Pero su llegada alterará el mundo de todos los que la rodean.
Silvita. Así, en diminutivo, a pesar de ser ya una mujer. Es que ese mote identifica en cuerpo y alma a la hermanastra de Mónica (Morán): contextura pequeña; inocente, rozando la ingenuidad; soñadora e “inventora compulsiva” de historias que escapan a la realidad.
Silvita es hija de la madre de Moni y su segundo esposo. Nació en Rosario y desde niña desarrolló un vínculo muy cercano con su padre, al que siempre defendía en las peleas hogareñas. Con los años, esa relación paterno-filial se tradujo en una opresión casi constante que aisló a Silvita de otras interacciones sociales más saludables.
Así, la vida es para ella lo que ve desde el encierro de su casa; lo que ve por la tv; lo que le cuentan. Ella casi no ha salido al mundo. Su sueño eterno es viajar a Buenos Aires y cumplir sus más ansiados deseos.
El destino hará que finalmente recale en ese destino tan anhelado, para reencontrarse con su hermana luego demucho tiempo. Su llegada alterará el mundo de todos los que la rodean: Silvita acarrea muchos problemas en su vida y tiene “la facilidad” de generar otros tantos.
Sin empleo y sin horizonte para su subsistencia, Donofrio (Ajaka) le dará una mano y la recomendará en el trabajo donde su primo, Falcón (Alfredo Casero), es el encargado de seguridad: un local de venta de artículos varios en el barrio chino, comandado por un oriental algo cascarrabias. Cuando Falcón conozca a la nueva empleada, la atracción será inmediata. Ambos tendrán una conexión muy especial
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