La pareja que salió con Sos mi hombre para defender el rating tras el fracaso de Lobo confiesa que las ausencias de Furriel y Valenzuela se sienten fuerte, y jura que el canal está contento con el rating.
Se vienen momentos de cambios en Sos mi hombre (El Trece). Y sus protagonistas, Luciano Castro y Celeste Cid, comenzaron a grabar escenas en las que la historia se adelantará seis meses. Camila Garay (Cid) y Ringo Di Genaro (Castro) contraerán matrimonio mientras esperan la llegada de su primer hijo. Por otro lado, ante la partida de su novio, Alejo Correa Luna (Valenzuela), Brenda (Accardi), afianzará su relación homosexual con su personal trainner, y los villanos Diego (Di Santo) y Gloria (Tobal) harán de todo con tal de destruir la felicidad de sus ex parejas. La novela que produce Adrián Suar lleva diez meses en el aire, con un promedio de 13 puntos de rating en febrero, y aún le quedan noventa días para que finalicen las grabaciones. “Estamos estresados pero lo llevamos bien. Creo que sería muy careta de nuestra parte quejarnos. Siempre hay algo nuevo que nos engancha que nos hace venir con ganas”, responden los actores, que realizan entre 20 y 25 escenas diarias cada uno en Estudios Baires de Don Torcuato.
—¿Qué balance hacen de “Sos mi hombre”?
Luciano Castro: Positivo. Estamos contentos. Salió en el momento menos indicado, cumplió las expectativas y conseguimos un público fiel que necesitaba el canal. Si la medición tiene que ser ésta para que a todos nos vaya bien, lo prefiero. Soy un laburante, quiero empezar una tira y terminarla. No me gusta eso de destruir a la competencia. A Dulce amor le va muy bien, está instalada, y Mi amor, mi amor empezó bajo y después repuntó. Tengo muchos amigos ahí y me alegra que todos tengamos trabajo.
—En el camino se quedaron varios actores: Joaquín Furriel, Gonzalo Valenzuela, Lito Cruz, Raúl Rizzo, Jimena Barón. ¿Cómo viven esas ausencias?
celeste Cid: Con Jimena Barón construimos una relación muy afectuosa. Me moviliza mucho la ausencia, uno se encariña con tantas horas diarias, y después continúa porque te mandás mensajes o te llamás. Es la dinámica del trabajo en la televisión. Con Luciano hacemos chistes sobre que vamos a terminar solos grabando una escena larga mientras jugamos al ping-pong para estirar. Quedaron personajes importantes también y seguimos adelante.
LC: Fueron bajas muy fuertes y que se sintieron. Adrián (Suar) hizo lo imposible para que Joaquín se quedara. Es una lástima porque la gente se sacaba el sombrero y era lo mejor que tenía el programa. Yo iba a golpearle la puerta al camarín para decirle “por favor, quedate veinte capítulos más”. Era brillante lo que hacía en ese personaje ridículo por el que debe ser con un (Martín) Fierro. Jimena fue otra baja terrible que deterioró un poco al personaje del Puma (Goity), pero por suerte se levantó y ahora entró Fulop. A Valenzuela y a Lito los veo en los decorados, en los almuerzos...
—¿Hablan con Suar?
LC: Sí. El no delega nada, jamás te mandaría a decir algo, odia las palomas mensajeras. No es ningún boludo. Te dice las cosas bien claras. Es mi jefe y, como en cualquier laburo, uno no puede no hablar con el jefe. Mínimo una vez por semana llama, está interesado en cómo están las cosas, y eso tranquiliza.
CC: Cuando no pude hacer Lobo por un tema de salud se portó muy bien y fue muy generoso conmigo. Admiro su manera de trabajar, cumple con su palabra, y eso no es lo que abunda en un país tan bananero. Eso me da seguridad.
LC: Está feliz con la tira. Nos junta a los dos para charlar y nos dice qué quiere que hagamos cada uno. Una semana antes de empezar a grabar Solamente vos mandó un mensaje de texto: “Empiezo a grabar, sigo estando al pie de todo, las 24 hs”. Y eso habla del rol que sabe que ocupa. Está muy presente.
—Camila giró hacia la política. ¿Hay alguna mujer que se dedique a la política que te guste?
CC: No. En estos momentos no me identifico con ninguna idea, no encuentro alguien que me guste, que sienta que me represente, aunque reconozco que hubo algunos cambios positivos en la sociedad.
—Al ganar las elecciones, tu personaje dijo: “Más seguridad, trabajo, educación”. ¿Cuál de estos tres tópicos debe mejorar el Gobierno?
CC: El libro hablaba sobre la subida del río y la contaminación ambiental. Lo cambié y puse mi voz, lo que pienso y siento de la actualidad del país. Son tres cosas que deben ir a la par, pero creo que la educación es donde está más flojo y por donde se debe empezar.
—Santino, tu hijo en la ficción, te trae varios dolores de cabeza. ¿Te sucede lo mismo con Mateo (11), que está ingresando a la adolescencia y que espera una hermana de tu relación con Sabrina Rojas?
LC: No. Cero. Lo potencia, lo hace ser más importante porque tiene un hermano que es Simón, de un año y ocho meses, por lo que ya pasó por la situación de que su madre iba a ser mamá otra vez. No es competencia. Me dice “buenísimo”. Sabe que cuando mi hija tenga 20 años va a salir corriendo a cuidarla. Yo no voy a tener esa energía (se ríe).
—¿Cómo te cae la paternidad en medio de las grabaciones?
LC: Bien, acompaño mucho a Sabrina y estoy pendiente de todo y de no descuidar nada. Cuando sea el nacimiento voy a estar sin trabajo, relajado, me voy a poder dedicar a Sabrina y a mi familia.
—¿De cuánto está? ¿Eligieron los nombres?
LC: De cinco meses y medio. Hace un montón que elegimos los nombres, lo sabíamos antes de que nos enteráramos de que íbamos a ser padres porque siempre los tiramos sobre la mesa por si alguna vez se daba la posibilidad. Nunca fue discusión. No quiero decirlo, por respeto a nuestra intimidad. No le golpeo la puerta al vecino para contar qué voy a tener o cómo se va a llamar.
—Sos madre de André (8), ¿te acompaña al set o preferís que no se involucre?
CC: André no fue tan partícipe de mi trabajo, primero porque no le entusiasmaba. Para él soy la madre en la casa y no la que aparece en una película o en la tele. Le gusta el programa, se copó, y me pregunta qué va a pasar con los personajes. En las vacaciones lo llevé a Baires pero estaba un rato conmigo y no lo veía más, se iba con Jimena Barón y lo encontraba a las dos horas.
—Hace diez días hiciste un “homenaje” a Tan Biónica, la banda de tu novio, Chano Moreno Charpentier, con una frase de la canción “Loca”. ¿Te dan libertad para variar los textos?
CC: Creo que no se enteraron en la productora (se ríe). Surgió en el ensayo con Jimena y quisimos hacerlo en la grabación y quedó. No se dieron cuenta, salió espontáneamente. Cuando Chano lo vio se rió mucho.
—¿Cómo llevás estos tres meses de amor con Chano?
CC: Súper bien, enamorada, me mantiene fortalecida, somos muy compañeros, está contento con sus cosas, haciendo un disco nuevo que está buenísimo. Más allá de su música y mis días de grabaciones compartimos las cosas, yo estudio los textos en la cama y cuando él termina de mezclar una canción nueva, me la hace escuchar. Lo más lindo es estar con mi hijo y con él en la cama viendo una película.
—¿Cómo se lleva con tu hijo?
CC: Muy bien. Se aman.
—¿Qué pasó realmente entre Chano y los fans de Callejeros? ¿Que opinión te merece?
CC: Sé que en un momento Chano no estuvo bien y después quedó en el medio de otra que no tuvo nada que ver. Y estaba muy triste por lo sucedido. Las redes sociales como Twitter son medios de comunicación complicados que se pueden usar para construir o para destruir. Hay que saber administrarlas.
Luciano Castro: Positivo. Estamos contentos. Salió en el momento menos indicado, cumplió las expectativas y conseguimos un público fiel que necesitaba el canal. Si la medición tiene que ser ésta para que a todos nos vaya bien, lo prefiero. Soy un laburante, quiero empezar una tira y terminarla. No me gusta eso de destruir a la competencia. A Dulce amor le va muy bien, está instalada, y Mi amor, mi amor empezó bajo y después repuntó. Tengo muchos amigos ahí y me alegra que todos tengamos trabajo.
—En el camino se quedaron varios actores: Joaquín Furriel, Gonzalo Valenzuela, Lito Cruz, Raúl Rizzo, Jimena Barón. ¿Cómo viven esas ausencias?
celeste Cid: Con Jimena Barón construimos una relación muy afectuosa. Me moviliza mucho la ausencia, uno se encariña con tantas horas diarias, y después continúa porque te mandás mensajes o te llamás. Es la dinámica del trabajo en la televisión. Con Luciano hacemos chistes sobre que vamos a terminar solos grabando una escena larga mientras jugamos al ping-pong para estirar. Quedaron personajes importantes también y seguimos adelante.
LC: Fueron bajas muy fuertes y que se sintieron. Adrián (Suar) hizo lo imposible para que Joaquín se quedara. Es una lástima porque la gente se sacaba el sombrero y era lo mejor que tenía el programa. Yo iba a golpearle la puerta al camarín para decirle “por favor, quedate veinte capítulos más”. Era brillante lo que hacía en ese personaje ridículo por el que debe ser con un (Martín) Fierro. Jimena fue otra baja terrible que deterioró un poco al personaje del Puma (Goity), pero por suerte se levantó y ahora entró Fulop. A Valenzuela y a Lito los veo en los decorados, en los almuerzos...
—¿Hablan con Suar?
LC: Sí. El no delega nada, jamás te mandaría a decir algo, odia las palomas mensajeras. No es ningún boludo. Te dice las cosas bien claras. Es mi jefe y, como en cualquier laburo, uno no puede no hablar con el jefe. Mínimo una vez por semana llama, está interesado en cómo están las cosas, y eso tranquiliza.
CC: Cuando no pude hacer Lobo por un tema de salud se portó muy bien y fue muy generoso conmigo. Admiro su manera de trabajar, cumple con su palabra, y eso no es lo que abunda en un país tan bananero. Eso me da seguridad.
LC: Está feliz con la tira. Nos junta a los dos para charlar y nos dice qué quiere que hagamos cada uno. Una semana antes de empezar a grabar Solamente vos mandó un mensaje de texto: “Empiezo a grabar, sigo estando al pie de todo, las 24 hs”. Y eso habla del rol que sabe que ocupa. Está muy presente.
—Camila giró hacia la política. ¿Hay alguna mujer que se dedique a la política que te guste?
CC: No. En estos momentos no me identifico con ninguna idea, no encuentro alguien que me guste, que sienta que me represente, aunque reconozco que hubo algunos cambios positivos en la sociedad.
—Al ganar las elecciones, tu personaje dijo: “Más seguridad, trabajo, educación”. ¿Cuál de estos tres tópicos debe mejorar el Gobierno?
CC: El libro hablaba sobre la subida del río y la contaminación ambiental. Lo cambié y puse mi voz, lo que pienso y siento de la actualidad del país. Son tres cosas que deben ir a la par, pero creo que la educación es donde está más flojo y por donde se debe empezar.
—Santino, tu hijo en la ficción, te trae varios dolores de cabeza. ¿Te sucede lo mismo con Mateo (11), que está ingresando a la adolescencia y que espera una hermana de tu relación con Sabrina Rojas?
LC: No. Cero. Lo potencia, lo hace ser más importante porque tiene un hermano que es Simón, de un año y ocho meses, por lo que ya pasó por la situación de que su madre iba a ser mamá otra vez. No es competencia. Me dice “buenísimo”. Sabe que cuando mi hija tenga 20 años va a salir corriendo a cuidarla. Yo no voy a tener esa energía (se ríe).
—¿Cómo te cae la paternidad en medio de las grabaciones?
LC: Bien, acompaño mucho a Sabrina y estoy pendiente de todo y de no descuidar nada. Cuando sea el nacimiento voy a estar sin trabajo, relajado, me voy a poder dedicar a Sabrina y a mi familia.
—¿De cuánto está? ¿Eligieron los nombres?
LC: De cinco meses y medio. Hace un montón que elegimos los nombres, lo sabíamos antes de que nos enteráramos de que íbamos a ser padres porque siempre los tiramos sobre la mesa por si alguna vez se daba la posibilidad. Nunca fue discusión. No quiero decirlo, por respeto a nuestra intimidad. No le golpeo la puerta al vecino para contar qué voy a tener o cómo se va a llamar.
—Sos madre de André (8), ¿te acompaña al set o preferís que no se involucre?
CC: André no fue tan partícipe de mi trabajo, primero porque no le entusiasmaba. Para él soy la madre en la casa y no la que aparece en una película o en la tele. Le gusta el programa, se copó, y me pregunta qué va a pasar con los personajes. En las vacaciones lo llevé a Baires pero estaba un rato conmigo y no lo veía más, se iba con Jimena Barón y lo encontraba a las dos horas.
—Hace diez días hiciste un “homenaje” a Tan Biónica, la banda de tu novio, Chano Moreno Charpentier, con una frase de la canción “Loca”. ¿Te dan libertad para variar los textos?
CC: Creo que no se enteraron en la productora (se ríe). Surgió en el ensayo con Jimena y quisimos hacerlo en la grabación y quedó. No se dieron cuenta, salió espontáneamente. Cuando Chano lo vio se rió mucho.
—¿Cómo llevás estos tres meses de amor con Chano?
CC: Súper bien, enamorada, me mantiene fortalecida, somos muy compañeros, está contento con sus cosas, haciendo un disco nuevo que está buenísimo. Más allá de su música y mis días de grabaciones compartimos las cosas, yo estudio los textos en la cama y cuando él termina de mezclar una canción nueva, me la hace escuchar. Lo más lindo es estar con mi hijo y con él en la cama viendo una película.
—¿Cómo se lleva con tu hijo?
CC: Muy bien. Se aman.
—¿Qué pasó realmente entre Chano y los fans de Callejeros? ¿Que opinión te merece?
CC: Sé que en un momento Chano no estuvo bien y después quedó en el medio de otra que no tuvo nada que ver. Y estaba muy triste por lo sucedido. Las redes sociales como Twitter son medios de comunicación complicados que se pueden usar para construir o para destruir. Hay que saber administrarlas.
“Que Capusotto llame a Celeste”
Luciano Castro y Celeste Cid aseguran que la química se dio de manera paulatina. La actriz es más aferrada al guión y el ex Valientes suele ser más intuitivo. “Celeste es especial, noble y transparente. Es el espíritu de la novela y tiene un humor increíble. Lamento que Capusotto no la llame para trabajar con él”, confiesa Castro, quien interpreta a un boxeador en Sos mi hombre, personaje que siempre quiso hacer en TV y que con Adrián Suar pudo concretar. El actor es un verdadero apasionado del boxeo, deporte que además practica desde chico. “A Maravilla (Martínez) lo fui a ver boxear en la FAB cuando pesaba ocho kilos mojado. Iría a verlo en su próxima pelea en abril, pero si me dan un ring side, cochera para que pueda ir con mi hijo y amigos. Si no me quedo en mi casa. Tenía todo de arriba para verlo en Las Vegas (frente a Chávez Jr.) pero era mucho viaje: 28 horas de vuelo y sólo 10 de estadía”, responde el hombre de 37 años que después de la novela “quiere parar un poco” y hacer roles distintos a un galán.
Como le dijo a PERFIL en septiembre pasado, Cid quiere dedicarse a la pantalla grande, carrera que inició con una sorprendente interpretación en El amigo alemán. “Voy a filmar como mínimo dos películas en 2013. Están confirmadas pero aún no puse la firma así que no quiero decirlo. Una es una comedia y otra un thriller psicológico. Estoy feliz. Empezaría a rodar a mediados de julio.”
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