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Jorge Suárez, de lunes a lunes

De las grabaciones de El elegido a las funciones de Espejos circulares, sin descanso





e abre la puerta del auto y antes que su voz y su imagen, aparece una fragancia. Desde 1988 Jorge Suárez usa el mismo perfume, su sello y marca personal, que conoció en Perú durante una gira. "No lo cambio por nada, vuelvo siempre a mi primer amor, como el de mi esposa."
En ese trayecto diario entre semáforos, autopistas y trapitos que lo reconocen en plena Avenida 9 de Julio, Suárez cuelga el traje de abogado infiel de El elegido (Telefé) para calzarse el jogging del torpe y adorable Schultz, en Espejos circulares (Paseo La Plaza). Actor de raza, en su currículum atesora todos los premios con los que el teatro nacional distingue a sus figuras: el ACE, el María Guerrero, el Trinidad Guevara, el Florencio Sánchez, Teatro del Mundo y el Clarín.
Suárez nació y se crió en el restaurante de Villa Crespo, donde su mamá cocinaba para 300 bocas voraces cada mediodía que escapaban en su puesto del taller textil para saborear arroz con pollo, vacío al horno, pastel de papas y ñoquis caseros. El pequeño Jorge cantaba folklore con sus amigos del barrio y soñaba con estudiar medicina. Pero poco antes de terminar el colegio, participó de la puesta de El emperador de la China , y su mundo cambió por completo. Luego vendría su década ininterrumpida en el San Martín, donde sería dirigido por Mauricio Kartun, Jorge Lavelli, Villanueva Cosse, Laura Yussem y Hugo Urquijo, entre otros; su temporada en el sucesoteen de Casi ángeles y papeles imborrables, como Roger, el cocinero de Carola Casini que endulzaba al mismísimo Pappo.
Reflejos y aprendizaje
Hoy cultiva orquídeas y vive a pocas cuadras del estudio donde graba El elegido , en Olivos, con su mujer [Laura Singh, ex jefa de vestuario de Pol-Ka y escultora] y sus dos hijos, de 18 y 9 años. El mayor debutó en la TV a los 3 años en Verdad/Consecuencia , en el que interpretaba al hijo de Valentina Bassi y Antonio Birabent, y hoy estudia en el IUNA. A su misma edad, Suárez ingresó en el Conservatorio Nacional: "Ahí fue cuando nací, cuando se abrieron mis sentidos, el corazón, la cabeza y me conecte con mi eje".
Justamente Espejos circulares , dirigida por Javier Daulte, se adentra en las clases de actuación que un grupo heterogéneo (Andrea Pietra, Boy Olmi y Victoria Almeida) toma con una profesora bastante particular (Soledad Silveyra). "Mi personaje piensa que su maestra es Alejandra Boero o Hedy Krila, la adora. Es un ingenuo en el fondo, tanto que puede parecer un tonto. La idea de la obra es mostrarle un espejo al espectador, y describir cómo existe mucha gente buscando cosas para conectarse con su alma."
Suárez también le dio vida durante dos años al perverso Nacho Ochoa de Gorda , con el Puma Goity y Mireia Gubianas. "Reflejaba la opinión del espectador. ¿Cómo te vas a enamorar de una gorda siendo flaco? La gente se moría de risa." También de la mano de Daniel Veronese le puso el cuerpo durante tres años a El método Grönholm , y antes a una obra que marcó a fuego su carrera: Novecento , de Alessandro Baricco, dirigida por Francisco Javier. "Aspiro a que a alguien, desde mi humilde papel de artista, le haya quedado al menos una foto en la emoción de ese monólogo." La obra se montaba sólo los lunes, el día de descanso sagrado para los actores, pero el concepto de fin de semana no existe en la vida de Suárez. Este año, como tantos otros, trabaja de lunes a lunes.
Falta una hora para que empiece la función, y el actor llega al puesto de peaje. "Quedate tranquilo que hasta las 6 de la mañana no me muevo. Me diste de más", le dice el empleado que todos los días lo reconoce y le devuelve algunas monedas. "La gente es hermosa, sólo te agradece. No soy un actor de un perfil extremedamente popular. A veces la gente te confunde, y te dice: «Te veo enLos únicos todas las noches». No les digo nada porque se confunden mi cara, pero me reconocen."
Suárez acepta las cargadas de sus amigos: "Tenés más sexo que el protagonista, y eso que es Pablo Echarri". En El elegido interpreta a un abogado del estudio comandado por el inescrupuloso Oscar Nevares Sosa (Lito Cruz). "Mi personaje, Roberto, es soñado porque le puedo aportar un poco de comedia a esa historia donde todo es muy serio y carnal, a pesar de que es una novela con algo del realismo mágico y vuelo poético. Creo que esta historia cambió los códigos de la novela tradicional", opina, y nombra al elenco completo de la tira.
Un ritmo vertiginoso
Todas las noches, cuando regresa del teatro, su mujer lo espera con la cena y luego de conversar un rato estudia la letra para el día siguiente hasta las 2 de la mañana. "El actor puede mantener este ritmo porque sabe que esto dura un tiempo. Entonces, se prepara física y emocionalmente."
A las 6 de la tarde, emprende ese trayecto que dura casi una hora desde Martínez hasta la avenida Corrientes, pero que está sujeto a cortes, piquetes y accidentes que demoran aún más el periplo. "Hace poco hubo un incendio y estaba cortada Viamonte. Le pedí a un policía que me dejara entrar de contramano. Y el año pasado llegaba tarde a la función. Tuve que estacionar el auto no sé dónde. Llovía y corrí diez cuadras hasta el teatro."
Suárez se baja del auto con su compañero infatigable: "Los actores, como todos los trabajadores, llevamos siempre a cuestas nuestro bolso". Lo esperan algunos mates en su camarín decorado con fotos de Chaplin, Buster Keaton y Los Tres Chiflados. Atrás quedó el infiel de Roberto, ahora es el turno de la ternura de Schultz.

La Nacion

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