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Eleonora Wexler "Mirtha es genial por seguir laburando"

Estrenó Las descentradas, y asegura que la sorprendió el fracaso de Lobo. Se muestra cansada ante el enfrentamiento K/Clarín.

                      "Mirtha es genial por seguir laburando"


A días del estreno de Las descentradas en el Teatro Regio, el camarín de Eleonora Wexler está ordenado. Los maquillajes en fila frente al espejo, las sombras y brochas una al lado de la otra. Del perchero cuelgan una enagua y un vestido celeste al estilo de los años 30, época en la que fue escrita y está ambientada la obra. Las descentradas es un melodrama de Salvadora Medina Onrubia. La autora fue narradora, escribió poemas y obras de teatro, aunque es conocida por haber sido la esposa de Natalio Botana, fundador del diario Crítica. La actriz, que el año pasado trabajó en Un año para recordar y tuvo participaciones en ficciones como El hombre de tu vida, Maltratadas y Televisión por la inclusión, es recordada por muchos argentinos por sus roles de villana.
—La obra es de 1922, ¿qué tiene de actual?
—El tema de la edad, ella tiene treinta años y se siente vieja. ¿Qué mujer no se siente identificada con el problema de la edad? También se habla de los matrimonios que sólo existen para mantenerse dentro de un estrato social.
—¿Te considerás una descentrada?
—Y, yo no sé si respondo mucho al canon de la mujer. Ya está instalado que la mujer trabaje, pero el hecho de trabajar a la noche, por ejemplo, hace que yo tenga una vida diferente al común de las mujeres. No tiene que ver sólo con la profesión, una médica de frontera también es una descentrada por otras razones. Como que me corro de lugar, mi pensamiento es más abierto en algunas cosas y eso hace que sea un poco descentrada. 
—¿Cómo ves el arranque de la TV este año?
—Me encanta porque hay mucha ficción. Vi Graduados, me gustó porque los personajes tienen matices. No pude ver La dueña pero espero poder mirarlo una vez que estrenemos. Vi Lobo, que estaba muy bien hecho…
—¿Qué pasó con “Lobo”?
—Las cosas que pasan en la tele o en el teatro: la gente compra o no compra. Yo, cuando lo vi, pensé “está bien hecho, va a ser un golazo”. La historia del lobizón me parece fantástica y me encantó Heredia. 
—¿Cómo te imaginás a la edad de Mirtha, que volvió a actuar con “La dueña”?
—Es genial Mirtha, quiere seguir laburando. Es un ejemplo como Lydia Lamaison, que vivió y murió arriba de las tablas. Yo amo la profesión, no puedo decir que la voy a amar toda la vida, pero cuando veo a estas mujeres que siguen laburando con pasión las admiro muchísimo y me encantaría ser así.
—Trabajaste en “TV por la inclusión”, ¿es distinto como actriz ser parte de un proyecto privado que si está financiado por el Incaa?
—No, yo voy a trabajar, si me interesa lo que hay para contar, lo hago. Yo soy actriz, tengo que contar una historia, y si la historia está buena para contar, voy. Si me interesan el personaje, el libro, la propuesta, adelante.
—¿Qué pensás de la relación entre los artistas y la política en el último tiempo?
—¿Estamos hablando del Grupo Clarín y los K, y todo eso? Estoy podrida, estoy cansada. Respeto a los compañeros que creen en algo y deciden estar de un lado o del otro. Pero yo creo que mi trabajo va más allá: quiero que la gente me vea y me crea, que crea mi personaje.

Mujeres descentradas
—¿Cómo es tu personaje en Las descentradas?
—Está en la cuerda floja todo el tiempo buscando su libertad. Se llama Elvira, vive en una sociedad de clase alta y escribe versos. Tiene un marido muy poderoso, con el que se casó joven y al que detesta profundamente. Ella lo investiga por detrás, descubre que él tiene negocios turbios y lo denuncia. Elvira tiene mucho de autorreferencial y creo que el personaje de Gloria, que abandonó a su marido y quedó marginada, es la voz de Salvadora. 
—¿Qué te atrajo para aceptar el proyecto?
—Me llegó profundamente la obra y me interesaba trabajar con Eva Halac. Cuando yo estaba haciendo Valientes ella me llamó para hacer El reñidero y yo sabía que no iba a poder, así que no acepté. También me gusta hacer algo de una autora poco reconocida y tan interesante. Que esté ambientada en los años 30 es fascinante, es una época de mucha apertura y con un brillo y un glamour que me encantan.
—¿Qué tiene Halac como directora que la diferencia de otros?
—Son todos diferentes, pero algo que me gusta de Eva es que le pone mucho el cuerpo. Ve algo, se mete en escena, está todo el tiempo en caliente. Me llevó de la mano y me hizo sentir confiada. Antes del estreno siento que estoy a punto de parir, pero ella tiene mucho sentido del humor y hace que nada parezca trágico. Yo soy trágica, melodramática, y trato de no serlo, entonces las personas con humor me ayudan mucho.

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