Fue la primera rubia de Alfred Hitchcock en EE UU.
Su papel en Rebeca (1940) como la atormentada segunda señora De Winter, constantemente eclipsada por el fantasmal recuerdo de la anterior, dio el primer y definitivo impulso a la carrera de director y actriz en Hollywood. Joan Fontaine, que ha muerto hoy a los 96 años en California, consiguió el rol casi como un regalo adelantado de su 22º cumpleaños tras coincidir con el productor David O. Selznick en una cena y encandilarlo al discutir la novela de Daphne du Maurier. Un gesto que bien pudo salvar a su carrera de irse por la borda.
Joan Fontaine había nacido como Joan de Beauvoir de Havilland en 1917 en Japón, donde vivían sus padres, un profesor de inglés y abogado de patentes y una actriz de la londinense Royal Academy of Dramatic Art. Tras una infancia complicada (anemia, hogar familiar roto y divorcio), Fontaine se trasladó a California con su madre y su hermana mayor, la también futura actriz Olivia de Havilland (por imposición materna, Fontaine tuvo que cambiar su apellido para no interferir en la carrera de su hermana), donde comenzó estudios de arte dramático y logró un contrato con la RKO en 1935. Aunque el estudio intentó promocionarla como una de sus nuevas estrellas en diversas películas, como el musical Señorita en desgracia (1937) junto a Fred Astaire, el favor del público se le resistía y su prometedora carrera parecía abocada al fracaso, por mucho que George Cukor se fijara en ella para incorporarla al reparto coral deMujeres (1939). Entonces llegaron O. Selznick, Hitchcock, soñar que volvía a Manderley y el éxito desbordado.
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