Florencia Torrente estuvo en la Embajada de los Estados Unidos tramitando su visa de estudiante. Su idea es hacer un curso intensivo con certificado de preparación vocal en el Berklee College of Music por tres meses.
“Hace mucho tiempo que lo quería hacer y en diciembre pensé que ya era el momento. Mi trabajo no es constante y todos los días son distintos, y en diciembre había terminado de hacer las carteras (ver recuadro) y dije: ‘¡Me voy!’ ¿Qué voy a esperar! ¿Voy a quedarme acá mirando el techo hasta que surja algo?”, dice la hija de Araceli González.
Flor tiene 23 años, y cuando iba a la primaria, Florencia tocaba la flauta traversa y a los trece empezó clases de piano. Hace un año, formó un dúo con Nicolás Civatti, amigo de unos amigos, con el que hacen covers de jazz y R&B: él toca la guitarra y ella canta. Ya hicieron un video que se puede ver en YouTube, donde interpretan Valerie de The Zutons , tema popularizado por Amy Winehouse.
“Estaba esperando esa persona que me dijera ¿tenés ganas de hacer algo? -cuenta-. Y empezamos a ensayar, además de que me da clases de guitarra. Creo que esas cosas no pasan de casualidad sino que son causales: todo llega en el momento que tiene que llegar. El es un genio, todo lo que yo le digo que quiero cantar, él lo toca en un segundo, ¡es como una rockola!”.
Flor no sólo canta, otra de las cosas que más le gusta hacer es pintar. “A mí me gusta el arte en general. Me gusta dibujar, pintar, la música, diseñar, actuar. Me gusta expresarme de distintas maneras”, dice como un ser que no tiene la necesidad de definirse porque tiene las facilidades materiales que le permiten hacer, básicamente, lo que quiere.
“Creo que cada uno tiene que encontrar su camino -sostiene-. Creo que todas las cosas que uno hace son puntos que van sumando a lo que uno es. Si yo no hubiese hecho un curso de dibujo y de fotografía, por decirte algo, hoy no podría estar diseñando las carteras. Me parece que la búsqueda es de toda la vida, uno siempre trata de encontrarse con uno mismo... y si tengo la posibilidad de hacerlo, ¿por qué no lo voy a aprovechar? Yo necesito poder expresar lo que me pasa, ésa es mi esencia.” Lejos de las pasarelas, el modelaje pareciera que más que por gusto lo inició como legado. “Si me preguntás si quiero ser modelo toda mi vida, te digo que no. Está bueno como trabajo, pero si hago sólo eso siento que me falta algo.” Sin embargo, en su privilegiada posición social no todo es sencillo. Menos si se es alguien sensible. De hecho, estar en otro país le permite despegarse un poco de quién es. “Me gusta estar en un lugar donde no conozco a nadie, que nadie sepa quién soy, ni qué es de mi vida, ni quién es mi mamá, ni mi familia -se entusiasma Florencia-. Es como vivir en otra vida y eso me parece que está buenísimo... ¿Cómo me doy cuenta si alguien se acerca por interés? Yo soy muy perceptiva y lo siento en la piel. Me pasa que si no hay onda, no hay onda. No lo puedo pilotear, no te voy a remar la falsa ni loca, no me sale, mi cara te lo dice todo”.
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