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Calu Rivero “Me gusta la mujer guerrera, que lucha”

Debutó en cine con “Tesis sobre un homicidio”. Sobreexposición, rumores y escape a Nueva York. Sean Penn y frescura recuperada.
“Me gusta la mujer guerrera, que lucha”




Tiene una mirada angelical y una sonrisa que contagia. Sin embargo, a primera vista Calu Rivero parece que esconde algo. Luego dejará en claro que es una mezcla de timidez y temor por el contacto con la gente. Le costó mucho, cuenta, su exposición mediática tras su paso por la telenovela “Dulce amor”, pero ahora lo disfruta. Rivero pasó por Pinamar para presentar Gancia+ Drink Collezione, la propuesta de tragos del renovado Gancia, y conversó con NOTICIAS.
 Su carrera se aceleró en los últimos dos años. ¿Cómo se siente con eso?
Calu Rivero: Hace cinco años que me preparo. Creo que se dio con caminos acertados, por lo menos para ir creciendo, sumando experiencia para mi carrera.
Después de “Dulce amor” llegó el debut en cine, nada menos que con Darín en “Tesis sobre un homicidio”.
Rivero: Es un thriller muy bien hecho, que cierra por todos lados. Tiene un guión espectacular. Te la devorás, tenés ganas de seguir viendo para saber qué pasa. Está muy bien contada, la música está muy bien lograda. ¿Viste cuando una película está muy bien hecha? Por ningún lado te hace ruido.
¿Y cómo llegó la propuesta para sumarse al proyecto?
Rivero: Me avisó mi representante que había un casting. Lo hice y quedé seleccionada para el segundo. Este ya fue con escenas más comprometidas con la película, el director me contó de qué se trataba el proyecto. Fue increíble, cuando salí no importaba si quedaba o no. Había superdisfrutado la experiencia.
 Hay escenas muy jugadas, muy sensuales. ¿Le costó?  
Rivero: Sí, hay escenas. Para mí era tan fuerte, como tratar de que todas se vieran como verdaderas. Digo, más allá de la acción, tiene que ver con el compañero que te toca, con el momento. En las escenas de sexo éramos cuatro: el director, el cámara, Alberto (Amman) y yo. Entonces se pasa rápido y confiás.
 ¿Y cómo fue trabajar con Ricardo Darín?
Rivero: Divino, una experiencia increíble. Es muy divertido, muy generoso. Me agregaba detalles que sumaban a ese momento. Por ahí uno puede saber toda la teoría, pero hay que acordarse la letra. Entonces me decía “acordate de esto” u “olvidate de aquello”. Me sentí muy guiada por Hernán (Goldfrid, el director), por Ricardo…
 ¿Qué pasó con su salida de “Dulce amor”? Quedó la sensación de que fue de un día para el otro.
Rivero: Lo de “Dulce amor” fue raro para la gente porque no lo sabia, pero bueno, ya tenía pautado hacer una cantidad de capítulos. Costó entender que dejara una tira que era un éxito para ir a estudiar inglés a Nueva York, pero priorizo mucho mi estudio y todos los caminos que voy tomando. Era un plan, y supe que era el momento porque estaba todo armado, prioricé mi deseo de crecer… Lo disfrute muchísimo, volví a ser esa chica de Recreo, en Catamarca, que se muestra como quiere, a la que nadie conoce,  y entonces no tienen preconceptos. Saqué esa espontaneidad que estaba un poquito tapada.
¿La apabullaba la gente en Buenos Aires?
Rivero: La sobreexposición es un poco… Creo que te la bancás o no. A mí me pareció muy fuerte. Estoy superagradecida con el espacio que tuve en “Dulce amor” y con el amor de la gente, con su fidelidad… pero a la vez resulta muy demandante. Sentí que estaba muy expuesta y no estaba disfrutando de un montón de cosas. Estaba dejando de ser la chica fresca que llegó del interior.

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