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Guillermo Francella “Es la primera vez que pienso más en mí que en el actor”

En un encuentro con La Razón en España, donde presentó “Atraco”, Guillermo Francella revela que por primera vez hace una pausa en su carrera para saborear otros aspectos de la vida. “Estoy en una etapa de placer absoluto”, afirma.







Cervecita en una terraza mirando el mar Cantábrico, en una mesa con bocadillos imperdibles: boquerones, pulpo y rabas. Se acomoda la boina para protegerse del sol y lanza una frase que pinta este momento y el que atraviesa hace ya un buen tiempo Guillermo Francella: “Estoy en una etapa de placer de la vida y disfrute de la profesión. Creo que es la primera vez en mi carrera que me tomo varios meses pensando más en mí que en el actor”, reflexiona luego del tercer sorbo de una caña bien fría. Francella pasó por San Sebastián para respaldar el film “Atraco” y la semana pasada estuvo en Madrid, donde la película que protagoniza junto a Nicolás Cabré se estrenará el 19 de octubre.

Le brillan los ojos a Francella, luce tranquilo, con la guardia baja. Nada que ver con aquel actor más pendiente de la mirada del otro y del qué dirán... Cuenta que se ha transformado en un hedonista, “en un disfrutador”, mientras le sonríe María Inés, su compañera de tantos años, “mi sostén, mi cable a tierra”, obsequia en rol de marido. “Siempre me rompí el traste, pensaba en laburar y laburar, y me cuestionaba mucho, me mataba...”.

¿Eras muy exigente con vos, con tu laburo? 
Era poco condescendiente, igual sigo siendo el mismo rompebolas meticuloso.

Pero en líneas generales hace saber que está más relajado, “quizás porque estoy más grande”, se convence mientras duda entre la raba y el boquerón.

¿Estarás más convencido de vos, de tu trabajo? 
Puede ser, siento que estoy en otra etapa de la profesión. Hace unos años que di vuelta la página y la nueva historia me está durando.

Nueva historia, ¿te referís a otras facetas interpretativas? 
Claro, ya dejé la comedia más industrial, familiera, por otro tono, supongo que con un registro más amplio.

¿Te gratifica este reconocimiento general que existe sobre tu performance? 
Sería un ganso si lo negara. De todas maneras, soy un enamorado de mi trabajo de toda la vida; no es que ahora me creo otro tipo de actor...

Un poco te la tenés que creer, debe ser necesario, ¿no? 
Creo más en mí y en las cosas que descubrí que puedo encarnar.

Hace seis o siete años, ¿era una utopía el Sandoval que te regaló Campanella en “El secreto de sus ojos”? 
Utopía fue todo lo que vivimos con la película. La taquilla, el reconocimiento mundial y el Oscar, el segundo para el cine argentino. Fue histórico.

Un camino que se abrió con “Rudo y cursi”, aquella película del mexicano Alfonso Cuarón.
Por supuesto, fue el punto de inflexión, esa película fue clave. Pensar que tuve que hacer un casting y no hubo respuesta hasta varios meses después. “Rudo...” fue la tercera película más vista en México, y también con esos monstruos que son Diego Luna y Gael García Bernal.

¿Hubieran cambiado las cosas de no haber sido elegido para “Rudo y Cursi”? 
Cómo saberlo. Muchas veces me lo pregunté, pero sabés que Campanella me tenía en sus planes hacía tiempo, él me decía que quería hacer algo conmigo, nos teníamos ganas...

Y entraste en la historia grande del cine nacional...
Y los libros van a decir eso, seguramente, en algún epigrafecito apareceré...

¿Qué te espera cuando llegues a Buenos Aires? 
La nada misma.

¿En serio? 
Te juro. Hasta febrero no tengo nada, sólo descanso, algún paseíto, veremos...

¿Qué pasará en febrero? 
Mucho no puedo adelantar, pero me pongo a las órdenes de Marcos Carnevale para protagonizar “Corazón de león”, una comedia que tiene un muy buen disparador.

Allí va esta nueva versión de Francella, más descansado y dedicado a él, sin tantos compromisos ni obligaciones. “Cuando te necesitan, te encuentran”, concluye sabio uno de los grandes actores nacionales, hoy capaz de encarar cualquier desafío.


La Razon

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