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Rodrigo Noya el niño prodigio vuelve con poderes

Después de haber vivido en España, regresó al país y ahora se sumó al elenco de “Los únicos”.






Se acuerdan de Rodrigo Noya, el adorable niño de Valentín, que después protagonizó Hermanos y detectives? Bueno, luego de haber vivido un tiempo en España, donde protagonizó la versión local de aquella serie, volvió al país y ahora lo veremos crecidito en la segunda temporada de Los únicos, que saldrá al aire desde febrero -sin fecha confirmada-, por El Trece. “Mi personaje es Bruno, un chico superdotado, que después de la explosión del cuartel central con que queda inconclusa la primera temporada, se le produce una mutación que le da el don de ser un hacker inalámbrico. O sea, se puede conectar a cualquier computadora desde cualquier lugar. El va a estar trabajando en la Central”.
Noya ahora tiene 18 años, pero su curriculum es frondoso. Apareció en Agrandadytos, el programa de Dady Brieva, allá por el ‘99, y después trabajó en la película Dibu 3. “El boom” de su carrera, como dice él mismo, se produjo a partir de Valentín (2002), de Alejandro Agresti. El personaje del chico que soñaba con ser astronauta se comió la película y lo hizo famoso. Después llegó un papel en Un mundo menos peor, también de Agresti, y el salto a la TV, con Las aventuras del señor Miniatura, con Boy Olmi. Hermanos y detectives, el programa de Damián Szifron, con Rodrigo de la Serna, lo llevó a España. 
“Lo último que hice fue la película El mural y la miniserie La defensora”, cuenta. Desde el 2 de enero está trabajando en Los únicos: “Es la primera vez que grabo una tira, es algo nuevo, voy adaptándome de a poco al ritmo. Es muy divertido, me llevo muy bien con todos mis compañeros, así que la paso genial. Hacer una serie de acción es bárbaro, por más que mi personaje trabaje más en la parte logística y no tenga tantos momentos de acción y aventuras propiamente dichas”. 
El chico de Chascomús no se arrepiente de haber sacrificado parte de su infancia y adolescencia por la actuación. “Sí siento que me perdí algunas partes de esas etapas de la vida, pero todo lo que hic, lo hice porque me gustaba. Sabía que me estaba perdiendo algo, pero era por dedicarme a una actividad que me gustaba. Además, iba compensando haciendo otras cosas: por ejemplo, iba a grabar y después volvía rápido a casa a juntarme con mis amigos. Siempre que pude, traté de mantener mi vida social paralelamente al trabajo”. Completó la primaria y la secundaria, dando libre o rindiendo varios exámenes seguidos. Le queda pendiente estudiar actuación: “Nunca pude, porque fue ocurriendo todo de repente”.



Clarin
 

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