Juan (Adrián Suar) no sabe cómo manejar la situación con “La Polaca” y sus hijos a partir de la separación.
Sobre todo cuando su ex mujer hace público que sale con un hombre a quien apodan “Chulo”(Gustavo Guillén) quien, además, se haya “en las antípodas” de lo que él es. Eugenio (Joaquín Flammini) aliado incondicional de su padre y devenido “espía” por motu propio de la casa materna, ayuda a su padre a interiorizarse de los pormenores de la relación.
Miguel (Marcelo De Bellis) ve a Juan tan inmerso en sus problemas que le sugiere visitar a un profesional -en sus propias palabras, “un cerrajero emocional que tiene todas las llaves de nuestro inconsciente - para que lo ayude a lograr la estabilidad que tanto ansía: se trata del licenciado Leopoldo Fishman (Sebastián Wainraich) una verdadera eminencia.
Finalmente Juan acepta ir y someterse a esta nueva terapia. Y, por momentos, logra aliviar su angustia mediante los “objetos transferenciales de descarga” (al decir del profesional) entre ellos un bate de béisbol con el que Juan golpea un almohadón para liberarse de la energía negativa…
Luego de esta sesión, ya un poco más relajado, Juan va a ver a Aurora (Natalia Oreiro) a quien también involucró –sin quererlo- en sus conflictos maritales. Ambos se quedan tomando helado en la peluquería, un clásico. Ambos se dan cuenta que disfrutan cada vez más estos momentos juntos…
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