Pasar al otro lado. Cruzar la raya. Cambiar de orilla. Por estos días, Sebastián Estevanez piensa en esos conceptos cuando evoca sus inicios y digiere su presente.
Quince años atrás, cuando era utilero de la tira Gino , Arnaldo André lo desafió: ´ Dejá de armar la verdulería de la historia y venite de este lado ´. Inexperto, abandonó el detrás y puso el pecho a la cámara. Este año repitió la filosofía del cruce de vereda: con su Marito Gabardina en Cuando me sonreís (a las 22, por Telefe) dejó reposar al galán y se metió en un rico antihéroe: “Elegí ir a fondo”.
Contrincante de Gastón Murfi (Facundo Arana) en el amor (encarna al novio de Luna, Julieta Díaz), su personaje lo devuelve a la comedia y a ese registro que transitó en Los buscas , en el cuerpo de su recordado Beto Santana. “Un tipo así exigía jugarse. Y me tiré a la pileta. Canté, bailé sabiendo que no es mi fuerte, me fui al extremo sin miedo. Para componerlo pensé en Rodrigo, buenazo, extrovertido y tipo que vivió a fondo”, juzga. “Siento que en la tele hoy ganan los antihéroes”, entiende.
Pese al apogeo, Marito se despide esta semana: el actor colgará el traje de cuartetero para volver a las huestes de su padre, el productor Quique Estevanez. Con la pareja central de Juan Darthés y Laura Azcurra, el cuento lo tendrá como corredor de Turismo Carretera. “Me duele dejar el programa, pero yo había entrado al elenco por un mes y me extendí. No soy de los que faltan a la palabra”, sostiene.
¿Cuestión de fidelidad paternal? ¿Te sentís más seguro trabajando en familia? No, yo trabajo feliz en donde sea. De hecho trabajé lejos de mi viejo y disfruté igual. Considero que en definitiva no trabajo con mi viejo, porque el día a día lo comparto con los actores y los directores, no con él. Desde que dejé de ser utilero para actuar en Gino vengo arriesgando. Y jugando, porque no entiendo el trabajo si no es jugando.
Un día, sin currículum, te invitaron a actuar. ¿Realmente tenías sentimientos hacia la actuación? Un sentimiento demasiado pronunciado: el respeto a algo que me parecía imposible. Era boletero del Broadway, tenía contacto con los actores. Terminaba de vender las entradas y me quedaba a ver las funciones. Era algo que estaba adentro, pero era tan fuerte que se ve que no sabía cómo darle forma. Lo pensaba como improbable, era como tirarme en paracaídas.
Jugando a ser futbolista, el ex muchacho que cambió compras de utilería en los puestos del Mercado Central por camarines televisivos, debutó en el cine europeo. Es que fue protagonista de Superclásico , filme danés de Ole Christian Madsen. “Fui a un cásting casi sin hablar inglés y terminé filmando en La Bombonera”, se ríe y se sincera: “Encarno a un rústico. Y la verdad, eso soy un poco yo”.
Clarin
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