Después de casi tres meses de historia, los personajes de Luciano Castro y Celeste Cid se entregaron al amor. Intimidades de la grabación.
La historia los llevó hasta un selecto club de golf en el que hablarían con un cónsul que los podría ayudar a encontrar al hijo de él, en algún lugar de los Estados Unidos. Pero el escenario narrativo pasó anoche a un segundo plano en Sos mi hombre (a las 21.30, por El Trece), porque el plato fuerte del capítulo no fueron las desventuras de Ringo (Luciano Castro) por saber dónde estaba el pequeño Santino (su madre se lo había llevado del país), sino el beso que se dio con Camila (Celeste Cid). Y no fue un beso. Fue el primer beso .
Desde que comenzó la tira de Pol-ka -el 21 de agosto-, la atracción entre los personajes centrales se volvía inevitable, pero, fiel a su tradición, la productora de Adrián Suar estiró el momento hasta volverlo necesario. Y, entonces, ayer, en el capítulo 52, llegó la escena en la que Ringo y Camila no pudieron evitar demostrarse lo que sienten, aunque sean, supuestamente, de universos diferentes.
El boxeador pobre y la niña rica quedaron mano a mano en una situación límite: él, desesperado por encontrar a su hijo, y ella, acompañándolo y conteniéndolo desde el lugar de la corrección. Pero el “te amo” de él destrabó todas las restricciones de Camila, que corrió a sus brazos para sellar sus sentimientos con un beso (o varios) que subió la temperatura de la pantalla.
Minutos antes de eso, cuando cada uno parecía volver a sus realidades diferentes, Ringo le preguntó: “¿Soy un egoísta si te pido que te quedes conmigo? (...) Si te pido que te quedes conmigo para siempre...”. Y cuando se venía el enésimo amague de beso, llegó la pasión contenida.
La escena se grabó hace poco menos de un mes, en el Madero Golf, de Del Viso, durante varias horas. Con pocos extras y mucha intimidad -a pedido de los actores-, Castro y Cid repitieron la situación muchas veces, buscando reflejar los sentimientos, que estuvieron reprimidos casi tres meses.
Así, con el tapiz de la cancha de golf como telón de fondo, la pantalla reprodujo, a modo de videoclip, la primera demostración afectiva de la pareja que sentía más de lo que soltaba. Con un primer plano cerrado de la pasión, la escena siguió con un alejamiento de la cámara que permitió ver a los personajes entrelazados en un abrazo que, siguiendo los preceptos del género, encontrará trabas rápidamente. Pero el primer beso ya no se los quita nadie.
Clarin
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