El actor Viggo Mortensen está recuperando una de sus raíces, pues está iniciando una colaboración directa con el cine argentino, el país en el que residió durante una parte de su infancia.
El año pasado protagonizó Todos tenemos un plan, de Ana Piterbarg, donde interpretaba a dos hermanos gemelos, uno de los cuales asumía la personalidad del otro tras su muerte. Pero el próximo contacto con la cinematografía argentina es mucho más arriesgado: Viggo Mortensen ha decidido producir, a través de su productora Perceval Films, la próxima obra del cineasta experimental Lisandro Alonso, que también protagonizará.Todavía no tiene título la obra, pero se conoce el argumento. Y en él, Viggo no sólo recupera su pasado latinoamericanas, sino que desempolva gran parte de su árbol genealógico: encarna a un danés, precisamente la nacionalidad de la que proviene su familia paterna. La historia será mínima, como ocurre en todo el cine de Lisandro Alonso: el danés viaja con su hija a un desierto que sólo existe más allá de los márgenes de la civilización. Quizá la colaboración con Viggo Mortensen sirva para conectar su cine con un público más amplio, tal y como ha declarado en una reciente entrevista:
Es un actor que entiende lo que yo hago, no es que vaya a hacer algo distinto, es que él quiere aportar toda su profesionalidad y su carisma, para ver si podemos mejorar o hacer un poco más atrayente la propuesta, pero el proyecto va a salir de los elementos que yo conozco y vengo trabajando.
Este argumento le servirá al director para reflexionar acerca de la relación del ser humano con la naturaleza, un tema propio de su filmografía, ya que salvo Fantasma, todas sus obras se desarrollan en un ambiente salvaje. Estos espacios sin civilizar le sirven a Lisandro Alonso para una reflexión acerca de la libertad del ser humano en un contexto donde no se aplica la moral ni el derecho. De ahí que su primera obra se titule La libertad. Una libertad que parece impracticable asumiendo las preocupaciones del ser humano, y que para Alonso a veces sólo puede ejercerse mediante la aproximación a la conducta animal, mediante la desespiritualización de los elementos y la conexión con una materia desencantada e inerte. La soledad radical de la materia.
El cine de Lisandro Alonso se caracteriza por tratar de suprimir los elementos ficticios de sus narraciones, tratando de recurrir a acontecimientos mínimos que impidan una ficcionalización del mundo. Su cámara pretende captar la realidad, de ahí que sus historias sean mínimas, acaso sensaciones, acaso pequeños contactos con el entorno, pero apenas ocurren sucesos y aborta por completo la intriga o la narración clásica, que siempre está proyectando un final de resolución. Y así, eliminando la intriga, se consigue que la atención del espectador se focalice en el presente del relato, en el devenir del tiempo fílmico, y se concentre en la visión de elementos que pasan desapercibidos en la vida cotidiana.
Toda la filmografía de Lisandro Alonso está interconectada entre sí, pues recupera los personajes de sus primeras obras, como ocurre en Fantasma, donde el personaje del asesino Argentino Vargas se ve, a sí mismo, en una sala de cine, observando su actuación en Los muertos. No sabemos todavía si en la próxima obra habrá nuevas conexiones con el pasado de su filmografía. Tampoco hay fecha de estreno, pero se sabe que, además de Viggo Mortensen, va a ser apoyada por la productora del mexicano Carlos Reygadas, Mantarraya. Y el guión va a ser escrito por Lisandro Alonso en colaboración con Fabián Casas, quien se encargó de la escritura del cortometraje Carta para Serra, del mismo director.
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