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Robert Pattinson y Kristen Stewart: y al fin y al cabo fueron pareja


Las estrellas de la saga “Crepúsculo”, luego de la infidelidad, hablan de “Amanecer, Parte 2”, que se estrena el próximo jueves.


La espera ha terminado, el jueves, con el estreno de Amanecer, Parte 2 , los fans de la historia de amor entre el vampiro Edward Cullen y la mortal Bella Swan (o Robert Pattinson y Kristen Stewart) habrán completado un viaje fílmico que se inició en noviembre de 2008, cuando estrenó Crepúsculo . La novela, escrita en sus noches de insomnio por un ama de casa de Phoenix, Stephenie Meyer, convirtió al clan de los Cullen en objeto de culto para las adolescentes, que se siguen peleando cuando se trata de medir la popularidad de sus dos protagonistas masculinos: el vampiro Edward y el joven lobo Jacob Black (Taylor Lautner), actores que se divierten cuando se les menciona la competencia y que aseguran haber forjado una amistad imborrable.
En la primera parte de Amanecer , Edward y Bella se casaron, consumaron su amor (generando suspiros en sus románticas seguidoras) y tuvieron a su hija Renesmee, mitad vampiro, mitad humana, única en su género. En Parte 2 , mientras Bella disfruta de haberse transformado por fin en inmortal, deben proteger su legado excepcional y a su hija. El resto viene envuelto con twists y gritos que no conviene anticipar.
Eso en los papeles. En la práctica, los actores que dieron vida a la pareja de ficción, Pattinson y Stewart, vivieron su propia telenovela delante de los ojos de todo el mundo: se amaron en silencio al principio, hasta que este año una infidelidad de la actriz con Rupert Sanders, su director en Blancanieves y el cazador , hizo tambalear la relación entre ambos y hasta puso en peligro la promoción de esta última película.
Sin embargo, a dos semanas del estreno mundial, ambos actores (que parecen haber resuelto sus problemas de pareja y acaban de ser vistos disfrutando de una fiesta de Halloween en Hollywood tomados de la mano) se presentaron ante los periodistas, por separado, para despedir de la mejor manera a los personajes que, literalmente, les cambiaron la vida.
“Me voy a hacer una cirugía total reconstructiva después de terminar de promocionar esta película”, dice con cara de conflictuada Kristen Stewart (22), actriz prodigio que comenzó a hacer cine desde niña y que a los 18 se convirtió en el personaje envidiado por millones de adolescentes enamoradas de Edward (y por ende de Robert). “Es de locos pensar que la atención va a seguir puesta en nosotros de la misma manera. Espero que no. Como actriz es muy importante poder mirar a la gente a la cara, pero eso es algo que la popularidad me quitó, es difícil mirar a los ojos cuando todos los ojos te están mirando a vos. Pero así como no puedo mirar a la gente, sé que a la vez tejí un lazo invisible con millones de personas. Y eso es algo que no mucha gente pueda decir”.
Kristen habla retorciendo su larga cabellera entre los dedos, nerviosa, más que lo usual, en especial porque el tema de la infidelidad y la consecuente ruptura y reconciliación es como un elefante que asoma su trompa en esa soleada habitación del Hotel Four Seasons. “Es difícil escuchar lo que dicen en TV sobre vos sin conocerte, si les prestás atención vas a tener una vida desarticulada y horriblemente insatisfecha. Sé que va a sonar cliché, pero es verdad. Uno no tiene que pensar en esas cosas que se dicen en la TV. Imagino que eso me mantiene saludable”, se la escucha argumentar con una mezcla de timidez, bronca y resignación.
Toda la historia y la sucesión de películas ha sido para ella una anticipación de este momento que concluye en Amanecer, Parte 2 : cuando Bella puede sentirse realizada convirtiéndose en vampiro. “Me estuve preparando todo este tiempo y puedo decir que no sólo soy la vampiro mas fuerte del clan, sino también la más cool”, exagera.
Aunque Robert Pattinson (22) asegure que vive cargado de ansiedad , no lo demuestra cuando llega a la misma habitación, el jopo más rubio y más despeinado que de costumbre, la barba crecida y la sonrisa dibujada en la cara. “Veamos -dice-, para poder sobrevivir todas las cosas que dicen de uno en la prensa hay que desarrollar un complejo de superioridad (risas), igual al que tiene el periodista de chimentos. Pero eso no es lo más molesto de estar sobreexpuesto. Lo peor es la gente esperándote afuera de la casa, los paparazzi siguiéndote. Eso es lo único malo”.
Asegura el joven británico, que se hiciera conocido por un rol menor en otra saga, la de Harry Potter, que ya no puede caminar por la calle sin ser reconocido. Y es fácil creerle. “El anonimato es un privilegio del que no te das cuenta hasta que lo perdés. Es muy valioso, por eso te pagan tanto para hacer películas, porque vas a dejar ser anónimo”.
Recuerda que cuando aceptó hacer Crepúsculo tenía 21 años, pero estaba muy enfocado en su carrera. “Era mi primera película en los Estados Unidos y puse toda mi energía, no creo que haya otra película para adolescentes con gente trabajando tan en serio. El día del estreno no estaba siquiera seguro de que habría una secuela”.
Los fans de la saga y las revistas que los alimentan con historias, coinciden en que el momento más memorable fue la boda entre sus protagonistas. Kristen coincide. “La viví como una boda real, que estuve preparando cuatro años. Ese día no quería que Rob viera el vestido (de Carolina Herrera), por momentos se tornó todo un poco irreal y de verdad creí que me estaba casando”.
Robert en cambio dice que esa escena no pudo haber sido más aburrida para él. “No hay nada peor que ser el novio que está esperando en el altar, mientras todas las cámaras están siguiendo a la novia. Me sentí como un muñeco de utilería. Yo diría que mi momento más memorable fue la última escena de la primera película. Era un momento romántico en la fiesta de egresados y estábamos rodeados por ranas que la producción no podía hacer callar, fue muy divertido”.
Va a haber un antes y un después de Crepúsculo y están preparados. Pero ambos aseguran que nada, nunca, volverá a ser tan surrealista.
Clarin

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