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Brenda Asnicar pasó de ser una “divina” de “Patito Feo”, a grabar en los barrios más duros de Bogotá


El cielo gris de Bogotá del verano que se fue, se parece mucho a este manto de nubes oscuras que tapan la luz del otoño porteño.


 Allí arriba, en la cima de la colina más alta del popular barrio Las Cruces de la capital colombiana, se dibuja una casita china, debajo duerme un dragón que pronto despertará con el sonar de la cumbia. Es esta pincelada de fantasía la punta del ovillo de Cumbia Ninja, la nueva serie musical que protagoniza la joven actriz argentina, Brenda Asnicar, junto a una selección de artistas latinoamericanos. Se estrenará por Fox, a partir de la segunda mitad del año, para todo el continente. Allí, la reina de las “Divinas” de Patito feo, se reinventa y explora un universo nuevo.
En lo personal, la chica que hace un par de años hizo explotar las revistas por su romance con el futbolista Carlos Tévez, se manifiesta abierta al amor. Aunque de aquel asunto específico no quiera hablar. “Sólo se trata de conectarse con el sentimiento sincero y verdadero de la otra persona, sin importar las diferencias. Me encanta sentir amor y necesito la contención de alguien, extraño tener un compañero con quien compartir una cena, ir al cine, lo que sea. Busco un compañero”, confiesa.
Pero lo que más extraña, siendo hija de padres jóvenes, es la calidez del hogar y a “su mejor amiga”. Brenda está acostumbrada a viajar, trabaja desde los 11 años y tiene 21, casi la mitad de una vida corta pero intensa que suma una aquí su nueva aventura. “Cumbia Ninja es un regalo que me llegó del cielo, es un mundo nuevo para mí. La historia es comprometida y me da la posibilidad de hacer un personaje complejo en su psicología y en las cosas que le van pasando. Es un desafío, había trabajado en telenovelas para chicos, con otro lenguaje. Tuve que aprender Kung Fu, tomo clases de mandarín, siento que me enriquezco día a día”, explica Brenda, que viene de otro gran paso en su carrera internacional, como parte del elenco de la novela de TelevisaCorazón valiente (aquí, por Canal 9).
¿Te estás reinventando?

Estoy creciendo en muchos aspectos, estoy cambiando mucho, viviendo sola. Una serie implica otros tiempos y actuaciones distintas a las que hacía en Nickelodeon o Disney Channel. Estoy tratando de descubrirme en este espacio. Forma parte de crecer, salir de la casa de papá y mamá. Cuando hacía Patito feo tenía 15, y juraba que tenía 20. Miro para atrás y pienso ‘¡qué pendeja, por Dios!’.
¿Pensás que tus personajes anteriores te juegan en contra para crear un personaje dramático?

Sí, pero nunca tuve miedo de encasillarme en algo. Cuando tomo clases de teatro, leo libros, trabajo con profesoras, veo en mí la posibilidad de hacer otras cosas. Lo bueno es que te den la posibilidad de demostrarlo. Hace 5 años que hice Patito feo, y que venía haciendo repetidamente lo mismo. Necesitaba un cambio.
Te reconocés como una chica con inquietudes políticas, ¿esta serie, con los escenarios y la temática que trata, cubre esas necesidades?

Cuando veía novelas, independientemente de la ideología, notaba que siempre son nenes“I Wanna Be a Star” , que quieren ser súper estrellas, pero nunca está la secuencia del pibe esperando un bondi para ir al colegio. Son cosas que pasan en nuestros países. Acá hago de una chica bien a la que le cambia la vida. Fue lo que más me gustó, ponerme en la piel de un personaje que no fuese frívolo o estúpido por primera vez. Es todo un desafío. Antonella me encantaba porque fue descubrir un mundo, pero pasó. Ahora quería algo más comprometido, intenso y real. Esta es una historia nada fácil; cuando grabamos en el barrio Las Cruces vemos cosas increíbles y crudas. El otro día mataron un tipo ahí, donde estábamos grabando. Me pasó también de ver gente drogándose con pegamento, y realmente me toca muy duro. Tenemos un montón de escenas donde hablamos de las diferencias sociales, de exclusión.
Al grabar en esos escenarios, es un desafío estar a la altura del lugar. Pienso en programas como “Okupas”, cuando iban a Fuerte Apache o al Docke, los personajes eran muy reales, encajaban en ese contexto.

Okupas es uno de mis programas favoritos, me lo pasó mi hermano que es director. El me decía que lo que importa es el sentimiento que le pongas, y nuestro director insiste con eso: que más allá del HD y todo lo demás, lo importante es lo que vos transmitas, la idea. Actoralmente estamos haciendo todos un gran esfuerzo. Yo, particularmente, me dedico más a observar las cosas porque soy un niña bien que aterriza en un barrio popular. Pero se está logrando mostrar algo real, creíble.
¿Te sentís familiarizada con la música urbana, el reggaetón?

Yo soy música, básicamente, me encanta. En mi casa siempre escuchamos todo tipo de música, el género como tal no existe, la música bien hecha es buena sea cual sea el género. Me gusta desde Nina Simone a John Frusciante, miles de cosas. El reggaetón tiene que ver con un contexto social que está muy interesante para contar.
Te toca hacer un personaje doble, ¿cómo sería?

Juana es una chica sobreprotegida, sensible, que nunca se expuso a determinado tipo de situaciones. Yo tuve una época que era muy así, y cuando empecé a viajar fui conociendo un montón de cosas. Desde muy chica viajo mucho y estoy siempre sola. Hay algunas cosas de mis propios sentimientos que decidí volcarle a Juana para que tuviera fuerza y fuera más verosímil. Frente a las cosas que nos van pasando siempre tenemos dos caminos, o nos vamos al pozo o nos hacemos más fuertes. Mi personaje atraviesa ese proceso. Nieves, la chica en la que se convierte, tiene la fuerza que Juana pensó que no tenía y su búsqueda implica cierta valentía. Muchas veces no sabemos cómo vamos a reaccionar frente a algunas cosas hasta que nos pasan.
Clarin.com

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