Hugh Jackman es uno de los hombres más ricos de Hollywood y, también, el dueño de uno de los cuerpos más deseados del mundo.
Pero, detrás del sex symbol se esconde un hombre familiar que no cambiaría a su mujer por ninguna. Lobezno se quita las garras y desnuda su interior para Hoy Corazón
De súper héroe en Lobezno a cantante y bailarín en Los miserables, Hugh Jackman puede con todo y es uno de los tres actores mejor pagados de Hollywood. A sus 44 años, vuelve a atrapar a los espectadores con una nueva aventura de Lobezno Inmortal -en los cines desde el 24 de julio-, la historia de un mutante asocial que, en palabras del actor australiano -nacido en Sydney-, en el fondo es «bastante majo».
También él, detrás de ese físico impecable, es un hombre majo. Casado desde hace 17 años con Deborra-Lee Furnes, y padre de dos hijos, le apasiona «el lado guerrero de su personaje». Una faceta que cambia en cuanto está entre los suyos, donde encuentra la paz y la felicidad. La antiestrella es también un actor total, que triunfa tanto en la pantalla como sobre los escenarios. Intérprete, bailarín, cantante y autor de un monólogo de éxito, reconoce que a lo único que tiene miedo es a «estar sobrevalorado». Admite, sin falsa inmodestia, que la brisa de la gloria le favorece. Su cuerpo es su herramienta de trabajo y él lo cuida como un deportista y admira al jugador de rugby Jean-Pierre Rives.
Hugh Jackman se esfuerza entre sonrisas por arreglarme la grabadora hasta el punto de dejarse la vida. «No se preocupe, lo conseguiré», me dice. Yo, no me preocupo. Tiene un encanto enloquecedor y un físico de escándalo. Es más enrevesado de lo que parece y ha tenido que vencer otros obstáculos. Antes de interpretar a Houdini en Broadway, retomó con fuerza por sexta vez el papel de Logan/Lobezno en 'Lobezno: Inmortal', ese mutante con garras de 'adamantium', capaz de curarse 'in situ' las peores heridas. Más vale no contrariarle...
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