El actor Gustavo Garzón transita la quinta y última semana de rodaje de su ópera prima “Por un tiempo”, a la que definió como una película “que pretende una reflexión acerca del sentido de la paternidad”.
“Es una película intimista apoyada en los vínculos, con una trama de suspenso psicológico donde las emociones van mutando y cambiando de lugar todo el tiempo”, relató Garzón en diálogo con Télam.
La historia comienza cuando en la vida de Silvina (Ana Katz) y Leandro (Esteban Lamothe), una pareja de clase media alta que se encuentra esperando su primer hijo luego de una intensa búsqueda, irrumpe una hija del protagonista, producto de una relación circunstancial ocurrida 12 años atrás.
Leandro, hasta ese momento, desconocía la existencia de Lucero (Mora Arenillas) y de un día para otro debe hacerse cargo de la niña ante una grave enfermedad de la madre.
La repentina aparición de esta joven triste, introvertida y que viene de una baja condición social desencadena una serie de situaciones en este matrimonio cuya vida cotidiana se ve completamente alterada a partir de esta inesperada situación.
“Esta es una historia que busca una reflexión acerca de lo que significa ser padre y en qué consiste la intervención de un papá en la vida de un hijo”, describió el actor de extensa trayectoria en cine, teatro y televisión.
Además de dirigir y ser uno de los sostenedores, junto a Daniel Hendler, de esta coproducción argentina-uruguaya, Garzón estuvo a cargo del guión tal como lo hizo en los ciclos televisivos “Señoras y señores” y “Casa Natal” mientras que en teatro fue coautor junto a Roberto Fontanarrosa de “Uno nunca sabe” y con Enrique Federman de “Sos vos”.
“Esta película tiene un leguaje crudo, hiperrealista, descarnado, sincero y al límite de lo humorístico”, afirmó el actor, quien formó parte de numerosas series televisivas como “Vulnerables”, “Primicias”, “Los machos”, “Tres padres solteros” y “Señores y señoras”.
“Mi objetivo-continuó Garzón- es capturar la atención del espectador con una trama psicológica, intimista y bien clara en los conflictos y así llegar al corazón de la gente. Busco lograr ese punto de emoción, sin golpes bajos, que hace que una persona que vea una película y ya no pueda olvidarse de ella”, agregó.
El elenco de “Por un tiempo” se completa con Jorgelina Aruzzi, Maria Jose Gabin, Tamara Garzón, Marcos Montes, Sergio Surraco, Sebastian Wainraich y los uruguayos Mirella Pascual, Gabriela Iribarne, Andrea Davidovics y Fernando Amaral (protagonista de la premiada cinta “Norberto apenas tarde”).
Garzón tiene previsto comenzar a mediados de este mes los ensayos de la obra de teatro “Buena gente”, una comedia dramática que protagonizará junto a Mercedes Morán y Verónica Llinás bajo la batuta del actor y dramaturgo Claudio Tolcachir y que se estrenará en mayo en el Paseo la Plaza.
-¿Qué buscas reflejar con “Por un tiempo”?
-No tengo una pretensión didáctica o moralista. La película busca reflejar que los vínculos de sangre son indisolubles e indestructibles, imposibles de evitar.
Esta es una de las tantas historias de padres e hijos, no busco originalidad en el tema, sino, en la forma de contarlo con mi manera particular de dialogar y de imaginarme situaciones.
-¿Cuál es esa manera particular?
-Soy bastante crudo en el lenguaje, muy sintético y pragmático en mi manera de hablar y de pensar. Soy de hablar poco pero me gusta encontrar las palabras justas y lo que traté en todo este tiempo es justamente eso, encontrar las palabras exactas para contar esta historia.
Busqué contar más con lo visual que con las palabras. Hay mucho trabajo del lenguaje y busqué la sinceridad, que se digan las cosas sin tapujos, sin vueltas y sin agregados y con un mensaje claro y crudo.
Siento que tengo un guión sólido en el cual puedo descansar y que me permite filmar tranquilo.
Como actor padecí mucho el tema de los malos guiones. Una buena actuación se puede lograr solo con un buen guion. No creo en la omnipotencia que el actor pueda lucirse a pesar de todo.
-¿Cómo fue el proceso creativo?
-Busqué transmitir ritmo y verdad, corazón y pases cortos, que quiere decir no engolosinar, no hablar de más, sino la película termina siendo un plomo.
Yo escribo como si fuera música, algo que tiene que ver con seguir a rajatabla con lo que está escrito, como una partitura y esto lo digo como director y como actor.
-¿Qué buscas transmitir desde los personajes?
-En este caso los dos personajes tienen razón y los dos tienen su verdad y ahí es donde está el conflicto. Acá no hay buenos y malos, los dos tienen sus razones. Un buen conflicto se sostiene cuando las razones son fuertes de los dos y ahí se vuelve interesante la historia.
Son actores muy inteligentes que hicieron carne este relato, tienen mucha verdad los dos y están totalmente entregados a la historia.
-¿Cómo es la experiencia como director?
-Linda, intensa y disfrutable. Me levanto y me acuesto pensando en la película. Me siento en un momento muy creativo, muy pleno, con logros y también con algunas frustraciones, pero viviría haciendo esto si pudiera. (Télam).
“Es una película intimista apoyada en los vínculos, con una trama de suspenso psicológico donde las emociones van mutando y cambiando de lugar todo el tiempo”, relató Garzón en diálogo con Télam.
La historia comienza cuando en la vida de Silvina (Ana Katz) y Leandro (Esteban Lamothe), una pareja de clase media alta que se encuentra esperando su primer hijo luego de una intensa búsqueda, irrumpe una hija del protagonista, producto de una relación circunstancial ocurrida 12 años atrás.
Leandro, hasta ese momento, desconocía la existencia de Lucero (Mora Arenillas) y de un día para otro debe hacerse cargo de la niña ante una grave enfermedad de la madre.
La repentina aparición de esta joven triste, introvertida y que viene de una baja condición social desencadena una serie de situaciones en este matrimonio cuya vida cotidiana se ve completamente alterada a partir de esta inesperada situación.
“Esta es una historia que busca una reflexión acerca de lo que significa ser padre y en qué consiste la intervención de un papá en la vida de un hijo”, describió el actor de extensa trayectoria en cine, teatro y televisión.
Además de dirigir y ser uno de los sostenedores, junto a Daniel Hendler, de esta coproducción argentina-uruguaya, Garzón estuvo a cargo del guión tal como lo hizo en los ciclos televisivos “Señoras y señores” y “Casa Natal” mientras que en teatro fue coautor junto a Roberto Fontanarrosa de “Uno nunca sabe” y con Enrique Federman de “Sos vos”.
“Esta película tiene un leguaje crudo, hiperrealista, descarnado, sincero y al límite de lo humorístico”, afirmó el actor, quien formó parte de numerosas series televisivas como “Vulnerables”, “Primicias”, “Los machos”, “Tres padres solteros” y “Señores y señoras”.
“Mi objetivo-continuó Garzón- es capturar la atención del espectador con una trama psicológica, intimista y bien clara en los conflictos y así llegar al corazón de la gente. Busco lograr ese punto de emoción, sin golpes bajos, que hace que una persona que vea una película y ya no pueda olvidarse de ella”, agregó.
El elenco de “Por un tiempo” se completa con Jorgelina Aruzzi, Maria Jose Gabin, Tamara Garzón, Marcos Montes, Sergio Surraco, Sebastian Wainraich y los uruguayos Mirella Pascual, Gabriela Iribarne, Andrea Davidovics y Fernando Amaral (protagonista de la premiada cinta “Norberto apenas tarde”).
Garzón tiene previsto comenzar a mediados de este mes los ensayos de la obra de teatro “Buena gente”, una comedia dramática que protagonizará junto a Mercedes Morán y Verónica Llinás bajo la batuta del actor y dramaturgo Claudio Tolcachir y que se estrenará en mayo en el Paseo la Plaza.
-¿Qué buscas reflejar con “Por un tiempo”?
-No tengo una pretensión didáctica o moralista. La película busca reflejar que los vínculos de sangre son indisolubles e indestructibles, imposibles de evitar.
Esta es una de las tantas historias de padres e hijos, no busco originalidad en el tema, sino, en la forma de contarlo con mi manera particular de dialogar y de imaginarme situaciones.
-¿Cuál es esa manera particular?
-Soy bastante crudo en el lenguaje, muy sintético y pragmático en mi manera de hablar y de pensar. Soy de hablar poco pero me gusta encontrar las palabras justas y lo que traté en todo este tiempo es justamente eso, encontrar las palabras exactas para contar esta historia.
Busqué contar más con lo visual que con las palabras. Hay mucho trabajo del lenguaje y busqué la sinceridad, que se digan las cosas sin tapujos, sin vueltas y sin agregados y con un mensaje claro y crudo.
Siento que tengo un guión sólido en el cual puedo descansar y que me permite filmar tranquilo.
Como actor padecí mucho el tema de los malos guiones. Una buena actuación se puede lograr solo con un buen guion. No creo en la omnipotencia que el actor pueda lucirse a pesar de todo.
-¿Cómo fue el proceso creativo?
-Busqué transmitir ritmo y verdad, corazón y pases cortos, que quiere decir no engolosinar, no hablar de más, sino la película termina siendo un plomo.
Yo escribo como si fuera música, algo que tiene que ver con seguir a rajatabla con lo que está escrito, como una partitura y esto lo digo como director y como actor.
-¿Qué buscas transmitir desde los personajes?
-En este caso los dos personajes tienen razón y los dos tienen su verdad y ahí es donde está el conflicto. Acá no hay buenos y malos, los dos tienen sus razones. Un buen conflicto se sostiene cuando las razones son fuertes de los dos y ahí se vuelve interesante la historia.
Son actores muy inteligentes que hicieron carne este relato, tienen mucha verdad los dos y están totalmente entregados a la historia.
-¿Cómo es la experiencia como director?
-Linda, intensa y disfrutable. Me levanto y me acuesto pensando en la película. Me siento en un momento muy creativo, muy pleno, con logros y también con algunas frustraciones, pero viviría haciendo esto si pudiera. (Télam).
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