Brad Pitt no huele a Chanel N° 5

Al parecer la mujer Chanel N° 5 ya no existe, por eso un hombre protagoniza el nuevo spot de la fragancia más famosa del mundo.

"Lo mismo que las pinturas de las cavernas, los anuncios no son medios de expresión privada sino colectiva. Son torbellinos de poder colectivo, máscaras de energía inventadas por modernos miembros de las tribus", Marshall McLuhan en La cultura es nuestro negocio.

¿Qué dice de la realidad el que un anuncio de un perfume profundamente identificado con la feminidad sea protagonizado por un hombre? ¿Por qué anunciar un perfume con alguien que no lo usa?

Chanel desesperó al no encontrar a una mujer, en realidad una actriz, que evoque seducción, misterio, belleza, originalidad, etc. Porque Chanel N° 5 no es sólo un perfume, es el perfume más icónico de la historia. Es cierto de las campañas cada vez han sido más deslucidas al transcurrir las décadas, de Catherine Deneuve aAudrey Tatou hay una abismal diferencia: ser una leyenda.

Y parece indicar eso mismo, no hay nadie que pueda usar el Chanel N° 5 en tiempos donde (casi) cualquiera lo puede adquirir, curioso, ¿no?

Las críticas al nuevo anuncio del perfume (Invitable), protagonizado por Brad Pitt, han sido interesantes, ya es considerado el peor spot publicitario de Chanel. Brad, en blanco y negro, dirigido por Joe Wright (Anna Karenina), dice líneas sin sentido mientras se entrelazan imágenes de mujeres que quizá podrían usar la fragancia. Pitt cobró 7 mdd por ser la imagen de un perfume que jamás va a usar. Extraño.

No importa el anuncio, sino la lectura del mismo. Al parecer la publicidad cada vez se descara más. Todos sabemos que Salma Hayek no usa Avón pero la magia de la publicidad pretende que sí. Chanel dice: compra algo, no importa si lo usas o no, sólo cómpralo, no cuestiones, sé feliz.

Pitt jamás olería a Chanel N° 5, no es tipo de hombre ambiguo que podría rociárselo.

Quizá la mujer con estereotipo Chanel No. 5 ya no existe. No puede existir en esta realidad con mayor uniformidad, o democracia, donde todos son estrellas en sus propias realidades (FB, Twitter, Instagram, Youtube).

Chanel cayó en su propia contradicción: vendían un perfume como algo único e inimitable aunque para todos ?y todos lo compraron. Ahora venden un perfume que no huele en la piel de ninguna musa, que era el símil de su perfume (única, imitable, insustituible), su sentido se anuló. Porque ya nada en este cruce de realidad real y virtual  es único, inimitable o misterioso; la celebridad dura unos clicks, insuficiente para encumbrar a alguien que pueda rociarse de diferencia.

El otro síntoma inequívoco está dicho, Brad vende algo que no usa y nunca va a usar. Como todos nosotros. Quizá sea hora de aceptarlo, ahora que Chanel dio el primer, terrible, paso.