El miércoles estrenan Camino Negro en Mar del Plata.

El actor cuenta que la idea de hacer la comedia surgió de Rodolfo Ranni en Herederos de una venganza, y confiesa que le pide consejos a Adrián Suar. La ex de Fito Páez dice que rechaza ofertas para hacer tira porque le quita energía.

El actor cuenta que la idea de hacer la comedia surgió de Rodolfo Ranni en Herederos de una venganza, y confiesa que le pide consejos a Adrián Suar. La ex de Fito Páez dice que rechaza ofertas para hacer tira porque le quita energía.
Por más que esté mirando el mar mientras charla con PERFIL, Luciano Castro aún siente el cansancio por las grabaciones de Herederos de una venganza (El Trece), que terminaron hace diez días. “El último mes y medio realmente lo padecí: trabajaba 14 horas diarias, después de grabar seguía con los ensayos. Estaba hecho polvo. Ya sabía que me iba a sentir así. No hay excusas. Estoy feliz con mi elección”, afirma el actor luego de finalizar otro ensayo de Camino Negro en el Teatro Roxy de Mar del Plata, obra que dirige Rodolfo Ranni y que debutará el 14 de diciembre.
“El espectáculo surgió saliendo de Pol-ka. El ‘Tano’ me preguntó (imita la voz de Ranni): ‘Luciano, ¿tenés ganas de hacer teatro del bueno? ¿Leíste Camino Negro?’. Le contesté que no. Al otro día me la trajo y me encantó. ‘¿Querés que la hagamos?’ ‘¿Te gusta la Richi?’ (vuelve a imitar la voz del director), me tiró. Realmente me asombré, hasta me consultó qué me parecía Romina. Ni lo dudé. Y acá estamos”, dice el actor que regresa a las tablas de La Feliz luego de la versión ad hoc de Valientes. “Es mi ciudad, me re-cabe. Mi familia pasa casi la mitad del año acá, mis abuelos descansan seguido, y tengo mis amigos. Vengo más pensando en las olas que en la obra. Es una vergüenza que lo diga, pero lo pienso, me gusta surfear”, asegura. Y vuelve al trabajo: “Rodolfo eligió que vengamos. Tiene muchas temporadas en el lomo, y pensó que puede andar muy bien. Yo sigo sus órdenes. Tan simple como eso”.
En la comedia, Castro interpreta a un camionero de una distribuidora que se enreda con la gerenta de la empresa (Richi) en medio de una gomería del Camino Negro. “Mi personaje se llama Pereyra. Y para caracterizarlo tomé de referencia a mi cuñado, que es camionero. No es poca cosa. Además le agregue cosas de mi personalidad, mías, que me facilitan el trabajo. Y sí, el físico también me ayuda”, confiesa el ganador del Martín Fierro por su rol protagónico en Lalola.
—¿Como vivís este espectáculo a diferencia de “Valientes”?
—Tengo nervios y ansiedad. Es mucha más responsabilidad. Fui convocado por Rodolfo, que es el gestor de la idea, el único que hizo la versión original, y le tengo que responder a la persona que es mi amigo, compañero, y que confió en mí. Es una obra de mucho texto donde con Romina no nos bajamos del escenario. Valientes era más vodevil, quizá nos dabamos el lujo de agregar algún chiste. Era un capítulo de la tele llevado al teatro. Acá no se puede hacer, está todo basado en los guiones.
—¿Hacer temporada cierra económicamente el año?
—No vine por la guita a Mar del Plata. Vengo de hacer un año de Herederos... Estar en prime time no es poca cosa, se siente sobre uno y por suerte nos fue súper bien. Por eso, lo último que necesito es pensar en la guita.
“Cuando termine la temporada me iré de vacaciones con mi novia, si no sale un viaje nos quedaremos en casa descansando. No me hace falta irme para relajarme”, cuenta Luciano Castro, pareja de Sabrina Rojas, noviazgo que comenzó cuando ambos compartieron la temporada de Valientes. “Ella está acá al lado mío en estos momentos. Como estuvo siempre y nunca se fue”, contesta, reafirmando el amor y desmintiendo a las revistas que daban por terminada la relación por un posible affaire del actor con Romina Gaetani: “No tengo nada que explicarle a nadie. Tengo la tranquilidad y bien en claro que la amo, la elijo, ella me ama y me elige. Somos una buena pareja, está acompañándome ahora, eligiéndome. Los demás que hagan y digan lo que quieran”.
—¿Cuánto incide en la pareja estar muchas horas fuera de casa?
—Nada. El tiempo que compartimos es menos pero se disfruta muchísimo. Aparte tenemos más posibilidades de proponer cosas, organizar cenas, compartir, planear viajes, etc. Aprovechamos el tiempo al máximo.
—¿Seguís en Pol-ka en 2012?
—Tengo contrato por dos años más, aunque no voy a hacer tele. Tengo pensado hacer una obra en teatro independiente donde no importa un carajo la guita, si viene gente o no. Se llama El pequeño circo de los hermanos Suárez. Una bizarreada que nació del coco de un amigo. ¡El mejor placer es hacer teatro con amigos! También en mayo voy a filmar La vida del 5 de Talleres de Remedios de Escalada. Es un gusto trabajar en la empresa.
—¿Que relación tenés con Adrián Suar?
—No tengo manager ni representante, y que él mismo deje de ser jefe para tirarme un centro, darme un consejo, que le pueda consultar cosas que me ofrecen y que me diga “está bueno” o “no lo hagas” es fundamental. Me da una mano enorme siempre.
—¿Son amigos?
—Y... son muchos años. Nunca me tiró una mala. Cuando estaba empezando me dijo: “Tenés que esperar”. Todo lo que me cantó después sucedió. Es un tipo que sabe mucho de televisión y que lo demuestra día a día. Cómo no iba a creer en él o consultarle teniéndolo a mano.
—¿Cómo tomás que muchos actores pongan la política en primer plano?
—No, ni opino. Son decisiones personales de los colegas. Lo que sí digo es que quizá soy mucho más político que los que están levantando bandera. A la política la discuto en casa. Con la exposición que tengo no me expondría nunca políticamente, bajo ningún punto de vista.
Luego de entrevistar a Castro vía telefónica, este medio continuó con Romina Richi, co-protagonista de Camino Negro, comedia que producen Darío Arellano y Carlos Bacchi. Sobre el escenario, la actriz encarna a Teresa, la gerente que se involucra con el personaje de Castro.
—Tengo nervios y ansiedad. Es mucha más responsabilidad. Fui convocado por Rodolfo, que es el gestor de la idea, el único que hizo la versión original, y le tengo que responder a la persona que es mi amigo, compañero, y que confió en mí. Es una obra de mucho texto donde con Romina no nos bajamos del escenario. Valientes era más vodevil, quizá nos dabamos el lujo de agregar algún chiste. Era un capítulo de la tele llevado al teatro. Acá no se puede hacer, está todo basado en los guiones.
—¿Hacer temporada cierra económicamente el año?
—No vine por la guita a Mar del Plata. Vengo de hacer un año de Herederos... Estar en prime time no es poca cosa, se siente sobre uno y por suerte nos fue súper bien. Por eso, lo último que necesito es pensar en la guita.
“Cuando termine la temporada me iré de vacaciones con mi novia, si no sale un viaje nos quedaremos en casa descansando. No me hace falta irme para relajarme”, cuenta Luciano Castro, pareja de Sabrina Rojas, noviazgo que comenzó cuando ambos compartieron la temporada de Valientes. “Ella está acá al lado mío en estos momentos. Como estuvo siempre y nunca se fue”, contesta, reafirmando el amor y desmintiendo a las revistas que daban por terminada la relación por un posible affaire del actor con Romina Gaetani: “No tengo nada que explicarle a nadie. Tengo la tranquilidad y bien en claro que la amo, la elijo, ella me ama y me elige. Somos una buena pareja, está acompañándome ahora, eligiéndome. Los demás que hagan y digan lo que quieran”.
—¿Cuánto incide en la pareja estar muchas horas fuera de casa?
—Nada. El tiempo que compartimos es menos pero se disfruta muchísimo. Aparte tenemos más posibilidades de proponer cosas, organizar cenas, compartir, planear viajes, etc. Aprovechamos el tiempo al máximo.
—¿Seguís en Pol-ka en 2012?
—Tengo contrato por dos años más, aunque no voy a hacer tele. Tengo pensado hacer una obra en teatro independiente donde no importa un carajo la guita, si viene gente o no. Se llama El pequeño circo de los hermanos Suárez. Una bizarreada que nació del coco de un amigo. ¡El mejor placer es hacer teatro con amigos! También en mayo voy a filmar La vida del 5 de Talleres de Remedios de Escalada. Es un gusto trabajar en la empresa.
—¿Que relación tenés con Adrián Suar?
—No tengo manager ni representante, y que él mismo deje de ser jefe para tirarme un centro, darme un consejo, que le pueda consultar cosas que me ofrecen y que me diga “está bueno” o “no lo hagas” es fundamental. Me da una mano enorme siempre.
—¿Son amigos?
—Y... son muchos años. Nunca me tiró una mala. Cuando estaba empezando me dijo: “Tenés que esperar”. Todo lo que me cantó después sucedió. Es un tipo que sabe mucho de televisión y que lo demuestra día a día. Cómo no iba a creer en él o consultarle teniéndolo a mano.
—¿Cómo tomás que muchos actores pongan la política en primer plano?
—No, ni opino. Son decisiones personales de los colegas. Lo que sí digo es que quizá soy mucho más político que los que están levantando bandera. A la política la discuto en casa. Con la exposición que tengo no me expondría nunca políticamente, bajo ningún punto de vista.
Luego de entrevistar a Castro vía telefónica, este medio continuó con Romina Richi, co-protagonista de Camino Negro, comedia que producen Darío Arellano y Carlos Bacchi. Sobre el escenario, la actriz encarna a Teresa, la gerente que se involucra con el personaje de Castro.
—¿Habías hecho temporada en Mar del Plata?
—No, es la primera vez.
—¿Qué sensaciones te genera?
—No sé, ni idea porque es la primera vez.
—¿Cómo encontraste la ciudad?
—Me encanta la gente, me siento muy bien, cómoda, contenta. Me gusta curtir un tiempo en la ciudad, tan cerca de Capital.
—¿Cómo es trabajar con Castro y Ranni?
—Un placer, aprendo muchísimo. No siento que sea un trabajo, vamos para el mismo lado.
—¿Qué expectativas tenés?
—No sé, ni idea. Trabajamos para dar lo mejor y para que la gente reciba todo lo que estamos cocinando.
—¿En dónde estás parando?
—¡¿Por qué les interesa tanto eso que todos me preguntan donde estoy parando?! ¡No importa! Lo que interesa es que estamos preparando la obra.
—¿Cómo manejas tu rol de madre en MDQ?
—Nada... Teniendo todo organizado se puede.
—¿Estás con tus hijas?
—En estos momentos no. ¿Por qué? El momento más dificil es la previa. Después va a ser más relajado.
—¿Cómo está tu relación con Fito (Páez)?
—¿En qué sentido?
—¿Es una buena relación? ¿Se llevan bien?
—Yo no hablo de cómo es mi relación con Fito. No entiendo. No sé qué querés que te conteste. Son cosas mías y de Fito. Privadas. Está todo bien.
—Algo que se hizo público, que trascendió la esfera privada, fue la aparición de fotos tuyas desnuda. ¿Qué sentiste cuando las viste?
—Y... la verdad que lo mismo que siento cuando me preguntan cuestiones personales.
—¿Te molesta?
—No, no me molesta. Siento una falta de respeto, una desubicación. El periodismo se ve que está acostumbrado a esta clase de notas. Periodismo... bah, el que no investigan, el de llevarse lo que dice otra nota y no por el trabajo de actriz para que la gente sienta lo que quiero transmitir.
—Entonces, ¿te molesta tener una vida expuesta por tu trabajo?
—No. No pasa por molestarme. Te digo lo que me gustaría. Es un doble juego que no juego. Es tuyo. Yo podría usar cosas a mi favor y no lo hago (sic). Es el juego del periodismo. Juego arriba del escenario. No es la realidad.
—No, es la primera vez.
—¿Qué sensaciones te genera?
—No sé, ni idea porque es la primera vez.
—¿Cómo encontraste la ciudad?
—Me encanta la gente, me siento muy bien, cómoda, contenta. Me gusta curtir un tiempo en la ciudad, tan cerca de Capital.
—¿Cómo es trabajar con Castro y Ranni?
—Un placer, aprendo muchísimo. No siento que sea un trabajo, vamos para el mismo lado.
—¿Qué expectativas tenés?
—No sé, ni idea. Trabajamos para dar lo mejor y para que la gente reciba todo lo que estamos cocinando.
—¿En dónde estás parando?
—¡¿Por qué les interesa tanto eso que todos me preguntan donde estoy parando?! ¡No importa! Lo que interesa es que estamos preparando la obra.
—¿Cómo manejas tu rol de madre en MDQ?
—Nada... Teniendo todo organizado se puede.
—¿Estás con tus hijas?
—En estos momentos no. ¿Por qué? El momento más dificil es la previa. Después va a ser más relajado.
—¿Cómo está tu relación con Fito (Páez)?
—¿En qué sentido?
—¿Es una buena relación? ¿Se llevan bien?
—Yo no hablo de cómo es mi relación con Fito. No entiendo. No sé qué querés que te conteste. Son cosas mías y de Fito. Privadas. Está todo bien.
—Algo que se hizo público, que trascendió la esfera privada, fue la aparición de fotos tuyas desnuda. ¿Qué sentiste cuando las viste?
—Y... la verdad que lo mismo que siento cuando me preguntan cuestiones personales.
—¿Te molesta?
—No, no me molesta. Siento una falta de respeto, una desubicación. El periodismo se ve que está acostumbrado a esta clase de notas. Periodismo... bah, el que no investigan, el de llevarse lo que dice otra nota y no por el trabajo de actriz para que la gente sienta lo que quiero transmitir.
—Entonces, ¿te molesta tener una vida expuesta por tu trabajo?
—No. No pasa por molestarme. Te digo lo que me gustaría. Es un doble juego que no juego. Es tuyo. Yo podría usar cosas a mi favor y no lo hago (sic). Es el juego del periodismo. Juego arriba del escenario. No es la realidad.
“No ver a mi hijo me desespera”
—Luciano, ¿tanto trabajo repercute dentro en la familia?
—Mi familia es ajena al medio. Ellos quieren que sea buena persona, no les importa un carajo si soy bueno o malo actuando, si me critican, si gano un premio... Se preocupan si no voy a comer las pizzas de los viernes, si no hablo con mis hermanos, con mis viejos. Estar con ellos me ayuda a transitar otro camino.
—¿Y en tu función de padre?
—Vamos a pasar Año Nuevo juntos y nos quedamos unos días junto con mi novia. Cuando estoy trabajando está con la familia, no lo dejo en una guardería, me deja tranquilo. No puedo estar sin él, mi capacidad máxima son cinco o seis días sin verlo. A esa altura me empiezo a desesperar.
—¿Mateo te sigue en tus pasiones: fútbol, boxeo y surf?
—Sí juega mucho al fútbol. Cuando estamos en Mar del Plata lo único que hacemos es surfear. Nos preocupa cómo están las olas, meternos al agua, nos tiramos en la barranca con las tablas.
—Mi familia es ajena al medio. Ellos quieren que sea buena persona, no les importa un carajo si soy bueno o malo actuando, si me critican, si gano un premio... Se preocupan si no voy a comer las pizzas de los viernes, si no hablo con mis hermanos, con mis viejos. Estar con ellos me ayuda a transitar otro camino.
—¿Y en tu función de padre?
—Vamos a pasar Año Nuevo juntos y nos quedamos unos días junto con mi novia. Cuando estoy trabajando está con la familia, no lo dejo en una guardería, me deja tranquilo. No puedo estar sin él, mi capacidad máxima son cinco o seis días sin verlo. A esa altura me empiezo a desesperar.
—¿Mateo te sigue en tus pasiones: fútbol, boxeo y surf?
—Sí juega mucho al fútbol. Cuando estamos en Mar del Plata lo único que hacemos es surfear. Nos preocupa cómo están las olas, meternos al agua, nos tiramos en la barranca con las tablas.
Diario Perfil
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