Ayer, a los 73 años, falleció la gran Mabel Manzotti. Hace un año sufrió un ACV del cual nunca pudo recuperarse y sus restos fueron depositados hoy en el Panteón de Actores del cementerio de la Chacarita.
Dúctil y ecléctica son los mejores calificativos que se le podrían adjudicar a Mabel Manzotti como actriz. Su natural predisposición, entrega y simpatía para encarar la comedia no le impidieron armar máscaras dramáticas que la hicieron merecedora de varias distinciones.
A esta maestra, nacida en Pergamino el 28 de julio de 1938, aunque llevaba oculta la ambición de subir a un escenario, no le resultó fácil llegar a ser actriz. Ella misma relataba: "Como mi mamá y yo imaginábamos que papá no me iba a dejar estudiar para actriz, le mentimos y en vez de decirle que iba al Conservatorio de Arte Escénico le decía que estudiaba para ser profesora de Historia".
Otra mentira, pero esta vez con la ayuda de Alfredo Alcón y Osvaldo Bonet, la ayudó a subir a un escenario: "Me llamaron para El farsante más grande del mundo y tuvimos que hacer una tramoya con Alfredo y Osvaldo. Le dijeron a mi padre que me habían visto en una fiesta de la escuela y que tenía condiciones. Y me dio permiso".
Así comenzó la carrera artística de una mujer que incursionó en el cine, el teatro y la televisión con la misma solvencia y capacidad. Hasta se dio el lujo, como ella recordaba con una sonrisa y mucha nostalgia, de ser vedette en el Maipo.
Tuvo sus grandes momentos cuando fue convocada para hacer de dama joven en Hello, Dolly!(1967), protagonizada por Libertad Lamarque (a quien también reemplazó), así como para otro exitoso musical Mame (1970), primero en un coprotagónico, hasta reemplazar a Beatriz Bonnet y encarnar a Mame, hasta que bajó de cartel. Además de estos dos famosos títulos, donde demostró sus condiciones para el canto y el baile, en la década del ?60 participó en El novio (1962), Los fantásticos (1962), El dedo gordo (1963), con Susana Rinaldi y Marty Cosens, y Paren el mundo, quiero bajar (1965). Por razones políticas, durante los años 70, no fue muy convocada, sin embargo la falta de propuestas artísticas no la iba abatir y demostró que el unipersonal era un género que le venía como anillo al dedo.
Dueña de un estilo particular y de un gran sentido del humor, empezó a generar sus propios espectáculos con el sello que la caracterizó. De esta manera, ¿Y por casa... cómo andamos? , pasó a ser una de las obras más representativas en su carrera, acumulando los premios Molière, Konex de Platino y Pepino el 88, entre otros.
Sin embargo, la popularidad se la brindaría la televisión en el ciclo El botón , con Alberto Olmedo y Jorge Porcel; con Gorosito y señora (1972), junto a Santiago Bal, Susana Brunetti y Eduardo Muñoz; y La mujer del Cholo (1981), junto a Rodolfo Ranni, programa que le permitió a Manzotti desplegarse cómodamente en la cuerda dramática.
Su oportunidad en el cine llegó en 1970 con Blum , de Julio Porter, seguida por Vamos a soñar por el amor (1971), con Niní Marshall, y ¿De quiénes son las mujeres? (1972), de Catrano Catrani. En 1976 tuvo su primer papel importante en cine en Sola , bajo las órdenes de Raúl de la Torre; en 1979 compuso a Felisa en El rey de los exhortos ; en 1986, interpretó Seré cualquier cosa, pero te quiero ; en 1996, y Besos en la frente , junto a China Zorrilla.
Durante los últimos años se volcó hacia el teatro y la televisión, llegando a rodar solamente tres películas desde 1996 a la actualidad: el corto Yo quiero ser bataclana (2005), El regreso de Peter Cascada (2005), basada en un argumento de Sergio Bizzio, y Más que un hombre (2007).
Como no tenía por costumbre desanimarse, ella siempre tenía guardadas algunas sorpresas. Una de ellas fue La señora Klein , donde el personaje de la psicoanalista Melanie Klein le permitió mostrar sus sólidas condiciones para el drama, un trabajo notable que contó con el elogio de la crítica y el público. Otra de ellas fue su unipersonal Más vale tarde que nunca , que desde la década del 90 presentó en diversos teatros nacionales y se convirtió en un clásico de su repertorio. Otro personaje recordable fue el que hizo en Volvió una noche (1995), de Eduardo Rovner, donde interpretaba a una "idishe mame" con una hechura melodramática muy bien definida. Luego vinieron Casa matriz (1997), Síndromes (2004); El alma de papá (2006); La pipa de la paz (2009). La lista de títulos podría llegar a ser extensa. Su trabajo la hizo merecedora a otras distinciones, entre ellas, Talía como Mejor Actriz (1965) y Revelación del Año (1962), Estrella de Mar (1985) y el Municipal por Memorias de un adolescente . En 1981 se le otorgó el Konex como Mejor Actriz de Unipersonal,
En 2008 interpretó un papel en la popular serie televisiva Vidas robadas , donde hizo de madre de Carlos Portaluppi, papel por el que fue nominada al Martín Fierro. Pero no todo en su vida fue la actuación y eso quedó demostrado con su incursión en la política. Le preocuparon hasta último momento los temas sociales y educativos, y la realidad nacional y las clases dirigentes: "Tenía muchas esperanzas de que de las asambleas populares salieran nuevos líderes. Pero lo que pasa es que a la gente le gusta opinar pero no le gusta mojarse los pantalones. Ese es el tema. El tema es ir y meterte, y después decidís: sigo o no sigo. Me dedico a esto o no. Yo en lo personal hice eso, que venga otro a ocupar este lugar." Su última aparición en público fue en octubre de 2010, cuando le entregaron el Premio Hugo al Teatro Musical a la Trayectoria, por su trabajo en el género.
Por su pasión por la actuación y por su compromiso social, no va ser fácil que alguien pueda ocupar el lugar que dejó Mabel Manzotti.
Su última obra teatral fue La pipa de la paz , en el Maipo, donde hizo de madre de Carlos Portaluppi, luego del éxito televisivo de Vidas robadas .
La Nacion
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