Tiene frío Armando Bo. “Tremendo”, dice, del otro lado del teléfono, desde Sundance, Utah, Estados Unidos.
“No te imaginás, se quedan los autos en la nieve, es impresionante”. El realizador -nieto del mítico Armando Bo- está allí compitiendo en la sección de ficción internacional con su opera prima, El último Elvis . Lo acompañaron allí Griselda Siciliani (una de las protagonistas, el otro es un imitador real de Presley llamado John McInerny), los productores (Matías Mosteirín y “Chino” Fernández), su primo y coguionista del filme, Nicolás Giacobone, y su padre, Víctor Bo, a quien Armando presentó como “una especie de James Bond argentino de los ‘70”.
“Lo bueno del frío es que ves películas”, comenta Armando, quien trabaja mucho en publicidad y entró al cine grande como uno de los coguionistas, junto a Giacobone, de Biutiful , de Alejandro González Iñárritu. Ahora, tras exhibir la película dice estar tranquilo y contento.
“Hubo mucha movida de público, las funciones estaban llenas -comenta-. La tratamos de empujar bastante y creo que la gente se enteró de la película y estaba curiosa por verla. Estar acá es lo que me alegra. No pienso en la competencia ni en ganar. Quiero que el público la vea y que le guste. Y hasta ahora parece que funciona”.
Armando cuenta su anécdota de haber ido a visitar a Robert Redford en un almuerzo con todos los cineastas en el que “el bondi se quedó en la nieve y todos los directores estábamos afuera empujándolo”. ¿Y Redford? “Dijo que para él y para Sundance lo importante son las nuevas generaciones y hacer cine independiente. Que para él es un orgullo darles posibilidades a los nuevos directores.” Ahora varios han vuelto a Buenos Aires, entre ellos la embarazada Siciliani (“la teníamos que cuidar para que no se patinara en la nieve con las botas”, dice) y Bo cuenta las repercusiones que tuvo allí el filme, centrado en un imitador de Elvis, divorciado, que a causa de un accidente de su ex mujer (Siciliani) tiene que cuidar a su hija a la que entretiene viendo videos de El Rey del Rock.
“En general hay muy buena onda -dice-. La gente se queda a escuchar las preguntas después de la proyección, me pararon varias veces en la calle para felicitarme. La sensación es que viene muy bien; las críticas son muy buenas”.
¿Qué les da curiosidad del filme? Quieren saber si la historia es real, dónde encontré a Johnny (el imitador). Trato siempre de decir, de manera algo poética, que la película es una metáfora, llevada al extremo, de la falta de personalidad, de la necesidad de crear ídolos superficiales, de imitarlos. Y también quieren saber si Graceland (la mítica casa de Elvis que aparece en el filme) es la real. Y no, la reconstruimos toda en Buenos Aires.
Hoy son los premios y, si bien lo intrigan, dice que logró entender que lo importante “es que la película le llegue a la gente y que corran la bola para que se vea. Eso es lo que vinimos a buscar. Claro, si vienen premios, mejor”.
Clarin
Ahora, hay que darle a John Mc Inerny, el lugar que se merece . Llamarlo a la tv. entrevistarlo por la radio, y sobretodo hacerlo cantar y tocar la guitarra en todos los ámbitos posibles. Es un GRANDE, un gran artista, un copado como persona, es argentino, platense, arquitecto y profesor y además ama a Elvis con todo su gran cuerpo; su voz es increíble, su presencia, majestuosa, y por sobre todas las cosa un gran tipo, humilde y muy querible. Eso si, no lo ahogen, solo denle el lugar que merece. Gracias Armandito Bó por haberlo descubierto y darle ésta gran oportunidad totalmente merecida.
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