“El elegido”. La tira protagonizada por Echarri y Krum se despidió ayer a puro misticismo, lejos de los lugares comunes.
La Humanidad celebra un nuevo paso hacia su futuro”, escribe el líder de la Logia de los buenos. Como objetivo a lograr al final de la novela es mucho más ambicioso, sin duda, que una sencilla boda entre dos que se aman, final casi sagrado para el género.
Pero así fue esta historia: ambiciosa, compleja, superadora, rupturista.
El elegido terminó anoche, por Telefe, con un par de escenas que dieron sentido al título y destino al personaje encarnado por Pablo Echarri, quien también ofició de productor junto a Martín Seefeld y Ronnie Amendolara. Andrés Bilbao (Echarri), aquel abogado brillante y poco escrupuloso de los comienzos de la tira, fue el encargado de encontrar el “regüe”, tras un viaje alucinógeno conducido por un chamán en pleno sur argentino.
El tótem de los pueblos originarios sólo tenía que juntarse con la estrella de la Logia milenaria comandada por Logroñeses (Daniel Fanego) para abrir ese luminoso futuro de hermandad para todos los humanos. Así es que, después de haber absorbido la energía del protectora del regüe y entregárselo a sus legítimos dueños, Andrés puede esmerarse en su escena de amor con su compañera incondicional, Mariana Estévez (Paola Krum), breve y hermosa.
Qué pasó, en tanto, con el villano, Oscar Nevares Sosa (Lito Cruz) y con Verónica San Martín (Leticia Bredice), personajes oscuros y tan fundamentales para esta tira como los propios protagonistas: Oscar va perdiendo de a poco la razón, primero ante el suicidio de su hijo, David (Luciano Cáceres), y luego ante la cercanía del fracaso de su idea mesiánica de un mundo bajo sus pies. Gracias a la brillante pluma de Adriana Lorenzón y Gustavo Belatti, terminará preso y loco, rodeado por los fantasmas de todos sus muertos.
Pero antes, hubo tiempo para momentos de la más pura acción, con el asesinato de Logroñeses, el secuestro de Alma (Maite Lanata), el rescate de la niña por cuenta y cargo de Andrés y Santiago Mercado (Martín Seefeld), el intento de Verónica de matar a Mariana, y hasta el asesinato de Verónica nada menos que por su protector, Oscar Nevares Sosa.
Y al fin llegó el enfrentamiento de Oscar y su antiguo discípulo, Andrés. “Mil veces soñé con matarte, pero vos sabés que no somos lo mismo”, le dice el abogado redimido. Sin justicia por mano propia, y con un gran componente místico, el triunfo, finalmente, fue de los buenos.
Seis meses después, según señaló el impreso, Alma –la niña autista que ya habla-, Andrés (ahora nombrado juez) y Mariana embarazada conforman una familia feliz. El resto de los personajes también va encontrando su camino, muchas veces con dolor, y a pesar de todo. Y el estudio Nevares Sosa ahora es de Greta (Mónica Antonópulos) “y asociados”.
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