por qué ponés esto si yo le pegué bien a la pelota?"; otras digo "bueno, esto está bien, tienen razón"... Igual, yo entiendo el lugar que ocupo, que alguien piense "este es actor, es productor, es todo". Siempre pienso que si hubiese sido sólo actor, se me valoraría más como comediante. Pero son las reglas de juego y las acepto.
-¿El éxito genera prejuicios?
-Sí, y es normal. Los seres humanos tenemos esas cosas. Algún sector de la crítica considera que el cine independiente tiene más valor que el cine comercial como si eso fuera una verdad absoluta, cuando eso no es cierto. Hay películas del cine independiente brillantes y otras que son un plomo. A mí me gusta más el cine comercial, está claro. No hablo del cine pochoclero, hablo del buen cine industrial, del que se hace para lo vea la mayor cantidad de gente posible. Pero no tengo una naturaleza prejuiciosa, los prejuiciosos son otros.
-¿Has cambiado la orientación o algunos elementos de un programa por las exigencias del rating?
-Como productor de televisión sé dónde estoy parado y sé también que no me puedo hacer el loco del cine iraní, es una cuestión de ubicación. Trato de negociar conmigo mismo, primero, y después con los directores y con los autores. Negocio con Barone, con Daulte, con Segade para encontrar un equilibrio. Siempre reservamos un 30% para arriesgar, pero a veces hay que entender que, como cuando querés asegurar un penal, el tiro es fuerte y al medio. No me gusta mentirme a mí mismo, hacerme el pro , el canchero y tener que levantar un programa. Prefiero hacer un unitario de quince capítulos que uno que termine a los siete por bajo rating. Me gusta defender un horario, que mis programas sean populares y prestigiosos. Con Verdad consecuencia encontré mi estado natural como productor: tener prestigio y popularidad.
-Es un equilibrio difícil de conseguir, ¿no? Es opinable, pero por lo general los programas de mayor rating no son lo de más calidad.
-No sé? Con una tira diaria a las 9 de la noche voy a buscar a la mayor cantidad de gente posible porque me meto en la familia, apunto ahí. Pero también hice unitarios de calidad a los que les fue muy bien. Y ojo que también me siento mucho más orgulloso de algunas tiras que de muchos unitarios. Programas como Valientes, Campeones, Gasoleros, Son amores, Padre Coraje o Soy gitano fueron para mi gusto muy buenos.
-¿Te arrepentís de algún programa que hiciste?
-No, arrepentirme la verdad que no. Pero sí me doy cuenta de que encaré mal unos cuantos. Pero no me gusta ser botón de los actores que los hicieron. Tengo muchos logros y varios errores, pero en los casos de los errores asumo la responsabilidad total. El actor interpreta la partitura que le entregás.
-En la última semana bajó el rating del programa de Tinelli. ¿A qué lo atribuís?
-A Marcelo siempre se lo mide con la vara de 28 o 30 puntos, cuando el piso de su programa es de 24, salvo en circunstancias excepcionales.
-¿Qué nivel de injerencia tenés en ese programa?
-Poco. Tengo mucho diálogo con Marcelo, pero el olfato para macerar ese estofado lo tiene él. Y es un programa en vivo, así que él va poniéndole la impronta que necesita ahí mismo. Le puedo decir que me gusta más o menos, pero él conoce perfectamente el pulso del programa, sería desubicado que me meta más, no me imagino haciendo eso. Alguna vez le he dicho "seguí por el lado de la comedia que te va muy bien" o que no se peleen tanto los jurados, pero no más que eso.
La Nacion
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