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Nancy Dupláa "La obra es muy fuerte para que la vean mis hijos"

Tras el éxito de Graduados, reemplaza a Florencia Peña en la temporada marplatense de El hijo de p#/@ del sombrero junto a su marido, Pablo Echarri.

                     "La obra es muy fuerte para que la vean mis hijos"



Asegura que necesita pasar tiempo con su familia.
Consagrada en la televisión por protagonizar el éxito del año, Graduados, sin siquiera tomarse un respiro, Nancy Dupláa asume un nuevo desafío: compartir escenario con su marido, Pablo Echarri, en El hijo de p#/@ del sombrero. Y en la temporada marplatense. Hará el papel que dejó vacante Florencia Peña, quien lo había encarnado durante la mitad del año en el porteño Complejo La Plaza.
—¿Te sentís exitosa?
—Se hizo como vox populi que tengo éxito, pero no lo miro de esa manera. Quizá por la vuelta a la televisión, porque hacía mucho que no laburaba. El volver a aparecer puede generar eso, que se me carga el leitmotiv, pero que no viene con mi propia historia, cada proyecto es una cosa nueva.
—Ahora, instalada con tu familia completa en Mar del Plata, ¿estás preparada para pasar 24 horas junto con Pablo?
—¡Sí! Es por un tiempo y lo bueno es que coinciden las vacaciones, porque en el año, en el día a día, él hace su vida en la productora y yo la mía. Nos llevamos bien, nos conocemos muchísimo y nos disfrutamos, somos amigos. Tengo a mis amigas, pero él es mi mejor amigo, es la persona que le cuento todo lo que me pasa y la experiencia nos resulta buena porque nos carga de conocimiento del otro que no teníamos arriba del escenario. En la obra, creamos un vínculo de una pareja que no es como la nuestra pero nos salen desde las entrañas la energía para hacerla.
—¿Cómo es trabajar con tu marido?
—Es hermoso. Pablo es generoso, está dispuesto a ayudarte y escucharte. Puso el cuerpo en los ensayos estando cansado por la obra, en un momento donde tenía ganas de terminar y descansar. El venía a pasar los ensayos conmigo, y eso lo valoro. Fue una generosidad extrema y, en cuanto a nuestro vínculo, es divertido. En el año nos extrañamos mucho, porque yo llegaba y él se iba.
—¿Extrañabas estar en familia?
—Lo necesitaba. La tira me quitó mucho tiempo con mis hijos, la próxima vez que me vuelva a meter en una tira tiene que ser algo que me movilice desde las entrañas, porque te lleva demasiado tiempo. Cuando acepté, sabía que era un año y que terminaba en tal fecha, y lo hice y me relajé y lo disfruté.
—Fuiste la buena y amable Loly en una ficción tan pura y blanca como “Graduados” y tus hijos la vieron. ¿Ahora verán la obra?
—Por suerte, es prohibida para menores de 16 años. Nuestros hijos no entrarán, como mucho irán a nuestros camarines, pero la obra no la van a ver. Más allá de que uno trate de hacerles ver la realidad y contar experiencias que uno tuvo o que sepan sobre la realidad de otras personas, es muy fuerte la obra por los diálogos y los límites que transgreden. Para el público que espera ver lo mismo que vio en Graduados, probablemente se lleve una desilusión o se sorprenda. Es una situación que no busqué, todo alrededor se dio para que lo haga, y la voy a aprovechar.
—No tenés mucha experiencia en teatro. ¿Cómo te preparaste?
—Me lancé, para todo me lanzo a la aventura. Se me dan situaciones o proyectos que no busqué, por eso si aparecen pienso que debo aprovecharlos. Al teatro lo tomo con respeto y me atrevo a meterme en un engranaje que plantea el equipo y lo que dejó Florencia, porque ella planteó un personaje con una energía determinada y voy a seguir esa línea. Ella es mi musa y me dejé subyugar con ella. El primer día que ensayé no entendía nada y me quería morir, pero luego fluyó.
—Hiciste una temporada en verano, ¿cómo fue esa experiencia?
—La única temporada que hice fue Montaña rusa, en 2006. Hice la obra El vestidor, con Federico Luppi y Julio Chávez, que incluso llegó a hacerse en España pero no me animé a seguirlos, era joven. Ahora estoy más plantada, con una familia, con más ganas de disfrutar y sin crisis de los 40, que me llegaron mucho mejor de lo que me imaginé.
—En la obra te toca interpretar a una mujer adicta a las drogas. ¿Te reconocés en el personaje que interpretás?
—Hay una situación de salvajismo, como si saliera el hombre de Neanderthal que yo sé que tengo dentro, pero tengo otra educación y sé en qué momento dejarlo salir. En el caso de mi personaje, Valeria, no puede hacer todo ese análisis, es adicta y tiene muchas cosas en contra para que no lo pueda manejar. Vengo de un barrio determinado que me favorece porque, no es al punto que me siento como en casa, pero es como un lugar conocido para mí.
—¿Cómo fue la pelea del rating?
—No era una pelea personal, yo quería hacer mi laburo y que la historia se cuente de esa manera, y creo que eso se respetó. Pero lo que creo es que una novela blanca popular y con estos personajes, sumados a los vínculos, donde todos se lucían, no puede fallar. La pelea corrió por parte de los productores, ellos pelaban, no yo.
—¿Qué esperás de la temporada? Algunos actores ya se quejaron del poco público.
—El tema es no tener las expectativas tan altas. Yo lo único que quiero es que la pasemos bien y que la gente venga y que le guste. Pero quiero vivir la experiencia que tenga que ser, me adapto. Eso es lo que en verdad te hace crecer.
—¿Ese proceso de cambio lo transitaste fuera de la pantalla?
—Pasé tres años para replantearme cambiar de profesión, la muerte de mi suegro nos sacudió mucho. Además de todo lo que pasamos con el secuestro, y cuando falleció yo estaba embarazada de su nieto varón, era mucho. Nada me hacía salir de mi casa. Pero recién este año sentí que era el momento.
—¿Por qué le dijiste que no a “Graduados” en teatro?
—Creo que ya estaba bien así, tuvo el final que tuvo, si las historias se estiran más de la cuenta, se pierde el interés, se ponen gomosas, se haría chiclosa. Fue la mejor decisión y me la banco.
—¿Qué opinás del Gobierno?
—Vi un país en llamas y vi un país que fue saliendo de esas llamas, había 50 por ciento de pobreza, gente fuera del sistema, y no sólo hablo de los pobres. La persona que comandaba el país pensó en poner las cosas en orden, además de recuperar empresas como YPF y de los recursos naturales. Es una cosa que lleva tiempo y decido confiar en lo logrado hasta ahora. Por ser una persona de clase media, si querés decirme “acomododa” por ser actriz, me banco poner más por el que no tiene, porque la está pasando peor que yo. Y ojalá sigamos con el consenso nacional y popular. Algunos nos critican por apoyar al Gobierno, pero no nos guiamos por eso.
—¿Qué opinás de la inseguridad?
—Creció la escolaridad, crecieron las oportunidades que tiempo atrás no estaban dadas. Inseguridad hay, y hay políticas de presos que salieron y entraron, que no entiendo en detalle y creo que hay que seguir laburando en eso. Creo que la gente que no vive en un barrio donde puedo vivir yo seguramente tendrá más inseguridad que otros, pero creo que se trabaja para mejorar eso.
—¿Te molesta que los tilden de “la pareja K”?
—Vamos adonde sentimos. Como matrimonio, no creo que seamos los que siempre aparecen, pero me da orgullo el abrazo de la Presidenta y que nos agradezca. La admiramos como militante y como estudiante compulsiva.
—¿La admirás como mujer?
—Sí, la admiro como gran revolucionaria, porque al hacerse lugar en la política siendo mujer lográs el odio de los conservadores y sobre todo de las mujeres conservadoras, como odiaron a Eva y como odiaban a las grandes revolucionarias. Ella llegó por su convicción visceral, la admiramos mucho.

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