Esperanza (Lali Espósito) decide que es momento de reactivar la investigación por la muerte de su madre adoptiva.
La Madre Superiora (Ana María Picchio) apoya su iniciativa y le entrega el DVD que contiene información sensible, que involucra directamente a los dueños de la fábrica.
Pero el camino hacia la verdad parece tener demasiados escollos: apenas la joven novicia sale del convento, un “motochorro” le arrebata su cartera, llevándose consigo la única prueba incriminatoria. Mientras el padre Tomás (Mariano Martínez) –testigo de la escena- intenta recuperar las pertenencias de Esperanza, a ella le llega el dato de un contador vinculado a la fábrica, que puede tener información fehaciente del caso.
El hombre en cuestión frecuenta todas las noches un mismo bar. Y hacia allí se dirigirá nuestra heroína, con un total “cambio de look”: abandona momentáneamente el hábito y el velo para lucir un escotado vestido negro y un maquillaje muy audaz. Cree que así podrá acercarse mejor a su informante. ¡Pero también corre el riesgo de ser descubierta por el padre Tomás!
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