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Cómo lo hace?: un romance muy particular

La película se plantea el difícil equilibrio entre la maternidad y el éxito laboral





Mirando a cámara y con una sonrisa entre socarrona y resignada, una mujer cuenta las tribulaciones de su mejor amiga, la batalla que ellas, madres y profesionales, tienen que librar día a día para mantener un equilibrio entre sus vidas personales y laborales condenado al fracaso desde el comienzo. Se trata de una de las primeras escenas de ¿Cómo lo hace? , el film que Distribution Company presenta hoy en la Argentina, protagonizado por Sarah Jessica Parker, que interpreta a Kate Reddy, una mujer que vive tironeada entre su familia -que incluye a un marido arquitecto y dos hijos pequeños- y su puesto ejecutivo en una financiera. Claro que las reflexiones a cámara que enfatizan las amplias desigualdades y diferencias entre lo que se espera de hombres y mujeres en el trabajo bien podrían estar dirigidas a la industria del cine, una de las más evidentes a la hora de la discriminación de géneros. Para ejemplo bien valen los últimos años de la carrera cinematográfica de Parker, que desde el final de Sex and the City intenta que la tomen en serio como protagonista de cine sin obtener resultados demasiado positivos.
Más allá de sus cuestionables elecciones -¿Y... dónde están los Morgan? y Sex and the City 2- y una dificultad para olvidarse y que se olviden de Carrie Bradshaw, a la actriz y productora suele cuestionársele su lugar como ícono de la moda y su edad. A los 46 años, susurran a los gritos en Hollywood, Parker ya no está para ser la figura central en una comedia romántica. Que Johnny Depp, Brad Pitt y George Clooney, las estrellas masculinas más solicitadas, más respetadas y mejor pagas del cine industrial, sean todos mayores que ella no parece sorprender a nadie. Después de todo, no es Parker la primera -ni será la última- actriz acusada y condenada por el delito de envejecer.
Tal vez para evitar las trampas de la comedia romántica más tradicional, la actriz optó por realizar ¿Cómo lo hace?, que aunque juega con la posibilidad de un enamoramiento entre Kate y su nuevo jefe, un seductor viudo que interpreta Pierce Brosnan, el verdadero rival amoroso del marido que compone Greg Kinnear es el trabajo. De hecho, este film completa una informal trilogía compuesta por El diablo viste a la moda y Un despertar glorioso, todas escritas por Aline Brosh McKenna, una experta en crear mujeres capaces, profesionales y listas para ser reconocidas por sus méritos y esfuerzos. En El diablo..., la felicidad para su protagonista llega cuando encuentra un trabajo que la satisface y consigue reconciliarse con su novio, aunque siempre está claro que lo primero tiene prioridad sobre el resto, algo similar a lo que sucede en Un despertar..., donde la productora televisiva que interpreta Rachel McAdams mira con ojos de enamorada la planilla de rating que le indica que todo su trabajo valió la pena. Estas mujeres trabajan mucho y están siempre al borde de ser esas adictas al trabajo a las que los guionistas del género tanto les gusta torturar.

Mujer tipo

"Muchas veces esta mujer tensa debe reaprender cómo seducir a un hombre porque su estrógeno se licuó de tanto dirigir reuniones importantes. Tener un trabajo exigente en el cine implica que el costado compasivo, cálido o sexy del cerebro de las mujeres se les perdió en el camino", explica la actriz y guionista de The Office Mindy Kaling, en un capítulo de su libro en el que la confesa fanática de las comedias románticas intenta una tipificación de sus muy poco realistas personajes femeninos. Además de la mencionada "obsesiva del trabajo y para nada divertida", la lista incluye a "la torpe", una manera de hacer más interesante a la bellísima protagonista ("no puede estar pasada de peso o no ser 100% hermosa porque ¿quién querría ver eso?"); "la rarita", véase al personaje de Kirsten Dunst en Todo sucede en Elizabethtown; "la mejor amiga medio loquita"; "la mujer flaca que es hermosa y tiene un cuerpo precioso pero además no para de comer", y "la mujer que trabaja en una galería de arte" .
Tanto McKenna como Kaling, talentosas y exitosas guionistas, parecen estar emprendiendo una -por ahora- solitaria lucha por evitar los estereotipos en las comedias románticas y en Hollywood, que a la larga termina por encasillar a sus actrices más exitosas para después descartarlas y comenzar todo de nuevo con un modelo más joven.
En ¿Cómo lo hace?, la edad de Kate ni se menciona, como tampoco la de sus amigas, y ni siquiera la de sus enemigas -las mamás de tiempo completo-, y el modo de pensar femenino se celebra aun cuando sea para usarlo de remate del chiste. Acá no se trata de mirar el teléfono esperando que el hombre de sus sueños las invite a salir, sino del celular transformado al mismo tiempo en salvavidas y en la piedra de conflicto cuando interrumpe la vida familiar. Un amante de teclado pequeño, wi-fi y 3g que no para de insistir para que se le preste atención.
Más allá de las idas y venidas, las lágrimas y los tropiezos en el camino, el film celebra la sensibilidad femenina y se ocupa de intentar contestar de forma más o menos realista la pregunta del millón: ¿Cómo lo hace?.

Melanie Griffith Gran comediante y solicitada actriz en los 90 por su actuación en Secretaria ejecutiva, ahora la señora Banderas prepara su primer protagónico en TV.
Demi Moore 
Alguna vez, la actriz mejor paga de Hollywood, hoy Moore es noticia por su divorcio de Ashton Kutcher. Y de cine poco y nada.
Julia Roberts Inteligente y carismática, consiguió mantenerse en el candelero retaceando su presencia. Ahora la mujer bonita será la madrastra de Blancanieves.
Sharon Stone 
A los 53 años, la seductora rubia sigue trabajando pero ya nadie piensa en ella para protagonizar proyectos de alto perfil.
Meryl Streep 
A fuerza de talento y un par de sorpresivos éxitos de taquilla, Streep es la prueba viviente de que no hace falta jubilar a las actrices antes de tiempo.

Para las estrellas femeninas del cine mantenerse en la cima después de los cuarenta años es casi un milagro. Especialmente para aquellas asociadas con la comedia romántica. Aunque hay excepciones a la regla, por cada Julia Roberts hay muchas Meg Ryan, recurriendo a muy exageradas cirugías plásticas para intentar recuperar el lugar, algún lugar, en Hollywood.

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