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Muriel Santa Ana se refirió a su próximo trabajo en tele, con Adrián Suar y Natalia Oreiro.

La actriz disfrutó del buen cine en San Juan y se refirió a su próximo trabajo en tele, con Adrián Suar y Natalia Oreiro.

A la par de dos estrellas





Las edificaciones bajas son una constante en las ciudades de montaña por la siempre presente amenaza de los movimientos sísmicos. En San Juan es imborrable el recuerdo del trágico terremoto del 15 de enero de 1944 en que la ciudad quedó prácticamente destruida. Es por eso que la mayoría de las casas son de un solo piso y los rascacielos aquí solo se ven en fotos.

Uno de los edificios más grandes e imponentes es el Hotel del Bono, que aunque no es una torre de gran altura, sorprende por sus lujos y el Casino que posee. Aquí es donde se alojaron las figuras invitadas del Festival de cine de la UnaSur. Una de ellas es la directora Ana Piterbarg, que ayer estuvo presentando su opera prima “Todos tenemos un plan”. Y luego tuvo una animada charla con los espectadores, en la que entre otras cosas, contó que conoció a Viggo Mortensen, protagonista del film, al cruzarlo un día en el gimnasio de San Lorenzo. Dentro de las varias personalidades que vinieron a disfrutar del cine latinoamericano se encuentra la actriz Muriel Santa Ana, que tranquila y relajada espera el encuentro con La Razón en el lobby del hotel.

La hija del fallecido actor Walter Santa Ana, aprovecha para distenderse, viajar y ver películas antes de encaminar su futuro con todo hacia la nueva ficción de El Trece “Solamente vos”, con Adrián Suar y Natalia Oreiro. “Tengo una responsabilidad enorme de estar a la par de dos estrellas, pero creo que puedo hacer un buen trabajo. La verdad estoy re contenta porque es un personaje que, por lo que me describieron, es genial”, dice Muriel entusiasmada.

La intérprete de Lucía, su personaje en “Ciega a citas” (2009), le dio mayor popularidad tras una larga trayectoria en teatro pero Santa Ana asegura que le costó adaptarse a la fama ya que “soy muy tímida y a veces no sé bien cómo reaccionar cuando me vienen a saludar”.

¿La televisión es un mal necesario para abrir puertas? 
No lo definiría así. La tele tiene reglas diferentes al teatro y al cine, pero la verdad no me identifico con esa expresión hacia nada en la vida. No creo que nada malo pueda ser necesario. Cada actor hace el camino que puede, ya que es una profesión muy dura, irregular e inestable. La tele te da un entrenamiento de espontaneidad y por eso al mismo tiempo es muy desgastante. Todos los días tenés que ser creativo y si hacés una tira durante meses, te liquida la espontaneidad.

¿Pudiste ganarle a las inseguridades de una actriz? 
Los nervios y la sensación de siempre estar empezando que tengo yo no me abandona nunca. Es una sensación de estar recién dando mis primeros pasos con cada cosa nueva que hago. Vuelvo a cero, me vuelvo a probar, nunca me sale nada muy fácil.

¿Entre tus desafíos está la dirección? 
No, es una materia que me da respeto y terror. Jamás me animaría, ni en cine, ni en teatro, no estoy preparada. No soy buena para nada. Mis fantasías pasan por interpretar algunas historias, no me animaría a dirigir.

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