Después del escándalo por la difusión de su video hot.
El accidente que la dejó en la semifinal de Bailando por un sueño con cuello ortopédico y la separación de Mariano Otero, la comediante conducirá Dale la tarde en El Trece y volverá al teatro musical con Anything goes
Florencia Peña aterrizó en Buenos Aires después de unos días de descanso en Los Angeles. Sin embargo, las millones de personas que habían visto su video hot todavía estaban acá. “¿Por qué la vergüenza que siento de caminar por la calle y que la gente me mire con cara de ‘te vi en el video y sé todo lo que hacés’?”, dice. El tape, que según la actriz fue hackeado, salió a la luz la última semana del año y la muestra en la intimidad de su habitación con su ex marido, Mariano Otero.
El accidente que la dejó en la semifinal de Bailando por un sueño con cuello ortopédico y la separación de Mariano Otero, la comediante conducirá Dale la tarde en El Trece y volverá al teatro musical con Anything goes
Florencia Peña aterrizó en Buenos Aires después de unos días de descanso en Los Angeles. Sin embargo, las millones de personas que habían visto su video hot todavía estaban acá. “¿Por qué la vergüenza que siento de caminar por la calle y que la gente me mire con cara de ‘te vi en el video y sé todo lo que hacés’?”, dice. El tape, que según la actriz fue hackeado, salió a la luz la última semana del año y la muestra en la intimidad de su habitación con su ex marido, Mariano Otero.
Contra viento y marea, podría decirse, mañana a las 14.30 Peña se pondrá el traje de conductora “pum para arriba” en Dale la tarde, el programa de El Trece en el que estará acompañada por Mariano Iúdica. Después de su participación en Bailando por un sueño, donde llegó a la semifinal con un cuello ortopédico debido a un accidente en un ensayo, ella reafirma su decisión de trabajar para el Grupo Clarín, lo que generó polémica tras su fuerte adhesión durante años al gobierno kirchnerista.
Sus últimos años no fueron fáciles. “Intensos”, los define ella. Su debut como productora televisiva no fue exitoso –Sr. & Sra. Camas, en la TV Pública, tuvo un promedio de 2 puntos de rating y duró tan solo unos meses– y en mayo se separó de Otero. Ahora, Peña está en una relación con el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y volvería a apostar para producir, aunque no de la misma manera.
—¿Cómo afrontaste el tema del video con tus hijos, Tomás y Juan?
—Estoy destruida. Me re pegó. Aunque Toto, que tiene nueve años, no vea el video, los amigos son crueles a veces. Me pasaba también con el “Bailando”: algún chico más grande le decía que yo me había peleado con Peter y Paula, y el venía a preguntarme. La información, aunque no la vean, les llega.
—¿Cómo reaccionó Toto?
—El otro día, antes de que yo me fuera a Los Ángeles, vio en la computadora una foto grande mía que decía “Florencia Peña y su video porno” y me preguntó: “Mami, ¿qué video?”. Y yo: “No, nada, zaraza…”. Todos tenemos derecho a la intimidad. Entonces, ¿por qué mis hijos tienen que estar expuestos? ¿Por qué la vergüenza que siento de caminar por la calle y que la gente me mire con cara de video? Con cara de “te vi en el video y sé todo lo que hacés”.
—¿El humor te ayuda a lidiar con la situación?
—Sí, yo sé que le voy a encontrar la vuelta con el humor, porque soy así con todo. El humor me ha salvado de grandes depresiones porque me han pasado muchas cosas. Pero todavía estoy un poco…; cinco millones de personas vieron el video, es como si lo hubiera visto toda la población de Uruguay.
—¿Cómo avanza la causa?
—Está en manos de mi abogada, que es la que lleva todo adelante. Yo quiero que los culpables se hagan responsables y se den cuenta de lo que hicieron. Esto que me pasó va a hacer que me ponga a trabajar para que haya un proyecto de ley que ampare la privacidad, que la resguarde y que penalice a los que no la respetan. Si me decís que estoy involucrada en un acto de corrupción, en un acto delictivo, y me hackearon, bueno, lo entiendo. Pero me hackeaste con mi marido, en mi cuarto, no viene a cuento.
—¿Sentís que los últimos años fueron difíciles?
—No sé si difíciles, fueron intensos. Pero yo soy intensa, no sé ser de otra manera. Estoy aprendiendo a dosificar mi intensidad. Soy apasionada. Vivo todo a fondo. Con lo de la espalda en el “Bailando” me pasó eso: en vez de decir “chicos, no puedo”, fue “no, tengo que poder, tengo que seguir”. Y cuando me estaba por morir recién pensé en decir que no me sentía bien.
—¿Creés que pagaste un precio muy caro por tus opiniones políticas?
—Yo estoy dispuesta a pagar el costo de decir lo que pienso. En un momento necesité ser honesta con mi pensamiento, y lo fui.
—¿Seguís pensando igual?
—Sí, absolutamente. Creo que todos los artistas tenemos derecho a tener una postura, aunque algunos elijan no tenerla. Yo la tengo, pero no es eso lo que me define. Soy una actriz que tiene determinadas opiniones, sobre política y muchas otras cosas. No soy tibia con nada. Digo lo que pienso y eso complica un poco las cosas. Eduardo Galeano en un libro dice que los dóciles tienen asegurado un lugar en el sistema. Y yo no soy una dócil. No porque sea una reventada y una rebelde, sino porque necesito ser verdadera. Aprendí que eso tiene un costo, y estoy dispuesta a pagarlo.
—Volvés a trabajar en El Trece, ¿es una reafirmación?
—Ahora apuesto a volver a ser yo. Gané un montón siendo yo y ahora apuesto a eso porque me da felicidad.
—¿Te da libertad?
—Yo creo que la libertad me la tomo. Es complejo en un medio en que necesitan ponernos en estructuras. La comediante, la dramática, el conductor. Y yo soy un poco de todo. El chaleco que me fuerza a ser sólo una y soy más yo cuanto más pivoteo entre muchas cosas.
—¿Qué te dio el “Bailando”?
—Yo necesitaba reencontrarme con la gente. A mí Marce (Tinelli) me dijo algo que me convenció: “Olvidate del medio. Hablale a la gente, la gente te quiere. Sos una actriz de muchísimos años.” Y funcionó, recuperé la calle. Además la pasé genial. Me tocaron dos compañeros hermosos como Nico (Scillama) y Ariel (Pastochi, el coach). Agradezco haberme permitido no tener prejuicios.
—¿Sentís que te exigiste más de la cuenta?
—Realmente, llegar a la semifinal fue todo lo que pude dar. En un momento me di vuelta, lo miré a Piquín y le dije: “este es mi techo, eh”. Llegué muy lejos para cómo estaba mi cuerpo y el año que había tenido. Yo no me expongo en la vulnerabilidad, el humor me salva de ese costado para no tener que mostrar que yo soy hipersensible. En el “Bailando” fui vulnerable y ese fue mi punto de inflexión respecto de lo que se había visto de mí antes. Pero fui honesta y no tengo nada que recriminarme. Si no estás adentro del programa, no podés vivir la vulnerabilidad que se siente. Yo era espectadora del “Bailando” y pensaba “dale, no te podés poner a llorar”.
—¿Volverías a producir como lo hiciste en “Sr. & Sra. Camas” en Canal 7?
—Me dan ganas, pero no de esa manera, que fue en un canal que no estaba preparado para la ficción. Cuando grabamos, hacía treinta años que no se hacía una tira en el canal. Fue muy difícil.
—¿Te recuperaste a nivel inversión?
—No, estoy hasta las pelotas. Pero no me arrepiento de nada, creo que son experiencias que te ayudan a aprender cosas. El fracaso muchas veces es solamente que las cosas salieron como vos esperabas. Bielsa dijo una vez que el éxito es una ráfaga que aparece de vez en cuando, y cuando aparece está buenísimo, pero, en general, uno la rema. Y la verdad es que es en el fracaso cuando te hacés los planteos. Cuando te va bien pareciera que no podés tocar nada ni preguntarte nada, porque si funciona es mejor dejarlo así. Cuando no funciona te ponés a pensar qué podrías cambiar para la próxima. Yo trabajo de la misma manera cuando me va bien que cuando me va mal. Por eso no me trepo a los éxitos.
—¿Cómo es el proyecto de “Anything Goes”?
—Es una comedia musical grande, la protagonista es una comediante. Hay un zapateo americano de diez minutos y eso está buenísimo, yo zapateo desde muy chica. La verdad es que participar del “Bailando” me ayudó porque ahora en la obra se baila mucho. La hacemos con Enrique Pinti, Diego Ramos y gran elenco. Fui a ver la puesta en Los Angeles y me gustó muchísimo.
—¿Tenías ganas de volver a actuar?
—Sí, estoy muy contenta porque voy a estar conduciendo a la tarde, que me divierte, y voy a tener a mi actriz ocupada.
—¿Vas a hacer algo más en 2013?
—No, eso y un cuetazo.
Sus últimos años no fueron fáciles. “Intensos”, los define ella. Su debut como productora televisiva no fue exitoso –Sr. & Sra. Camas, en la TV Pública, tuvo un promedio de 2 puntos de rating y duró tan solo unos meses– y en mayo se separó de Otero. Ahora, Peña está en una relación con el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y volvería a apostar para producir, aunque no de la misma manera.
—¿Cómo afrontaste el tema del video con tus hijos, Tomás y Juan?
—Estoy destruida. Me re pegó. Aunque Toto, que tiene nueve años, no vea el video, los amigos son crueles a veces. Me pasaba también con el “Bailando”: algún chico más grande le decía que yo me había peleado con Peter y Paula, y el venía a preguntarme. La información, aunque no la vean, les llega.
—¿Cómo reaccionó Toto?
—El otro día, antes de que yo me fuera a Los Ángeles, vio en la computadora una foto grande mía que decía “Florencia Peña y su video porno” y me preguntó: “Mami, ¿qué video?”. Y yo: “No, nada, zaraza…”. Todos tenemos derecho a la intimidad. Entonces, ¿por qué mis hijos tienen que estar expuestos? ¿Por qué la vergüenza que siento de caminar por la calle y que la gente me mire con cara de video? Con cara de “te vi en el video y sé todo lo que hacés”.
—¿El humor te ayuda a lidiar con la situación?
—Sí, yo sé que le voy a encontrar la vuelta con el humor, porque soy así con todo. El humor me ha salvado de grandes depresiones porque me han pasado muchas cosas. Pero todavía estoy un poco…; cinco millones de personas vieron el video, es como si lo hubiera visto toda la población de Uruguay.
—¿Cómo avanza la causa?
—Está en manos de mi abogada, que es la que lleva todo adelante. Yo quiero que los culpables se hagan responsables y se den cuenta de lo que hicieron. Esto que me pasó va a hacer que me ponga a trabajar para que haya un proyecto de ley que ampare la privacidad, que la resguarde y que penalice a los que no la respetan. Si me decís que estoy involucrada en un acto de corrupción, en un acto delictivo, y me hackearon, bueno, lo entiendo. Pero me hackeaste con mi marido, en mi cuarto, no viene a cuento.
—¿Sentís que los últimos años fueron difíciles?
—No sé si difíciles, fueron intensos. Pero yo soy intensa, no sé ser de otra manera. Estoy aprendiendo a dosificar mi intensidad. Soy apasionada. Vivo todo a fondo. Con lo de la espalda en el “Bailando” me pasó eso: en vez de decir “chicos, no puedo”, fue “no, tengo que poder, tengo que seguir”. Y cuando me estaba por morir recién pensé en decir que no me sentía bien.
—¿Creés que pagaste un precio muy caro por tus opiniones políticas?
—Yo estoy dispuesta a pagar el costo de decir lo que pienso. En un momento necesité ser honesta con mi pensamiento, y lo fui.
—¿Seguís pensando igual?
—Sí, absolutamente. Creo que todos los artistas tenemos derecho a tener una postura, aunque algunos elijan no tenerla. Yo la tengo, pero no es eso lo que me define. Soy una actriz que tiene determinadas opiniones, sobre política y muchas otras cosas. No soy tibia con nada. Digo lo que pienso y eso complica un poco las cosas. Eduardo Galeano en un libro dice que los dóciles tienen asegurado un lugar en el sistema. Y yo no soy una dócil. No porque sea una reventada y una rebelde, sino porque necesito ser verdadera. Aprendí que eso tiene un costo, y estoy dispuesta a pagarlo.
—Volvés a trabajar en El Trece, ¿es una reafirmación?
—Ahora apuesto a volver a ser yo. Gané un montón siendo yo y ahora apuesto a eso porque me da felicidad.
—¿Te da libertad?
—Yo creo que la libertad me la tomo. Es complejo en un medio en que necesitan ponernos en estructuras. La comediante, la dramática, el conductor. Y yo soy un poco de todo. El chaleco que me fuerza a ser sólo una y soy más yo cuanto más pivoteo entre muchas cosas.
—¿Qué te dio el “Bailando”?
—Yo necesitaba reencontrarme con la gente. A mí Marce (Tinelli) me dijo algo que me convenció: “Olvidate del medio. Hablale a la gente, la gente te quiere. Sos una actriz de muchísimos años.” Y funcionó, recuperé la calle. Además la pasé genial. Me tocaron dos compañeros hermosos como Nico (Scillama) y Ariel (Pastochi, el coach). Agradezco haberme permitido no tener prejuicios.
—¿Sentís que te exigiste más de la cuenta?
—Realmente, llegar a la semifinal fue todo lo que pude dar. En un momento me di vuelta, lo miré a Piquín y le dije: “este es mi techo, eh”. Llegué muy lejos para cómo estaba mi cuerpo y el año que había tenido. Yo no me expongo en la vulnerabilidad, el humor me salva de ese costado para no tener que mostrar que yo soy hipersensible. En el “Bailando” fui vulnerable y ese fue mi punto de inflexión respecto de lo que se había visto de mí antes. Pero fui honesta y no tengo nada que recriminarme. Si no estás adentro del programa, no podés vivir la vulnerabilidad que se siente. Yo era espectadora del “Bailando” y pensaba “dale, no te podés poner a llorar”.
—¿Volverías a producir como lo hiciste en “Sr. & Sra. Camas” en Canal 7?
—Me dan ganas, pero no de esa manera, que fue en un canal que no estaba preparado para la ficción. Cuando grabamos, hacía treinta años que no se hacía una tira en el canal. Fue muy difícil.
—¿Te recuperaste a nivel inversión?
—No, estoy hasta las pelotas. Pero no me arrepiento de nada, creo que son experiencias que te ayudan a aprender cosas. El fracaso muchas veces es solamente que las cosas salieron como vos esperabas. Bielsa dijo una vez que el éxito es una ráfaga que aparece de vez en cuando, y cuando aparece está buenísimo, pero, en general, uno la rema. Y la verdad es que es en el fracaso cuando te hacés los planteos. Cuando te va bien pareciera que no podés tocar nada ni preguntarte nada, porque si funciona es mejor dejarlo así. Cuando no funciona te ponés a pensar qué podrías cambiar para la próxima. Yo trabajo de la misma manera cuando me va bien que cuando me va mal. Por eso no me trepo a los éxitos.
—¿Cómo es el proyecto de “Anything Goes”?
—Es una comedia musical grande, la protagonista es una comediante. Hay un zapateo americano de diez minutos y eso está buenísimo, yo zapateo desde muy chica. La verdad es que participar del “Bailando” me ayudó porque ahora en la obra se baila mucho. La hacemos con Enrique Pinti, Diego Ramos y gran elenco. Fui a ver la puesta en Los Angeles y me gustó muchísimo.
—¿Tenías ganas de volver a actuar?
—Sí, estoy muy contenta porque voy a estar conduciendo a la tarde, que me divierte, y voy a tener a mi actriz ocupada.
—¿Vas a hacer algo más en 2013?
—No, eso y un cuetazo.
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