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Cuando el sexo hace milagros

“Herederos de una venganza” La “primera vez” de los protagonistas de la tira hará quebrar una terrible maldición.





En “primeras veces” sexuales y sus circunstancias parecía estar todo dicho en las telenovelas. Con fuego, con lluvia, en cabañas o en playas, con parejas sorprendidas in fraganti o con embarazos posteriores ... Pero he aquí que Herederos de una venganza (El Trece, lunes a viernes a las 23) descubrió una combinación impresionante: erotismo y metafísica. Carne y bendiciones.
En una versión extrema del concepto de que “el amor es más fuerte”, la pareja romántico- pasional de la tira, Antonio y Mercedes -o sea, Luciano Castro y Romina Gaetani- llegará mañana, finalmente, a concretar su encuentro sexual. Y con este hecho quebrará la maldición que pesaba sobre Vidisterra (el pueblo donde se desarrolla toda la ficción) y ponía en peligro el buen curso de todos los embarazos del lugar.
Ahora bien, ¿cómo llegarán Antonio y Mercedes a su demorada vez primera? Atraídos desde que se conocieron, la historia que escribe Leo Calderone les fue poniendo montones de obstáculos, como bien corresponde a una novela. Y no eran menores, desde la creencia de que eran hermanos, hasta el supuesto embarazo de Julia (Paula Morales), la abogada que persiguió a Antonio, lo encontró y fue asesinada por el gran villano en presunta decadencia, Octavio (Rodolfo Ranni).

 El hecho es que ahora el principal sospechoso del crimen de la chica es Antonio, y hay muchas probabilidades (noventa a diez) de que termine en la cárcel. Sólo tiene un día de gracia, en libertad, para buscar al verdadero culpable y juntar pruebas que lo incriminen.
Así las cosas, en el episodio de mañana Antonio y Mercedes se encontrarán, a solas, y decidirán no esperar un minuto más. Mientras tanto, la Logia secreta que domina el pueblo busca un humano para el sacrificio que logrará quebrar la maldición que pesa sobre el pueblo.
No es necesario. De repente las embarazadas se recuperan y sus nonatos quedan fuera de peligro. Fue la fuerza del amor, por supuesto. Pero Antonio y Mercedes no se enteran todavía. Siguen, claro, en otra cosa.

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