Llega el día tan esperado (¡y tan temido, también!) para Lorena (Bertotti): el momento de enfrentar por última vez una mesa de examen. Luego de once largos años, finalmente está por cumplir su sueño de convertirse en médica.
Sin embargo, antes de rendir el profesor le da una noticia que la desconsuela: debido a las inasistencias, se ha quedado libre en esa materia y, por lo tanto, no puede rendirla. Impotente, sólo alcanza a hacer un último llamado a su (ahora) “odiado” Dr. Müller (Amigorena), responsable de las continuas ausencias a clase de su discípula.
Haciendo gala de su estilo seductor, el afamado cirujano consigue que Lorena dé el examen final. Y ella, gracias a su esmero y dedicación, es aprobada, obteniendo una muy buena calificación.
Ya afuera del claustro, Lorena no puede creer que ha cerrado una etapa tan importante de su vida. Sin embargo, a pesar de la magnitud del acontecimiento, nadie la está esperando para festejar su logro. Sus amigas aún no han llegado. Pero a lo lejos, divisa una figura que le es familiar. Sí, es él, el mismísimo Federico Müller, que corre hacia ella para abrazarla y felicitarla por haber llegado a la meta. Y, sin poder contener la emoción, se deja llevar y le da un apasionado beso, que sorprende gratamente a nuestra querida Lorena…
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