Con una carrera meteórica en Hollywood y convertido en uno de los imprescindibles de la gran pantalla, el actor australiano, de 31 años, ya puede presumir de tener en su currículum un nuevo título, que aunque nada tiene que ver con el séptimo arte, sube la moral a cualquiera.
"Este título está basado en un test de inteligencia y no sólo en la apariencia física" y mientras conquistaba a la cámara con sus profundos ojos azules, Chris añadía: “Me gustaría dar las gracias a mis padres por haber hecho esto juntos”.
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