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Johnny Depp: ese extraño objeto del deseo

A los 48 años, atrae por igual -y sin proponérselo- a mujeres y hombres. Ahora está por estrenar “Diario de un seductor”, filme en el que encarna a un periodista.




 



Días antes de hacer esta entrevista, empecé a pensar que debía haber alguna ley que penara no querer a Johnny Depp. Todo el mundo se derrite ante la mención de su nombre. Los hombres lo admiran hasta más que las mujeres, y cuanto más famosos y sofisticados son, más parecen quererlo. Keith Richards, Brad Pitt, Marilyn Manson, los hermanos Gallagher adoran a Johnny, mientras que la revista GQ lo llama “el actor más cool del mundo”. Bruce Robinson, director de Jennifer 8abandonó su retiro de casi dos décadas como realizador para hacer la última película de Depp “porque era por Johnny”. Se trata de Diario de un seductor , y en breve se estrenará en la Argentina.
La mitología, y la realidad parece sostenerla, presenta a Depp como un hombre extremadamente esquivo y que odia a los medios. Sin embargo, luego de un largo juego de escondidas, se abre la puerta de una suite de un discreto hotel de Londres y ahí está, fumando acodado en la ventana. Tiene la camisa desgarrada de forma extravagante, una pesada joyería gótica y anteojos coloreados.
A los cuarenta y ocho años, mantiene un rostro, si bien ya no etéreo, de una belleza sobrecogedora. Una vez terminado el cigarrillo, dice: “En Los Angeles, la gente linda se sienta en Sunset Strip y come en restaurantes donde no se puede fumar, pero se puede inhalar todo tipo de emisiones de autos. Para mí, eso lo dice todo”.
Aunque había logrado abandonar el cigarrillo durante dos años y medio, incluso durante el rodaje de Diario de un seductor , tuvo que fumar prácticamente en todas las escenas de la película, en la que interpreta a un periodista. “Son cigarrillos falsos. Creo que de cuero o algo por el estilo. Horribles. Al prenderlos despiden olor a goma quemada, Sólo le di una pitada al horrible cigarro Café Crème del director Bruce Robinson. Una pitada, y eso fue todo”, recuerda. Robinson, por su parte, volvió a tomar durante el rodaje. “Esos fueron nuestros mutuos regalos”, dice el actor.
Depp y Robinson, fumaron y tomaron en un avión privado, donde está permitido hacerlo. Aunque no es el único motivo por el que el actor prefiere viajar de ese modo. “En los vuelos comerciales hay cosas raras. Uno está haciendo cola y de pronto deja de ser sólo un tipo que está haciendo cola y se convierte en una especie de novedad”.
Desde que Depp se convirtió en un ídolo adolescente en la serie de televisión 21 Jump Street , de los años ‘80, la estrella se encuentra en guerra con su propia fama. Se convirtió en actor por casualidad. Llegó a Los Angeles en la adolescencia con la esperanza de conseguir un contrato discográfico para su banda de rock, pero terminó haciendo ventas televisivas hasta que empezó a actuar. Antes de que se diera cuenta, se había convertido en un ídolo internacional. Depp pasó la mayor parte de los ‘80 y ‘90 emborrachándose, saliendo con Kate Moss y Winona Ryder, peleando con los fotógrafos y generando una publicidad que le resultaba opresiva. Ningún papel sombrío ni extraño logró sacarlo de las columnas de chismes.
“Hice muchas películas que no fueron éxito de taquilla, pero los periodistas seguían persiguiéndome. Era muy raro. Fuera donde fuera, siempre estaba expuesto. Siempre se producía algún tipo de extraño ataque a los sentidos. Nunca pude disfrutarlo, por lo que recurrí a la automedicación”, con lo que se refiere a alcohol y drogas. “Era lo único que me permitía soportarlo”.
La estrategia se prolongó hasta el nacimiento de Lily-Rose en 1999, hija suya y de la actriz y cantante francesa Vanessa Paradis, acontecimiento que, según dice, le cambió –y le salvó- la vida. La pareja (que hoy está distanciada: ver recuadro página 11)) se recluyó tras las paredes de casas en París, las Bahamas y el sur de Francia; tuvo un hijo, Jack, que ya tiene nueve años, y se dedicó a la vida familiar privada y al cultivo de verduras y a los viñedos. Depp sólo reapareció para hacer películas que, si bien la crítica aclamaba, no tenían un gran éxito comercial. Todo parece un idilio de sencillez saludable e integridad artística. El único problema es que “no salgo. No voy a ningún lado. No salgo de casa.” Es una profesión extraña, donde la recompensa del éxito es el arresto domiciliario. “Sin duda he tenido una oportunidad muy privilegiada. Las ventajas son muchas”, dice sonriendo. “Pero también tiene sus inconvenientes, como pasa con todo. Siempre hay una cuenta que pagar, y la factura llega.” El precio es la libertad.
La fama de Depp se incrementó, y mucho, en la última década. Pero, en realidad, convertirse en “el chico franquicia Piratas del Caribe ” no le restó credibilidad. Ahora, habla de sobreDiario de seductor y de su amistad con Hunter S.Thompson, autor de la novela original y coguionista del filme, junto con Robinson. La película se basa en una novela inédita que Depp encontró en el sótano de Thompson en los años 90. De marcado carácter autobiográfico, cuenta la historia de un joven periodista inclinado a la bebida llamado Paul Kemp, que en 1960 trabaja en un diario de Puerto Rico y se siente indignado ante la corrupción y la devastación producto de la llegada del capitalismo estadounidense a la isla. Se convierte en un relato de integridad periodística heroica.
El papel de Depp en otra película basada en una obra de Thompson, la lisérgica Pánico y locura en Las Vegas , era anárquico, divertido e inteligente, mientras que la personificación del joven Kemp es ingenua, solemne, y se toma tan en serio la idea de ser periodista que sólo los estudiantes de periodismo más vehementes podrían verla sin sentirse desalentados. Para Depp, sin embargo, Kemp es el héroe romántico por antonomasia –libre de ironía, que no hace concesiones-, y su admiración por el escritor parece no tener límites.
“¿Sabe que Hunter copió El gran Gatsby ? Copió cada una de las páginas que escribió Francis Scott Fitzgerald. Todo el libro, y más de una vez. Quería saber qué se sentía al escribir una obra maestra. Estaba muy ansioso. Era inocente y tenía un anhelo”. Cuando Thompson vio Pánico y locura..., Depp era un manojo de nervios y lo llamó para preguntarle si le había parecido horrible. “Por Dios, no”, le contestó Thompson. “Es como un extraño llamado de trompeta sobre un campo de batalla perdido”. Depp tiene una expresión de asombro. “Las palabras simplemente le brotaron de la boca, y me pareció que era una frase muy bella”. La repite con lentitud, con amor: “Un extraño llamado de trompeta sobre un campo de batalla perdido”.
Diario de... es el homenaje de Depp a Thompson, que murió en 2005, y también el primer estreno de la productora de Depp, lo que explicaría la enérgica campaña mediática tan poco común en él. ¿Piensa que va a tener más éxito en Europa que en los Estados Unidos? “Sin duda. Se va a apreciar más aquí porque… bueno, es una película inteligente.” Hace una pausa. “Y muchas veces, fuera de las grandes ciudades, en los Estados Unidos no se quiere eso”.

Clarin..

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