"No me molesta que me vean como "el hijo de...", todos somos hijos de alguien y yo siempre voy a ser el hijo de.", el que habla es Ricardo "El Chino" Darín, el hijo de uno de los actores más reconocidos del país de quien heredó además del nombre y el apellido, la profesión.
"Mi viejo y yo somos dos personas totalmente distintas, de distintas generaciones, distintas épocas, hacemos cosas distintas. No siento que me comparen con él, si que me vinculan, pero eso es algo difícil de evitar y no me molesta", asegura a LA NACION el actor de 24 años que en su corta carrera tuvo la posibilidad de probar suerte en teatro, cine y televisión.
Es casi el mediodía de un día de otoño soleado en Palermo, en donde se realiza la presentación de la nueva bebida de Coca Cola, Fuze Tea. "¿Podemos hacer la nota afuera?", consulta él antes de empezar a hablar. Desenvuelto y perspicaz, el joven parece haber heredado otra cosa de su padre, la simpatía frente al micrófono y la amabilidad para responder las preguntas. "Con papá nos dedicamos a lo mismo, compartimos la profesión no solo en el trabajo sino que también en casa, se charla muchísimo al respecto", cuenta mientras enciende un cigarrillo.
Y si bien "ser el hijo de..." no siempre es fácil, él sabe reconocer las ventajas que esto trajo a su carrera. "Al trabajar dentro de un ambiente en donde mi papá es un referente, yo creo que se me abrieron muchas puertas, sobre todo al inicio", cuenta y recuerda que no fue solo su padre el que le facilitó la entrada a la industria. "Las posibilidades no llegaron solo por ser "el hijo de...", sino por el bagaje con el que fui creciendo. No solo estoy vinculado a la profesión a través de mi papá sino que también tengo la suerte de conocer gente del ambiente que son amigos de la familia, y eso facilita las cosas", remarcó.
"En este país en donde lamentablemente las oportunidades para trabajar en lugares de mucha difusión son limitadas, conocer gente del ambiente me ayudó", reconoce y remarca que si bien le fue sencillo entrar tuvo que trabajar para mantener esa oportunidad que se le dio. "Como en todos los laburos, a medida que se va haciendo el camino hay que demostrar quién es uno y empezar a hacer tu propia historia, que te conozcan por tu propio trabajo"
Y es eso lo que hizo en estos últimos años, trazar su propia historia y crecer como artista. "Me gustaría seguir haciendo tele, volver al teatro, hacer cine. yo creo que la vida de un actor se nutre de la diversidad, no solo de los papeles que te toca hacer sino de los formatos en los que podés trabajar".
"Nunca tuve demasiada exposición pública", comenta mientras se ríe. "Estoy acostumbrado a los medios porque lo viví muy de cerca con mi familia, por el laburo de mi viejo", recuerda y cuenta que nunca le molestó tener cerca a la prensa, aunque reconoce que hay ciertos límites. "Cuando se meten con cosas privadas a uno le resulta menos amable, pero fuera de eso me parece que es parte de lo que viene con esta profesión, uno se expone públicamente y son cosas que pueden pasar".
En los últimos meses, su romance con Calu Rivero atrajo la atención del público y esa tranquilidad a la que estaba acostumbrado se alteró un poco. "No siento que nos persigan mucho, por suerte vivimos una vida tranquila", expresa despreocupado. "Yo me llevo muy bien con la prensa, nunca tuve ningún trago amargo, siempre me han tratado muy bien y agradezco eso".
Y esos fotógrafos ocasionales que rompen con la paz a la que está acostumbrado, no impiden que viva su relación a pleno. "Con Calu nos llevamos bárbaro, como cualquier pareja que está pasando un buen momento", reconoce mientras se ríe, y antes de irse no duda en afirmar que todo está perfecto. "Sí, estamos muy bien".
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