La enésima adaptación de Phillip K Dick llega ahora a los cines de la mano de una dirección no demasiado diestra en el género. Y eso que contando con dos actores a priori solventes, el resultado final es ciertamente decepcionante si tenemos en cuenta lo que nos esperábamos.
¿Controlamos nuestro destino o nos manipulan fuerzas invisibles? En el thriller Destino Oculto, Matt Damon interpreta a un hombre que descubre el futuro que el Destino le tiene reservado y no se queda satisfecho. Para conseguir cambiarlo, deberá perseguir, por y debajo de las calles de la Nueva York actual, a la mujer que ama.
David Norris (Matt Damon) es un ambicioso político a punto de conseguir un asiento en el Senado de Estados Unidos, cuando conoce a la guapa bailarina de danza contemporánea Elise Sellas (Emily Blunt), una mujer totalmente diferente de todas las que ha conocido hasta ahora. No tarda en darse cuenta de que se está enamorando de Elise, pero unos personajes misteriosos hacen todo lo posible para apartarlos el uno del otro.
David comprende que se enfrenta a los agentes del Destino, los hombres del Adjustment Bureau (Oficina de Ajustes). Están dispuestos a usar el considerable poder del que disponen para impedir que David y Elise se unan. Parece que lo tiene todo en contra y no le queda más remedio que escoger: dejarla marchar y aceptar el camino predestinado... o arriesgarlo todo y enfrentarse al Destino para estar con ella.
Así se nos presenta el argumento de Destino Oculto. Una película que navega en el género de la ciencia ficción para mostrarnos una historia atractiva. Al menos hasta que le director hace de las suyas y patina en algún que otro momento crucial, dejando argumentalmente deshilachado buena parte del conjunto. ¿Tal vez demasiado grande para él?¿o se complicó mucho la vida. Casi con total seguridad, ambas razones se encuentran detrás del resultado del filme. En el plano interpretativo tanto Matt Damon como Emily Blunt muestran una química mínimamente aceptable. Menos mal, puesto que es en la pareja protagonista sobre lo que gira toda la historia. Aunque Damon, hay que reconocerlo, no está tan "fino" como antaño. En definitiva, con Destino Oculto tenemos una película para pasar el rato, con una historia que nos deja algo "bluf" y unos actores de relumbrón para darle brillo al cartel.
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