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Nicolás Vázquez, protagonista de “Los únicos”, habla de su rol en la ficción

Nunca dudé de hacer esta segunda temporada”, dijo. Además, tendrá una historia de amor con Gimena Accardi su mujer en la vida real.

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De chico siempre fui el payaso de la familia”, dice Nico Vázquez de su característica que perdura aún siendo un hombre. De buen humor, chistoso y muy amable, el actor que actualmente compone a Rúben (así, con intencional acento en la u) es una de las cabezas de la brigada de “Los únicos (El Trece), que ya va por su segunda temporada.¿Tenías miedo de hacer una segunda parte? 
Cuando Adrián (Suar) me lo propuso no dudé. Me invitó a tomar un café y me dijo: “Voy a hacer la segunda temporada de ‘Los únicos’ y quiero que estés. ¿Te gustaría?” Yo no lo dudé. No le pregunté ni con quién ni a qué hora, lo único que le dije es “Quiero hacerlo”. Y hoy estoy muy contento con todo lo que estamos haciendo.

Hay rumores de que podrían pasar al horario de las 19 
Nadie me habló de eso todavía, pero yo para las 9, para las 7 o para la 1 voy a laburar igual. Soy el capitán de este barco y doy todo para que todo salga bien. Y es lo que estamos haciendo.Y además este año está Gimena (Accardi), tu mujer...No es la primera vez (estuvieron juntos en “Casi ángeles” y “Alma pirata”). A mí me encanta trabajar con Gimena. Cuando la llamaron de Pol-ka para incorporarse, lo hablamos en casa. Ella me dijo: “Me seduce pero yo siento que es tu programa...”. Para mí es genial que esté, el año pasado nos vimos muy poco, nos encontrábamos en la cama. Por suerte. (Risas). Y este año nos disfrutamos.
También volvés a trabajar con Emilia Attias después de haber formado una exitosa dupla en “Casi ángeles” (Telefé).
Con Emilia tenemos una química muy fuerte y especial, y nos reencontramos después de 5 años, en el mejor momento de nuestras vidas. Nos miramos y ya nos entendemos. Y se lleva muy bien con Gime, que eso es ¡espectacular! “Los únicos” fue mutando de programa familiar a un producto elegido especialmente por el público menudo. Dice Nico: “Le da la posibilidad al padre de sentarse con su hijo a ver la tele sin necesidad de taparle los oídos ni los ojos. No vamos a decir nada que esté fuera de lugar, te podés encontrar con un doble sentido pero lo vas a entender vos y no tu hijo. Y así no dejamos al adulto afuera, y en eso, creo, está la diferencia con otros ciclos: somos ‘los únicos’ que lo hacemos”.


(La Razon)

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