Cuando le acercaron el libro de La Patria equivocada, adaptación de la obra del escritor Dalmiro Sáenz, todavía era la nieta de Mirtha Legrand. Era la joven y bella heredera de la diva de los almuerzos que daba sus primeros pasos en la actuación y aún no había ostentado un protagónico en cine.
En televisión, sólo había sido la figura principal en dos capítulos del unitario Mujeres Asesinas, pero aún no había sido la Malparida, aquel personaje que el año pasado la puso en la cima del éxito.Sin embargo, Carlos Galettini, el director de ese proyecto que se gestó en 2008 para ser estrenada en 2010, como un homenaje al Bicentenario, y que tras muchos contratiempos está a punto de ver la luz, puso toda su confianza en ella. No le dieron un papel importante. Le dieron dos. Juanita Viale sería Clara y Clarita. Dos generaciones de mujeres de la historia argentina.
Así las cosas, supo desde un primer momento que le esperaba un arduo trabajo y se sumergió en la búsqueda de esas dos Claras. La primera es morocha, vive su adultez en la primera década de 1800. Sufre las invasiones inglesas y también ve nacer la Patria con la independencia. Pertenece a una clase acomodada de la incipiente sociedad argentina o de los vestigios del decadente virreinato. Tiene un hijo y cae en la desgracia. La segunda, es la nieta de la primera. Clarita nace rubia, pero en la desolación de la pobreza plebeya, en una argentina marcadamente dividida. El destino quiere que un hombre de alcurnia quede prendado de sus ojos y la convierta en su dama. "Estos personajes tienen curvas inversas: Clarita pasa de tener educación, comida y ropa a la miseria máxima. La otra Clarita nace no teniendo nada y después logra cambiar su situación. Son dos personajes muy fuertes, con mucha personalidad y mucha creencia", explicó la actriz al diario LA NACION, cuando todavía estaba en rodaje.
Es una actriz muy inteligente. Fue un trabajo de dos meses con Adrián Navarro que también cambia de edad. Encontraron las vivencias, cómo caminan, cómo hablan. Trabajamos mucho la voz, el sonido. A mí me resultó muy lindo trabajar con Juana porque es muy dúctil, dispuesta siempre a sacrificar todo lo que tenga que sacrificar, los horarios. Me gusta mucho como está”, aseguró, y destacó su humildad y generosidad para con los compañeros: “Es una persona sensacional, es una chica que si había que hacer mate lo hacía ella y cebaba para todos”.
Galettini conocía las virtudes de Viale por sus participaciones en la televisión y el bien logrado papel en la película La viuda de los jueves, que le valió una buena crítica en su momento. Por el contrario, amén del éxito de la telenovela Malparida, su actuación no fue tan bien recibida en general. El cineasta no comparte en absoluto la crítica: “Malparida me gustó mucho. Es un personaje más cercano a ella. Pero en televisión no se trabaja mucho con el director. Yo como director puedo decir que Juanita es una excelente arcilla para modelar”, dijo en su defensa.
“Yo le facilitaba vivencias de la investigación que hicimos, le acerqué mucho material, y se sorprendía con las historias de mujeres que defendían fortines, que luchaban, que iban detrás de los ejércitos. Se deleitaba con todo eso que investigamos, y como es una muchacha inteligente después expresaba perfectamente esas imágenes”, concluyó el director
La Patria equivocada debería haberse estrenado en 2010, en el marco de los festejos del Bicentenario, pero ese objetivo no pudo concretarse. “Hubo varias dificultades, y ahora no tenemos salas. Pero esperamos que en septiembre llegue a los cines locales”, explicó Galettini desde San Luis, donde se realizó el pre estreno del film y gran parte del rodaje. “El público de acá respondió maravillosamente. Se rieron, se conmovieron. Lo disfrutaron y por eso estamos muy contentos”, comentó feliz y con algo de alivio en la voz.
La palabra de Juanita queda, por el momento, en suspenso. La pérdida de su hijo en mayo pasado la sumió en una profunda tristeza y silencio del que no puede recuperarse, y el escándalo amoroso del que fue protagonista la alejó de manera determinante de los medios de comunicación. Habrá que esperar que las lágrimas se sequen, que recobre el entusiasmo de aquella joven esquiva de los flashes pero amiga del trabajo, para escuchar su sentir sobre este gran paso en su carrera actoral.
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