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Tom Hanks "Sin cine, todavía tendría cinismo en mi corazón"

El actor estrenó Cloud Atlas: La red invisible, y confiesa que en Hollywood le tienen pánico a todo lo que sea novedoso.

                       "Sin cine, todavía tendría cinismo en mi corazón"




Una superproducción de cien millones de dólares alemana escrita en Puerto Rico. ¿Cómo decir que no?”, bromea la pera más feliz de todo Hollywood, el dos veces ganador del Oscar Tom Hanks. Habla, por supuesto, de Cloud Atlas:
La red invisible, un megafilm que define como “la temeraria aproximación al estilo Naciones Unidas de papá Andy y mamá Lana Wachoski al best seller de David Mitchell”. “Es un film que me ganó por ser una visión completamente lograda. Los Wachoski pretendían hacer esta especie de pieza de literatura cinematográfica. No me quedó otra que lanzarme de cabeza.”
Una de las razones de ese lanzarse de cabeza al supraHalloween donde comparte pantalla con Hugh Grant (“el solo hecho de verlo caminar por el set disfrazado de asesino de una tribu del futuro justifica cualquier rodaje”, dirá), Susan Sarandon, Jim Broadbent, Halle Berry, Jim Sheridan, Hugo Weaving y más es acompañar la hidalguía de los Wachoski: “En estos momentos, o apenas dijeron que lo iban a hacer, la primera reacción, casi instintiva, del afuera fue ¿quiénes se creen que son estos dos y Tom Tykwer, nuestro otro director, para hacer una cosa así? Y eso me hizo ayudarlos: siempre ha sido así con el gran cine, con el cine realmente excepcional. Lo mismo le dijeron a El Gabinete del Dr. Caligari en la época del cine mudo.
Hay un terror demasiado innato a lo nuevo en el mundo del cine, y no solamente en Hollywood”. Es cierto que, más allá de su riesgo, Cloud Atlas: La red invisible es un WTF enorme, gigante, algo que puede inferirse con saber que Hanks hace, en el mismo film, de un doctor bastante jodido del siglo XIX, un troglodita bastante miedoso del futuro y dueño de un léxico infrahumano, un doctor enamorado en 1970 o un patova cockney de pretensiones artísticas en 2012 (imitar a este personaje le trajo su mal momento del año: tiró la F-bomb, es decir, dijo fucking en pleno horario de protección al menor en el show matutino Good Morning America!): “Claro que es algo extraño, y hasta incómodo, pero es cierto que salvo muy pocas, minúsculas, excepciones, el público está dormido. El público ansía ser sorprendido, incluso por algo que nos le gusta. Es cine como morfina es algo horrible. Me aburre entrar a un cine esperando tal y cual cosa, y, precisamente, la película me da tal y cual cosa y nada, pero nada, más. Quiero que el cine me pase por encima, ver algo que no me veía venir ni en un millón de años. Y Dios, esto es lo que sucede en esta película, incluso antes de que los títulos aparezcan. Eso es algo que vale. Sobre todo en estos días.”
En los últimos años, Hanks no sólo ha dirigido su segundo film, Larry Crowne, un decidido y positivo fuck you al Estados Unidos desconsiderado (que mostró como pocos el efecto de la recesión) sino que se ha abocado a producir. “Sea en Larry Crowne, mi película, o en Cloud Atlas, lo que busco del cine es que luche contra el cinismo. Yo aprendí de muchos, de Nora Ephron, de Steven Spielberg, de Robert Zemeckis, y ellos, más allá de estilos, cuidan al personaje, a ese universo. Sólo se trata de que el cinismo del día a día no te gane. Lo cual no es poco. Al contrario de lo que se dice del cine, del cine mainstream, si yo no estuviera en el cine, todavía tendría cinismo en mi corazón.” Y respecto de su fiebre productora: “Es algo que me acompaña desde niño. Antes eran los libros mi sitio, mi hogar, y el cine me enamoró del contar, de los relatos. Todo lo que tenga que ver con eso me ilumina. Quiero estar en todos los rincones de ese proceso. Hasta podría haber sido feliz fascinando a la gente con un relato como guardia de un museo, no sería tan diferente de lo que hago hoy.
Lo que busco son las historias menos cínicas que se puedan contar”.
Y al menos en materia de cinismo está en lo cierto, y hasta es capaz de relacionar el humanismo del film con la situación de Estados Unidos en estos instantes: “Ya vi la película tres veces hasta ahora y cada vez encuentro nuevas versiones del modo en que todos están conectados con todos.
Y es así, creo en eso: estamos todos conectados. En un punto me di cuenta de que todo se trata de la lucha por ser libre y la esencia de la libertad. Por eso debemos cuidarnos, por eso debemos pensar que lo más importante que uno, Estados Unidos o el mundo puede cuidar es darles a sus hijos la alegría de vivir, de disfrutarlos, de disfrutarnos todos.” Que Hanks habla ser de padre, y considerando que “la relación que tuve con el mío no fue la mejor” insiste con que “quizás hoy, a mi edad, adulto, y con mi aprendizaje podría llevarme mejor, uno aprende, aunque a veces tarde.”
Hanks, habitante vitalicio de Hollywood, sabe que Cloud Atlas fue rechazada por Warner Bros y por eso es hoy un pastiche de coproducciones y sabe qué decir: “La película, al menos la naturaleza de las películas, ha cambiado. Todas están obsesionadas por las posibilidades de los efectos digitales, algo que no es malo, y que de hecho es una apuesta enorme que se puede aceptar como realizar, como sucede en Avatar o mismo en Cloud Atlas, pero cuando llega la hora de la verdad se trata, siempre, de reflejar la vida como la conocemos, lo cual no implica filmarla así.” Y defendiendo una forma de hacer cine tan heterogénea como sus personajes en este film –pero igual de unidas por su visión del cine– sigue: “No importa el marketing, o las majors, lo importante es hacer una buena película, una película que te deje con algo adentro, que te haga pensar, incluso para diseccionarla. Y ahí es donde se pelea contra el cinismo.”
Perfil.com

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