El productor Quique Estevanez, sus tres hijos (Sebastián, Sol y Diego) y dos sobrinos (Hernán y Emiliano) trabajan juntos en “Dulce amor” (Telefe), uno de los éxitos de la temporada.
Todo queda en familia. Nada más acertado para los Estevanez, el clan detrás del éxito de Dulce amor (Telefe). Seis integrantes forman parte de la telenovela: Quique, el padre, es el productor general, lo mismo que Diego, uno de sus hijos. Los otros dos, Sebastián (Marcos) y Sol (Angie) actúan en la tira, al igual que dos sobrinos, Hernán (que interpreta al Terco, dueño del bar) y Emiliano (compone a Adrián, que trabaja en el taller mecánico junto a Marcos). “Lo mejor de trabajar juntos en una familia en la que hay mucho amor y afinidad, es estar juntos todos los días”, dice Sol. “El trabajo es una excusa para compartir el día. Si no tuvieramos afinidad sería insoportable”, asegura la voz femenina del grupo. Cinco minutos entre ellos alcanza para descubrir cómo es cada uno y cómo se complementan dentro y fuera de cámara.
El patriarca de la familia no duda: “Para mí es un premio hacer una novela como Dulce amor y que sea el éxito que es. Por suerte, me toca que sea con la familia. Y poder compartirlo con ellos es el premio mayor”.
Pero la historia familiar marca que este trabajo no es el primero que los une en el plano laboral.
Sebastián : Esto del laburo en equipo sucede de toda la vida. Todo arranca con mi viejo y sus hermanos, una familia de inmigrantes españoles muy humildes, que se fueron haciendo de abajo, todos juntos. Y nos fuimos sumando todos. Primero como torneros, en el taller de chapa y pintura, en un gimnasio, después vendimos autos, tuvimos una verdulería, todo lo hicimos juntos. Además, mi papá empezó como actor y desde chicos lo ayudábamos a pasar la letra, lo acompañabamos a las grabaciones.
Quique: Yo les enseñé todo. (risas).
Sebastián: Después dejó de actuar y se dedicó a la producción teatral y todos trabajamos ahí: cortando tickets, como maquinistas, asistentes, iluminadores, hacíamos todo. Fue algo natural llegar a esto.
Hernán : Y de chicos, además, hacíamos muchos juegos teatrales, siempre juntos: vendiendo entradas para el teatro, de vacaciones en la playa.
Diego : Cuando empieza un proyecto todos formamos parte del armado, opinamos. Y además, si hay que ocuparse del decorado, lo hacemos. Participamos de todo, cada uno con un rol.
Hernán : Se volvió adictivo trabajar en familia. Si falta alguien es raro.
Sol : Cuando llega el fin de semana seguimos conectados, nos vemos, hablamos del laburo y la pasamos bárbaro.
Emiliano : Todos tenemos un rol y nos respetamos en eso.
Claro que no todo es color de rosa como no lo es en ninguna familia. “También hay peleas porque todos somos muy distintos. Pero con los años aprendimos a estar más tranquilos y a disfrutar más”, dice Sebastián.
Diego : Esta novela nos llegó en un buen momento. Estamos todos más maduros. El rating de la novela se refleja en el estado de ánimo de toda la familia.
Sebastián : Este éxito nos pone felices pero no nos cambia nada. Ninguno se agranda porque la venimos remando y nos conocemos bien.
Diego : Sabemos que ahora estamos arriba pero podemos estar abajo en otro momento. Y la familia no cambia.
Sebastián : Nuestro lema familiar es laburar y laburar y laburar. Somos apasionados por lo que hacemos, y estar rodeado de los afectos ayuda.
Quique, ¿alguna vez te imaginaste que ibas a trabajar con casi toda tu familia?
¡No! Para nada, nunca se me hubiera ocurrido. Yo me imaginaba que mis hijos iban a ser médicos, ingenieros, abogados. La que más pintaba para esto era Sol. ya de chiquita. Pero Sebastián decía que no le gustaba.
Sebastián : Yo decía que no quería ser actor porque tenía vergüenza y le tenía mucho respeto.
Quique : Mirá de lo que me vengo a enterar...
Sebastián : Tenía la responsabilidad del nombre, de hacerlo quedar bien.
Quique: Ellos siempre fueron muy responsables. No quisieron meterse en esto hasta no sentirse preparados. Por eso ahora los veo y me pongo muy contento. Y en la producción lo tengo a Diego que sigue mis pasos y cuando se me salta la chaveta, me ubica. Y le doy bola porque es muy coherente y tiene mucho sentido común.
Diego : y le hago de psicólogo también.
Si alguno estuviera trabajando en otra productora. ¿Cómo lo tomarían?
Quique: S i Sebas y Sol estuvieran en otra pantalla, me encantaría. Y además, me gustaría ganarles.
Sol : El amor siempre está pero si se trata de competir en la tele, que puede pasar, sería divertido.
Para los sobrinos, también está la responsabilidad de portar el apellido. Hernán (hijo de Freddy y que, hasta ahora, siempre había trabajado en la producción) y Emiliano (hijo de Héctor, se formó en el Conservatorio de Arte Dramático y trabajó, sobre todo, en teatro) llegaron a la tira con personajes secundarios, sin estridencias. “Para mí es un placer que estén. No sabía cómo podía tomar la gente que, además de mis hijos, trabajen mis sobrinos en la tiras. Es una responsabilidad para mí. Pero ellos, todos, se merecen el lugar que tienen porque lo hacen muy bien”.
Y ustedes, ¿cómo se sienten compartiendo trabajo en familia?
Hernán : Para mí era una responsabilidad enorme. Quise empezar escalón por escalón para no quemar etapas. No me animaba a meterme en una novela de ellos, tenía pánico de manchar el nombre. Pero por suerte, no pasó. Y me divierte mucho hacer escenas juntos. Al principio me tentaba, era raro. Pero ahora me encanta vernos en la pantalla.
Emiliano : A mí me fascina actuar y estoy agradecido de estar en la tira porque no hice mucha tele y acá me dan la oportunidad de aprender un poco más.
Diego: Dulce amor es una novela familiar y es un poco lo que somos nosotros, nos representa mucho. Mi viejo tenía taller mecánico, Emiliano tiene un bar. Los códigos de barrio que se manejan en la telenovela nos identifican.
Pero la familia se extiende y está presente de un modo u otro. Moni, la madre de Sebastián y Sol acompaña la entrevista mientras espera a su hija. “Ella es artista plástica y algunas de sus obras aparecen en la escenografía”, cuentan. Quique nombra a sus nietos Francesca, Balta y Benicio y no puedo disimular la fascinación que le provocan. ¿Está asegurada con ellos la dinastía televisiva? “Ellos son todos actores. Son mi devoción”, dice el abuelo. Y Sebastián advierte que “primos somos como 60. Y siempre hay alguno más que viene y viene”.
Hernán : La de nuestra familia es una novela paralela. Podría ser “Dulce Estevanez”.
¿Los proyectos para el 2013 incluyen a toda la familia?
Hernán: Es un buen momento para preguntarle al productor.
Diego : Hay dos: una telenovela y un unitario. Pero no sé. Vamos a ver a quién llamamos.
Clarin
0 coment�rios:
Publicar un comentario